capítulo seis

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DANI


-No me dejen mucho tiempo solito -les pedí con un puchero-

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-No me dejen mucho tiempo solito -les pedí con un puchero-.

-Sisi, como digas -respondió Mateo y se llevó a Manu-.

Bien, ¿Ahora qué hago? Estoy solo en la casa de un desconocido, en una joda en la que la droga pasa como aire. Qué divertido.

Nótese el sarcasmo.

Recorrí toda la casa con mi mirada. Era linda, no era una casa enorme ni una casa chica. Había poca gente comparando con otras fiestas que se han hecho acá.

Luego de memorizar cada rincón de la casa me lamenté por venir acá. Vine por Mateo y Manuel y era obvio que iban a estar juntos, si tan solo me pagaran por ser tonto.

Agarré mi celular y mandé un mensaje al grupo que tenemos con Teo y Manu avisando que me iba. Empezaba a incomodarme que me miren tanto.

Guardé mi celular en el bolsillo de mi campera y empecé a caminar hacia la salida.

-Permiso -hablé amable pero aún así la persona ni de inmutó-. Disculpe, permiso -y seguía quieto-. ¿Me está escuchando? Le estoy pidiendo permiso para pasar, ¿Tan difícil? -le grité enojado-.

-Calmate un poco -rió-. Estas un poco enojado por lo que veo.

-Istis in pici inijidi pir li qui vi -le hice burla-. ¿Me dejas pasar, Oliva?

-Me das ternura, Ribba.

-Y vos me das asco, permiso. -traté de empujarlo un poco, realmente me quería ir-.

-Sabes que no te creo.

-No me importa si me crees o no -le grité cansado-. Dejame irme, Valentín.

-¿Por qué tan apurado?

Enojado lo empujé y salí de aquella casa. Una vez afuera traté de respirar lo mejor que pude, el humo del porro me estaba ahogando.

Empecé a toser y a tomar bocanadas de aire.

-Eu, ¿Todo bien? -me preguntó Oliva sobando mi espalda-.

Rodeé los ojos y seguí en lo mío. Este chico era insoportable.

-Dani, me estás preocupando.

-Salí de acá -saqué su brazo de mi espalda y empecé a caminar a mi casa-.

Me faltaban unas dos cuadras para llegar cuando sentí como me tironeaban del brazo. Asustado me di vuelta encontrándome con dos señores, al instante los reconocí, eran pibes de la plaza.

-¿Qué quieren? -pregunté asustado-.

-A vos te queremos -respondió uno-.

¿A mi?

-Salí de acá, pelotudo -apareció Valentín agitado por lo que supuse que había corrido hasta acá-.

CURSO (wosani) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora