BNHA: Amor entre las adversidades

3 Am

Me gustaria, por favor, que de ahora en adelante leyerais esta historia con mayor seriedad.

Mi intención no es hacer una comedia, sino un fan fic romantico y de acción.

(Evitad las malinterpretaciones).

Gracias.

.

Un sobresalto, un presentimiento, un susto, una pesadilla...

Lo que fuera.

Pero se habia despertado.

Miró el destartalado reloj de muñeca que se habia quitado para dormir.

"3 Am"

-Joder...- susurró Bakugou en medio de la semi oscuridad.

Se frotó los ojos.

Lagrimas.

¿Que cojones había soñado?

¿Pesadillas?

¿Él?

Imposible.

Sudaba mucho y se notaba acalorado.

Al poner sus palmas sobre sus mejillas constató que desprendían un embriagador calor durante la fresca noche.

Se enjugó el sudor del cuello y la frente.

Repentinamente una imagen de Toga asaltó su silenciosa discordia que fue generando una preocupación muy estresante.

Se tapó los ojos con una mano mientras transpiraba con dificultad.

Su respiración agitada se calmó.

Bien.

No, mal.

Ahora tendría que pensar con racionalidad en vez de dejarlo todo a uno de sus pequeños arrastres de ira con los que despachaba cuestiones que no tenía ganas de plantearse.

Controló que Shoji siguiera durmiendo, lo cual no le quedó muy claro pues sus brazos tapaban su cara.

Pero bueno, solo se notaban los movimientos ritmicos de respiración y estos mismos sonidos.

Se quedó sentado observando el cielo de la noche a traves de la ventana.

"¿Donde estas...?" Pensó.

Sabía perfectamente que había altas probabilidades de que se encontrara ella también en el edificio, en un celda como todos los demas.

Pero prefería no pensar en ello.

Prefería pensar que debido a su singularidad, podría haberse escapado de todo.

Eso esperaba con total sinceridad.

Dio un largo y profundo suspiro y procedió a lavantarse para salir bajo el frio y silencioso panorama nocturno.

Iba descalzo sobre la fresca tierra, en manga corta y con unos pantalones cortos.

Pero a él le daba igual el frio.

Tan ensimismado en sus pensamientos, que ni la recalcante percepción de que sus pies se enfriaban con cada paso que daba, lograba hacer que volviera, al menos, a ponerse un calzado.

Andaba sin rumbo, a paso lento, mirando al suelo.

Reflexionaba sobre lo que hoy mismo sucedería unas horas más tarde.

Debería volver a la cama, dormir era muy necesario y de nada valdría que mañana estuviera cansado, por trasnochar.

Pero constantes pensamiento negativos llenaban su cabeza (más de lo que solía).