34-"Fue un gusto follarte, Meg"

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Megan.

Los recuerdos golpearon mi mente, los dolores azotaron mi cuerpo, mi casa era un desastre por todos lados y Oliver no estaba en mi cama al despertar.

Andaba la casa con toda la pereza del mundo, ver el desorden en ella eliminaba aún más mis ánimos y ni hablar de lo lento que caminaba por los dolores. Entre a la cocina para tomar unas pastillas que cesarán mis dolores, suspire y me encogí en el mesón, observe mi celular buscando algún mensaje de Oliver; nada. No había nada de él.

Jodido sea. Ningún aviso podía dejar el idiota.

Escuché un choqué en la sala, me acerqué viendo a un tierno Aaron sobando su cabeza y rodilla. Murmuraba maldiciones e interrogativas al aire, observó la sala completa hasta llegar a posar su mirada en mí.

-¿Megan? -preguntó, achicando sus ojos. Recordé que su vista es borrosa sin sus lentes. Sin respomderle, me acerqué a paso lento a él, sonreí y toqué su delicado rostro, era tan suave.

- Hola, Aaron - le dije con emoción. Su sonrisa hizo presencia, con sus dedos apretó mi nariz y la movía de lado a lado en un acto de ternura. Luego, se alejó de mí con notable enojo, lo vi acercarse a la puerta y tratar de abrir está - ¿A dónde vas? - me interpuse cuando la abrió - No puedes salir así, no ves nada, Aaron. Y...

- Tengo derecho a irme, ¿no? - sonó brusco e irritado, en su voz se notaba una especie de molestia. Lo tomé de la muñeca para que no se vaya, me observó relajado y, luego, sacudió su brazo con fuerza y lo solté. La cabeza golpeó la pared al él dar el primer paso, vi que se tambaleó y lo sostuve hasta sentarlo en el sillón - Maldita pared, se puso en el medio -se quejó.

- ¿Estas seguro? - me burle - Arriba tengo unos lentes, te los pruebas y si ves bien con ellos, puedes quedartelos e irte.

Bufo, rodó los ojos y asintió.

¿Yo era tan molesta? No entendía el porqué de su comportamiento conmigo, no le hice nada malo en todo este tiempo y me trata como si fuera su peor enemigo.

Realmente ignoraba su molestia, en cualquier momento se le va a pasar, ¿no?

- Caminas muy lento - se me adelantó en los escalones, chocando su hombro con el mío.

- Perdona, hice ejercicio ayer - mentí, aun no quería decirle a nadie de lo sucedido con Oliver. Oí su pesadez al respirar y el cómo abrió la puerta con furia.

Jodido sea, le estoy haciendo un gran favor de que no sea atropellado en la calle y me paga con su grosera actitud. ¿Que le hice? Obviamente que nada, no soy culpable de lo que le sucede y menos estuve involucrada.

- Toma - se los entregué con enfado, dándole un poco de su carácter. Cuando los tomó, le di la espalda para que se vaya, me daba igual que tal veua con ellos. Ya me irritó su actitud.

Ninguna pisada, ninguna puerta siendo cerrada; simplemente un silencio acompañado de unas leves respiraciones.

Sentí una mano en mi cadera,  después de un largo tiempi, medio sonreí y la eliminé de inmediato, lo enfrenté con los brazos cruzados y una cara molesta.

- ¿Qué? - dije irritada. Puto, que guapo se ve con aquellos lentes, me derretirá en cualquier instante y más con esa sonrisa que cargaba.

- Maldita seas, Megan - dijo dándome un corto beso en los labios, huyó de mi habitación y yo quedé embobada tocando mis labios.

- Jodido seas, Aaron - dije para mí misma riendo.

*

Toqué la puerta varias veces, llevaba como dos minutos afuera y nadie se dignaba abrirla; estaba desesperada por saber si realmente estaba aquí y deseaba que fuera una broma.

La Obsesión Del NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora