Quebranta huesos (Kirimina) Parte 2

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No se esperaba menos de una bestía tan fuerte.

La pierna calló con el peso de una roca, pero con el filo de mil dagas.

Los brazos de Mina emitieron un terrible crujido.

Los huesos atrvesaron sus extremidades, la piel se desgarró, las heridas infligidas anteriormente se conectaron con los nuevos surcos.

Toda la piel desgarrada.

Los huesos se habían enganchado en sus brazos.

Ashido estaba por vomitar o desmayarse.

Un dolor inhumano.

Terrible.

Insoportable.

Pero por Kirishima sería capaz de soportar hasta las peores torturas.

Le reconfortaba saber que no estaba siendo una dulce doncella de delicados pies y cuerpo de porcelana.

Si tenía que perder la vida, lo haría.

Pero jamás podría reprocharse el no haber luchado por aquello que más amaba.

Jamás.

Sus manos empezaron a generar ácido.

Los huesos se destrozaban, pero había demasiados.

Demasiados que ya atravesaban sus brazos de lado a lado.

Se puede decir que no estaba pensando con la cebeza.

No pensaba.

Sentia.

Sentia con el corazón.

Luchaba con todo lo que tenía.

Con sus rasgados musculos, con su destrozado estado animico.

No era momento de pensar.

Ya no.

-No te resistas por favor, no soy la clase de villano que hace sufrir a la gente inecesariamente, dejame que acabe contigo para que dejes de sufrir...- Honewooru notó una presión levantar su pierna con una fuerza que ni se esperaba, ni podía controlar.

El era fuerte.

.

Pero Ashido mucho más.

.

Del impulso rodó hacia atrás un par de veces.

Al erguirse, miro a Ashido que se sostenía firme sobre sus piernas.

Algo había cambiado.

A simple vista.

Los cuernos de ashido se habían vuelto mucho más grandes y voluminosos.

Su mirada de parpados entrecerrados que lo miraban sin perderlo de vista, denotaba ira, rabia, venganza.

Transpiraba con dificultad y perdía incontables centilitros de sangre a cada segundo que pasaba.

Fue una rapida y sutil solución lo que aplicó.

De las heridas empezó a surgir esa masa plastificada que había usado antes.

Poco a poco dejó de sangrar.

"Se ha unido los ligamentos con un producto que ella misma puede generar..." pensó Honewooru esbozando una sonrisa de preocupación.

Sus ojos relucieron con interes.

Ashido se irguió, recta, firme... y cerró los ojos.

"Dragon toxico"

BNHA: Amor entre las adversidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora