CAPÍTULO 15: "¿DEMASIADA PARANOIA?"

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-Buenos días, señorita Volkova. Espero que no le moleste que haya entrado sin permiso, pero su guardia de seguridad dijo que estaba usted aquí... -El detective Chejov atravesó las amplias puertas dobles de acceso al garaje.

Con una maldición Julia metió apresuradamente otra vez la estatua en la estera y se dio media vuelta. "¡¿Qué carajos se cree éste detective de pacotilla?!" Elena se había puesto blanca como la pared, sus manos se cerraron con tanta fuerza que podía ver los tendones de sus nudillos. Julia tomó una de sus manos y mantuvo con éxito una serena expresión en su rostro y sus ojos.

-Detective Chejov, pensaba que nos encontraríamos más tarde en el despacho de Polovna...

-Sí, pero se me ocurrió que se sentiría más cómoda aquí. Además, he visto cómo conduce cuando está enfadada, y no quería poner a los ciudadanos en peligro... -Sus penetrantes ojos oscuros contemplaron con detenimiento el par de batas, dos pares de pies descalzos y el modo en que las manos de Julia y de Elena se rozaban.

Julia asintió, manteniendo una fría sonrisa levemente irritada en la cara. Sabía que Chejov las había visto tocarse y era consciente de que de ahí en adelante las acciones de Elena repercutirían en ella y viceversa. Y teniendo en cuenta lo que había en el bolso, ambas estaban hasta el cuello de problemas.

-En realidad, detective, creo que estaríamos más cómodas en la cocina... -Dijo-, Si le parece bien...

-¿La oferta viene acompañada de un café?

-Así es...

A primera vista no había nada en las cosas de Elena que indicaran que eran herramientas de un ladrón, pero Chejov ya tenía sus dudas acerca de su historia. Y, sorprendentemente, lo primero en lo que pensó Julia fue en protegerla... incluso con la estatua en su auto. "¡Maldita sea!" Tenía ganas de darle un puñetazo a algo, pero en vez de eso terminó de sacar el bolso y la maleta rígida del maletero.

-¿Sería tan amable de concedernos unos minutos para vestirnos?

El detective se encogió de hombros.

-Claro. ¿Necesita ayuda para llevar eso?

-No, me parece que nos las podemos arreglar muy bien... -Elena había recobrado la capacidad de hablar y ahora parecía sosegada e impasible como de costumbre. Tan impasible como una ladrona y embustera profesional-, Solamente estoy trasladando algunas de mis... cosas personales... -Prosiguió.

-Claro, ésta mañana he leído en el periódico que están saliendo... -Chejov dio un paso atrás cuando Julia se cargó el bolso al hombro-, Podrían haberlo mencionado ayer. Y si me permite que le pregunte, señorita Katina... -Continuó el detective mientras caminaba detrás de ellos-, ¿De dónde está trasladando sus pertenencias personales? Es decir, la busqué en el ordenador pero no aparecía un lugar de residencia, ni siquiera una licencia de conducir...

"¡Estupendo! Probablemente su auto también era robado". Julia no estaba segura de si estaba más furiosa con ella o consigo misma por haber sido engañada. "Y ahora oculta pruebas -y criminales, al parecer- a la policía". Estaba furiosa y todo porque no podía librarse de su obsesión por una mujer que ya había admitido que no paraba de mentir.

-Vivía en Vancouver, me alojaba en casa de un amigo, llegué hace apenas dos semanas... -Respondió con una pequeña mueca-, No se ofenda, pero prefiero mantener en privado la dirección, no quiero que mi amigo se vea hostigado por la policía...

-¿Pero no tiene alguna residencia personal? -Insistió-, ¿Un lugar en dónde ya esté establecida aquí en la ciudad?

-No, desde que llegué estuve varios días hospedada en un hotel. Además, me resulta más sencillo no hacerlo... Establecerme, quiero decir...

LADRONA DE CORAZONES [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora