CAPÍTULO 3: "QUIERO HABLAR CON ELLA"

171 15 1
                                    

Natasha Polovna colgó su teléfono móvil.

-En la compañía de seguridad confirman que no enviaron a nadie a comprobar la seguridad...

Julia, sentada a su lado en el asiento trasero de la limosina, dejó escapar el aliento. Había abrigado la esperanza de que la escurridiza señorita Galina hubiera estado diciendo la verdad.

-¿Y Maslov tenía familia?

-Padres y una hermana mayor. Hay un asesor de Bezopasnost'-Verakov allí con ellos...

-Hazle llegar mis condolencias y ve si necesitan alguna otra cosa...

-Señorita la policía no nos permitirá el acceso a la casa... -Dijo el chofer aminorando la velocidad.

-Pasa por en medio, no van a prohibirme la entrada... -Julia miró a la abogada-, Quiero que se vayan, encárgate de eso...

-Sí, bueno, me ocuparé, pero, asumiendo que esta madrugada alguien ha intentado matarte, te sugiero que dejes que la policía haga su trabajo...

-No en mi casa...

-Está bien... -Sonrió coquetamente-, Haré lo que pueda...

Atravesaron las rejas, que estaban custodiadas por un par de oficiales. Julia mantuvo los ojos fijos en la casa mientras cruzaban el exuberante jardín y llegaban al camino curvo en la parte delantera. Muebles, cortinas y alfombras destrozadas yacían esparcidas al borde de los adoquines, amontonados junto a figuritas y cuadros colocados de forma más cuidadosa. Los de la aseguradora ya estaban allí, haciendo un recuento, examinando objetos de arte y envolviendo las piezas más delicadas en mantas de fieltro y colocándolas en cajas para su almacenaje y protección, todo bajo la atenta vigilancia de más policías.

-Un par de ventanas reventadas... -Comentó Polovna, inclinándose al otro lado de Julia para echar un vistazo-, Y tejas ennegrecidas, aparte de eso, no tiene tan mala pinta desde fuera...

Pero cuando otro oficial uniformado abrió la puerta del auto, se detuvieron en seco. Julia hizo una mueca de dolor al enderezarse.

-Deberías ver el interior... -Farfulló, mientras empezaba a subir los escalones de entrada. Los bloques de granito seguían aún cubiertos con lonas, equipamiento y grupos del personal de emergencias que bebían café en sus tazas de porcelana.

-¿Señorita Volkova? -El oficial a su espalda le alcanzó a paso enérgico-, Señorita, el edificio no ha sido despejado todavía...

-A mí me parece bastante vacío... -Replicó Julia, observando los montones en que se apilaban sus pertenencias desparramadas por el jardín.

-Quiero decir, despejado por el equipo de artificieros. Han terminado con el sótano y las dos primeras plantas, pero no con la tercera y el ático...

-Entonces, haga que me notifiquen si alguna cosa tiene aspecto de estallar...

-Julia... -Le advirtió Polovna-, están de nuestra parte...

Julia frunció el ceño. Después de la muerte de su padre había acondicionado la casa para disponer de comodidad y privacidad, un lugar al escapar de las cámaras que siempre parecían estar acosándole a la espera de algún desliz. Y debía admitir que sin la presencia de la policía, los periodistas posiblemente estarían saltando los muros en ese momento. Se dio la vuelta, y miró al oficial que aún les seguía de cerca.

-¿Cómo se llama?

-Yuri Kírov...

-Puede acompañarnos siempre y cuando no se ponga en medio...

LADRONA DE CORAZONES [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora