No te contaron mal

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Si hay algo que odio del día siguiente de una buena fiesta, es el dolor de cabeza que se siente debido a la resaca. Aquella lejana mañana no fue la excepción; la noche anterior había sido un vórtice de emociones.

Esa noche terminé con mi novio, y ahora ni siquiera sé porque lo hice.

Steve es su nombre, es un hombre apuesto, caballeroso, amable, sincero y cero pretencioso. Se podría decir que es el mejor hombre del mundo, y no creo estar exagerando. Nunca me faltó al respeto, nunca hizo algo que yo no quisiera, nunca me engaño ni mintió en nada, siempre me quiso y consintió. Me lo dio todo y yo tomé todo aquello a manos llenas. No había limite, porque sabía que él me amaba. Pero terminé con él y podría decir que fue porque es demasiado perfecto y me molestaba, pero no es perfecto. Como todo ser humano tiene sus defectos, es muy ingenuo a veces, muy torpe otras (en especial si tiene algún aparato tecnológico en las manos), un tanto soñador y, quizás, un tanto estricto consigo mismo. Y no, tampoco terminé con él por esos defectos, porque, seamos honestos, son soportables.

—Fue tu putería —Me dijo mi amiga, Tasha Stark, esa mañana, mientras yo me sobaba las sienes y escuchaba como la aspirina hacia efervescencia en el vaso de agua frente a mí sobre la isla de mi cocina.

Natasha Stark es la hija del mejor amigo de mi tía Peggy. Mi tía ha fungido como una madre para mí desde que me mudé a Estados Unidos, es decir, desde que tenía seis años y desde esa edad conozco a Toni (como solemos decirle a Natasha). Desde entonces, compartimos muchas cosas, desde clases, hasta amigos. Eso sí, nunca parejas. Teníamos un código que estipulaba nunca salir con el ex de la otra, así que a pesar de las ganas que yo la había tenido a algunos de sus novios y viceversa, jamás nos metimos con ellos. O eso creía, hasta esa mañana.

—Ash, cállate, sólo quiero probar otros horizontes—respondí.

—No, si no digo que no hagas de tu culo un papalote... pero no tenías que ser así con Steve.

Rodeé los ojos e hice oídos sordos, al tiempo que me tomaba el vaso de agua con la aspirina ya disuelta. Toni siempre se había llevado bien con Steve, bueno, casi. Cuando se conocieron no se soportaban, se peleaban todo el tiempo y fue gracias a ello que, tratando de mediar, comencé yo a tratar con él. Si Toni sentía algo oculto por Steve o no, se lo perdió, porque se lo gané. Nuestro noviazgo obligó a Toni a convivir con él más y de pronto, un día, los encontré riendo en la cafetería de la universidad. Así que no me sorprendió que se molestara un poco por la manera en la que terminé con él.

—¿Preferías que siguiera engañándolo?

Toni suspiró y negó.

Yo llevaba unos meses saliendo con alguien más a escondidas. ¿Por qué? Porque me pareció atractivo y tenía algo que Steve no, sonará muy mal, pero el dinero siempre es importante. Steve jamás me había llevado a un cine VIP o a una cena en un restaurante exclusivo. Quería vivir eso, así que conseguí a alguien que pudiera dármelo. Tuve que elegir, supongo.

—Creo que te equivocaste —me dijo Toni y yo me encogí de hombros.

— Él aún me quiere, si le pido perdón seguramente...

—¡Déjalo en paz!

Su grito me horadó los tímpanos y disparó un tanto más mi dolor de cabeza.

—¡¿Qué te pasa?! —le dije furiosa —. Desde ayer estas muy rara.

Toni bufó y desvió la vista. Aquel día le había presentado a mi amante y desde el momento uno me miró con reproche. Estábamos comiendo los tres cuando me llegó una llamada de Steve. Él me dijo sobre la fiesta de esa noche en casa de Natasha (otra Natasha), su amiga. "Te amo" me dijo él cuando se despidió. "También te amo" contesté yo y nada más colgar besé al otro riéndome por mi travesura. Fue como si aquello derramara el odre de Toni, se levantó de la mesa haciendo tintinear los cubiertos y, tras echarme una mirada furibunda, se marchó. No fue la única, mi amante me exigió terminar con ese "estorbo de novio" o no me llevaría a Paris en el verano.

Stony Series Vol. 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora