capítulo siete

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DANI

Abrí los ojos por el sol pegándome en la cara y bufé frustrado al ver la hora

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Abrí los ojos por el sol pegándome en la cara y bufé frustrado al ver la hora. Era demasiado temprano.

Me giré en la cama y me acordé que no estaba solo. Sí, Valentín se había quedado a dormir.

Después de lo qué paso hubo una mini pelea en la que tuve que intervenir. Valentín estaba lastimado, no tanto como los otros pero lo estaba y sumándole la hora le ofrecí quedarse y tampoco se resistió mucho.

Llevé mi vista hacia el rostro de Valentín y me sorprendí. Era la primera vez que lo veía relajado, sin la mandíbula tensa o burlándose de algo o alguien. Tenía el pelo despeinado y su boca entreabierta.

Me daba un poco de pena que le de el resplandor directo en los ojos pero no quería levantarme a cerrar las cortinas. Aunque por un poco de rencoroso no lo hice.

-¿Qué hora es? -preguntó con la voz ronca-.

-Hora de que dejes de ser tan raro.

¿Será buen momento para preguntarle como hacía para verse lindo mientras dormía?

No Dani, no.

Arrugó el ceño y después susurró un "Ahh" al entender a lo que me refería.

-Esa gente es peligrosa y te conocieron gracias a mi, supongo que quise ayudarte.

-Gracias pero creo que no necesito tu ayuda. Una sola vez me "metí" en esa ronda y ya me buscan quinientos tipos para vaya a saber qué, no entiendo nada.

-Ni lo vas a entender, Daniel -tensó la mandíbula y se sentó en la cama poniéndose las zapatillas-. Me voy a mi casa, espero que te cuides.

-Como digas.

Se dio vuelta y me señaló con el dedo índice.

-Esto no es una joda, Daniel.

Y se fue, dejándome con mil preguntas en la cabeza como el día en que lo conocí.

HORAS ANTES

-Salí de acá, pelotudo.

-Calmate -le dije poniendo mi mano en su pecho. No le convenía meterse en más quilombos-.

Ignorándome, como siempre, sacó mí mano de su pecho y me empujó levemente mientras gritaba un

"Alejate, Daniel, no te metas en esto"

A lo que yo muy enojado le respondí

"Vos me metiste en esto"

Y al escuchar la risa del contrincante, se le tiró encima a partirlo. Hice todo para separarlos pero solo se alejó cuando lo vió, inconsciente y con sangre cubriendo todo su rostro.

-¡¿Qué hiciste, Valentín?! -le grité horrorizado-.

No respondió. Miró al chico tirado en el piso, sus manos y después me miró con pánico.

No quiso hacer eso.

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