Megan
Las chicas ya se fueron, al igual que Aaron, después que lo abraze no dejó de mirarme hasta llovió y no le importó.
Sino fuera por la lluvia estaríamos aún afuera, mirándonos sin pestañear.
Son las once y treinta de la noche, desde que me mude a Cuba, toda mi vida a cambiado, antes en Canadá era difícil conseguir amigos, ahora los conseguí a ellos sin hacer ningún movimiento.
Ellos son los mejores, aunque las chicas pueden ser un grano en el trasero. Son muy diferentes.
Escuchó como tocan mi ventana, me asomo y encuentro a un tierno Oliver mojado.
La abro y lo dejo pasar. Sonríe al verme, por mi lado me sonrojo.
- Te extrañe tanto, linda- dice, me sonrojo más - Roja - dice burlon.
- ¿Roja? - preguntó, aunque ya se por que.
- Sí, ese será tu apodo, ya que te pongo roja.
- Ay no - miento, cruzandome de brazos.
- Ay sí - afirma - Y te ves tan tierna cuando lo haces. Sonrió.
- ¿Por que viniste? - preguntó.
- Pues... te extrañe tanto y quise venir a verte, rojita.- Pudiste haber esperado hasta que pasará la lluvia.
- Por mí puede haber un tsunami y vendré a verte, roja - río nerviosa.
- ¿Esperaras a que pasé?
- No - contesta simple - Dormiré aquí, junto a ti, roja.
¿Conmigo?
No... que va, es con tu abuela.
- Se que estoy mojado, pero mis boxers no - empieza a quitarse la ropa, observo cada movimiento que hace.
Su abdomen bien trabajado a mi vista, se ve tan sexy sin camisa, esos cuadritos, ese pecho tan fuerte, ese obligó...
Ay niña, ya lo violaste.
Exagerada.
- Sigue viendo, roja - dice - Por que todo esto - se señala de arriba a bajó - Es solo tuyo -me guiña un ojo.
Muerdo mi labio al ver como se quita el pantalón, en mi mente todo pasa a cámara lenta, su boxers negro, sus lindas piernas, su hermoso trasero, mierda, esté hombre va a matarme de tanta lindura.
- Prometo no follarte - dice, hace señas para que me acueste en mi cama, junto a él.
A pasos lentos voy y me acuesto, le doy la espalda, siento su brazo en mi cintura, su respiración en mi cuello.
- Me gustas, roja - dice. Esas palabras hacen latir mi corazón, mi estómago rugir.
- Me gustas, Oliver -digo.
Si, me di cuenta que me gusta, por todo lo que siento cuando estoy con él. Aunque sigo en duda.
- Se que prometí no follarte, pero...joder, verte en esa pijama tan sexy hace que muera de deseo - río nerviosa.
Comienza a besar mi cuello, de una manera lenta y apasionada, cada beso me hace cosquillas.
- ¿Puedo tocarte un seno? - susurra, que directo es.
- ¿Por que no me follas y ya? - me atrevo a preguntar.
- Sé que quiero, pero apenas nos conocemos, este no es el momento, roja - susurra - Además quiero que sea especial, no en tu habitación, ¿Eres Virgen?
- Sí - escondo mi cara en mis manos por la vergüenza, él las quita y me mira a los ojos, con un brillo especial.
- No tengas vergüenza, roja, ser Virgen es lo mejor - me sonríe.
- Está bien.
- Ahora respondeme, si es un no, no te preocupes, no me enojare ni nada, entiendo que no te agradaría eso.
- No - contestó, la verdad es que no quiero, él dijo que apenas lo conozco y eso sería raro, muy raro.
- Esta bien, roja - me da un cortó beso en los labios - Que descanses y sueñes conmigo.
- Igual - digo - Solo que no hemos apagado la luz.
- Yo voy - la apaga, vuelve a colocar su brazo en mi cintura - No te asustes si algo crece - dice, río.
Esto es genial, pasar una noche con el chico que te gusta es tan maravilloso.
Él me gusta, yo le gustó, nos gustamos. Adoro esto, es tan genial. Aunque sigo en duda.
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La Obsesión Del Nerd
De Todo- Yo...- duré segundos pronunciando la 'o'. Suspiré. - Siento cosas por ti, Meg. Y no son pocas - giró su cabeza para no verme, suspiré y bajé mi mirada. - Aarón, no puedes, no debes sentir cosas por mí... - Ya es tarde, Meg. Ya lo hago y desde que...