CAPÍTULO 29: "NUESTRO TRATO HA TERMINADO"

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Justo después del anochecer, Julia salió del garaje con Elena a su lado. El BMW apenas había sido conducido antes de ese momento, pero éste viró con bastante facilidad, y tuvo la satisfacción de volver a sentir el rugido del motor. El tráfico en Londres era bastante ligero. Julia no podía evitar su repentina impaciencia, aun cuando no creía que Meridien intentara una posible confrontación. Para ser justos, Harold no era de los que se dejaba llevar por el pánico, él iba ser brusco, motivo por el cual Julia había guardado una pistola Glock del 30 en su cartera. No debería tener una pistola y si la descubrían con ella o mucho menos usándola, tendría muchos problemas. Esto, no obstante, no era una reunión de negocios con un posible socio, y no estaba dispuesto a ir desprevenida. Aparcaron al doblar la esquina de la casa de Meridien. Era un vecindario tranquilo, habitado en su mayoría por parejas jubiladas, que habían envejecido con las casas que los rodeaban.

-¿Es ésta? -Preguntó Elena cuando llegaron a la esquina.

-Sí...

-¿En qué piso vive?

-Posee toda la planta baja, a Harold no le gustan las escaleras...

Elena siguió mirando fijamente la torre de pisos.

-En la planta baja y podría estar esperándote... -Meditó-, Yo digo que entremos por la ventana de atrás...

-Yo voy a entrar por la puerta principal...

-De acuerdo, tú ve por delante y yo iré por detrás... -Masculló-, Quizá encuentre la estatua...

-Elena, no quiero que infrinjas la ley...

-Eres tú quien infringe la ley... -Dijo, dándole un toquecito a su bolso-, Yo te ayudo...

-¡Diermo! A veces me das miedo porque lo ves todo...

Elena frunció el ceño y arrojó la cartera al asiento trasero.

-No cambies de tema, este tipo te ha robado...

-¿Qué pasa con eso de "la venganza es un plato que se sirve frío"?

-¡Olvídalo! Te recuerdo que un camión ha intentado matarnos... -Masculló enojada-, Ahora quiero respuestas...

Julia suspiró y alentó a la pelirroja a que bajara del auto. Caminaron unos metros en completo silencio.

-Elena... -Le cogió la mano cuando ella se disponía a atravesar el seto más próximo-, Tú también intentabas robarme...

-Sí, pero nunca fingí ser tu amiga mientras lo hacía... -Cargada con su maletín.

Y pensar que se decía que no había un código de honor entre ladrones. La siguió por el estrecho callejón hasta la parte trasera de la casa. Las luces estaban encendidas, y Julia pudo oír a lo lejos la voz de Meridien, el hombre hablaba por teléfono, lo cual mantendría toda su atención.

Elena probó la puerta trasera. Estaba cerrada con llave.

-Dame un par de minutos... -Susurró mientras sacaba un cable de cobre del bolsillo-, Luego haz tanto ruido como quieras en la parte delantera...

No era así como Julia quería jugar, pero ella tenía razón. Seguramente Lena podría hallar más respuestas a su modo de las que ella pudiera sonsacarle a Harold por la fuerza. Se inclinó para rozarle los labios con los suyos.

-Ten cuidado...

Elena sonrió abiertamente.

-Tú también...

Julia observó hasta que ella abrió lentamente la puerta y entró, acto seguido se dirigió hacia la parte delantera de la casa. No esperó los dos minutos, porque no le agradaba la idea de que Lena estuviera sola allí dentro. Dio un paso atrás y golpeó la puerta con el pie. Ésta vibró y se abrió con un crujido, rompiéndose uno de sus goznes. La retiró a un lado, y entró al recibidor.

LADRONA DE CORAZONES [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora