CAPÍTULO 11: "ELLA NO ES LO QUE CREES QUE ES"

134 14 1
                                    

Natasha Polovna esperaba a Julia en la oficina hacía más de media hora, pero a ella poco le importó la visita, principalmente porque no quería perder a Elena de vista, sabía que la pelirroja podía desaparecer de la casa en menos de un segundo y cada vez que así lo quisiera. Tenía miedo. Miedo de perderla. Miedo de que Elena se escapara y no regresara.

-Rodion dijo que habías ido a dar un paseo... -Comentó Polovna, estirando sus largas piernas en uno de los sillones de la mesa de conferencias.

-Quería echar un vistazo a la seguridad exterior... -Julia lanzó una fugaz mirada a Elena, que se había acercado a la ventana. Apenas había dicho una palabra desde que se habían besado, así que, por lo visto, ninguna de las dos tenía la menor intención de disculparse por ello o poner alguna excusa. Sin embargo, unos momentos más de su mutua admiración y ella hubiera necesitado más que una buena excusa.

-Es de alta tecnología... -Dijo Natasha, fulminando con la mirada a la pelirroja. Ella había visto el beso y no le había caído muy en gracia-, Chejov quiere acercarse a mostrarte algunas fotos de Etienne DeVore para ver si tú, o alguien de la casa, lo reconocen... -Miró fijamente a Elena. Respiró profundamente, tenía que calmarse porque de lo contrario terminaría arrojando a la pelirroja por la ventana. ¡Sí! Tres pisos y ya no quedaría nada de su esbelta figura. Sonrió con malicia-, Por lo visto, este tipo tiene algunas órdenes de arresto pendientes por robo o por ser sospechoso de lo mismo en ocho países...

-¿Han dicho qué ocurrió? -Preguntó Elena en voz queda, sin moverse.

Los tacones de Polovna golpearon el suelo.

-¿Entonces lo conocías? ¡Maravilloso! Esto es una convención de ladrones habituales. ¿Sacamos unas bebidas y unos aperitivos y convocamos a los demás ladrones que integran la lista de la Interpol?

-¡Basta Natasha! -Dijo Julia, atenta aún a Elena mientras se preguntaba cuántos países podrían tener órdenes de arresto en relación a sus actividades nocturnas-, Eran amigos...

-Maravilloso... -Repitió la abogada-, No, no sé qué ocurrió. Imagino que Chejov dispondrá de más información después de la autopsia...

-Etienne me llamó el jueves, después del allanamiento. Me advirtió que me mantuviera al margen de este trabajo y parecía bastante molesto de que yo hubiera estado en el mismo lugar. Si le oyó la persona con quien estaba trabajando, entonces... -Tomó aire, enderezó los hombros y caminó hacia Julia-, Entonces puede que le hayan matado por hablar...

-Elena... -Julia se ofreció a abrazarla, pero ella negó con la cabeza.

-Él no habría sido un blanco fácil para un extraño...

-¿Tenía él algún colega?

Lena le lanzó una fugaz sonrisa.

-Nadie en especial, le gustaba trabajar directamente con el cliente...

-¿Estás completamente segura de que fue él quien se llevó la estatua y colocó los explosivos? -Preguntó Natasha.

Sus ojos perdieron el enfoque, como si estuviera pensando en algo distante, y Elena medio volvió a sonreír. Era una expresión triste y solitaria, y Julia se agarró al respaldo de la silla para evitar acercarse a ella otra vez.

-Aunque no me hubiera llamado y lo hubiera prácticamente admitido, ya le había dicho a Julia que los ladrones del calibre de Etienne podían contarse con los dedos de una mano... -Dijo-, Me gustaría ver las grabaciones de vigilancia de la zona norte de los jardines...

-Lo haremos antes de marcharnos... -Dijo Julia.

-¿Y adónde nos vamos? -Inquirió Polovna.

Elena resopló.

LADRONA DE CORAZONES [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora