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Hice lo mismo que todos los días. Salí del colegio, fui a mi casa, almorcé, me cambié el uniforme y fui a la plaza. Hoy estaba con bronca, estaba enojado. No se por qué pero me había enojado el hecho de que metan al chico este, Daniel. Era insoportable pero no tenía nada que ver con esto.
-¿Qué onda, Wosi? -me saludó Gero-.
-Vos ni me hables, no entiendo por qué metes a personas que nada que ver.
-¿Personas que nada que ver? Digo, no cualquiera se mete a defenderte en este tipo de cosas -habló con ironía-. No se que son con ese chico ni me interesa pero sirve, nos sirve a todos para usarlo en tu contra.
-¿Por qué? No es nadie importante.
-Podríamos usar a tu mamá en tu contra entonces.
Mi mandíbula se tensó y apreté mis puños, no podía golpearlo antes de que llegara cámara o sería sancionado.
-Cerrá el culo, hijo de puta -le grité enojado mientras él se iba riendo-.
Lo peor que hice fue meterme en esto.
Mi mamá estaba muy enferma, demasiado, y no teníamos plata para pagar los trámites, los medicamentos, la hospitalización y todo lo que necesitaba.
El mismo día en el que le diagnosticaron a mi mamá, salí a dar unas vueltas y me encontré a unos pibes, me hablaron "preocupados" por verme llorar y ese mismo día me llevaron a la plaza de las peleas. Me dijeron que me desahogue con golpes y que me iban a pagar con eso. Así fue la primer semana, a partir de la segunda semana ya me extorsionaban con hacerle algo a mi mamá. Sabían todo, de mi y de ella.
No podía salir de esto por más que quisiese. Era mi vida o la de mi mamá y ni en pedo abandonaba a mi vieja.
