CAPÍTULO 18: "¡QUIERO UN ABOGADO!"

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El Detective Frank Chejov se mantuvo en silencio mientras miraba la grabación del garaje, incluyendo las imágenes de Julia y Lena hurgando en el maletero del SLK y hablando, momentos después, con el detective. Elena tragó saliva, y se quedó cerca de la puerta aguardando las inevitables acusaciones y la tentativa de arresto. Una cosa era segura... si pretendían llevarla a la cárcel, iba a hacerlos correr y sudar para conseguirlo.

Natasha tampoco articuló palabra, pero los sonidos y miradas de reproche que emitía decían a las claras que comprendía el significado de las batas y las manos entrelazadas. "¡Diermo! Probablemente le encantaría verme pudrirme en prisión de por vida". Naturalmente, si había sido ella quien había orquestado todo aquello, la quería muerta, no sólo en prisión. Hmm... ¿Tenían las chicas Play Boy conocimientos sobre granadas de mano?

-Está bien... -Dijo finalmente el detective, y se acomodó en su asiento-, Dispuso de cuatro minutos para ocultar la estatua. Podría haber colocado las granadas en cualquier momento después de eso... a menos que fueran más de una persona...

-No lo creo... -Dijo con desgana, deseando poseer algo de la actitud indolente de su padre hacia los demás como para poder mantener la boca cerrada.

-¿Por qué no? -Preguntó Julia.

-Parece que el plan era cerciorarse de que yo parecía culpable para después acabar conmigo... -Respondió.

-Dante Partino lleva diez años trabajando con nosotras... -Dijo Natasha a Julia, aunque la expresión de su rostro era adusta-, ¿Estás segura de esto?

-Señorita Polovna, estoy lo bastante seguro como para pedirle que venga a la comisaría para hacerle algunas preguntas... -Dijo Chejov, levantándose.

-Sigo queriendo estar allí cuando hable con él... -Declaró Julia al tiempo que salían del cuarto de vigilancia.

Lena agarró a Julia del brazo cuando Natasha, Chejov y Karev se dirigieron de nuevo al piso de arriba. Podía oír cómo Chejov le advertía a Karev que no hablara con nadie de lo que había escuchado.

-Vi a la policía sacar un plato roto con algo del pasillo que lleva a mi habitación. ¿Qué era?

-Fresas con crema...

-Qué lástima, son mis preferidas... -Dijo deslizando las manos por el cabello de la morena, para luego besarla.

Los brazos de Julia no tardaron ni un segundo en rodearla y apretarla contra su cuerpo. La adrenalina se disparó y las recorrió de nuevo, esta vez grata y eléctrica, y acompañada de la considerable ayuda de la excitación.

-Gracias... -Murmuró la pelirroja contra su boca.

Julia la hizo retroceder, apretándola entre la pared y ella. Con sus labios y lengua besó la base de su mandíbula bajo su oreja, Elena gimió. Sus manos se escurrieron bajo su camisa, ascendiendo por su espalda mientras Lena capturaba nuevamente su boca.

-Julia, ¿vienes? -Preguntó Polovna desde las escaleras.

-Casi... -Murmuró, bajando los brazos con manifiesta reticencia-, Sí... -Dijo en voz más alta.

-¿Estás segura de que quieres ir a la comisaría? -Preguntó Elena, mordisqueando su oreja-, Me siento muy agradecida en este preciso momento...

Julia gimió cuando ella enredó los dedos en su oscuro cabello.

-Tengo una idea... -Sugirió en un susurro-, Vayamos en la limusina, así podremos disfrutar el trayecto en el asiento de atrás...

A pesar del destino, se sentía tentada.

LADRONA DE CORAZONES [tATu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora