CAPÍTULO 2

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Al llegar al restaurante, los tres chicos escogieron una mesa que quedaba al rincón del local para poder tener un poco más de privacidad

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Al llegar al restaurante, los tres chicos escogieron una mesa que quedaba al rincón del local para poder tener un poco más de privacidad.
Tomaron asiento y esperaron unos minutos para ser atendidos por una mesera. Sushi fue lo que pidieron al final, y un plato de "okonomiyaki" cada uno. También 3 vasos de jugo para acompañar.
Mientras esperaban el pedido, Gun tomó su celular y le envió un mensaje a su novio.
"Llegaré un poco más tarde. Si tienes sueño, sólo acuéstate a dormir"
Deja su celular en la mesa y se dirige a Saint.
-¿Y bien? ¿De qué quieres hablar con nosotros?-. Preguntó ansioso.
-Sí. Me he dado cuenta que has estado muy cabizbajo en estos días-. Añadió Mean.
Sin rodeos, Saint habla.
-Pienso terminar con Perth-.
-¡¿Qué?!-.
Esa exclamación que ambos amigos dijeron a coro, casi hicieron que la mesera dejara caer la bandeja con el pedido.
Y es que lo que Saint dijo, era algo que ninguno de ellos se esperaba. Los últimos dos años, ellos se veían una pareja demasiado fortalecida.
Esperaron a que la mesera repartiera la comida para seguir la conversación. La chica se fue y Gun retomó.
-¿Qué pasó? Quiero decir, se veían muy enamorados-.
Saint tomó un sorbo de su jugo y continuó.
-Siento que él no está comprometido con nuestra relación-.
-¿A qué te refieres?-. Preguntó Mean mientras tomaba un roll y llevárselo a la boca.
-Al principio, cuando comenzamos, estaba de acuerdo en tener una relación más discreta. Eso no me molestaba en absoluto, pero ya han pasado dos años y él sigue comportándose como si estuviera soltero-.
-¿Podrías ser un poco más claro?-. Dice Mean.
-Cuando salimos a comer o a alguna actividad, siempre hay chicas que le coquetean y algunas hasta piden su ID LINE. Y él sencillamente se los da. Ni siquiera les advierte que está en una relación. No le pido que grite a los cuatro vientos que está con un hombre, sólo le pido que piense en mí, en cómo me siento cuando pasan ese tipo de cosas-.
-¿Y le has hablado de esta situación? ¿Le has dicho lo que sientes?-. Pregunta Gulf.
-La verdad es que no. Creo que él debería darse cuenta solo-.
Mean suelta una sonrisa un poco irónica ante la respuesta de Saint que, para él, sonaba un tanto ilusa.
-¿Cómo puedes pensar así? Si tú no hablas con él sobre lo que te pasa, él pensará que todo está bien y que puede seguir así. No tiene una bolita de cristal como para saber lo que tienes en tu mente-.
-A veces pienso que no le importa lo que me pasa. Hace un par de días tuvimos una discusión. Tomó sus cosas y se fue. No me ha llamado desde entonces. No sé que está haciendo ahora o con quien está-.
-Oh, no te preocupes por eso. Mark me envió un mensaje diciéndome que estaría con Perth. Iban a estudiar porque tenían un examen esta tarde-. Respondió Gun para calmar a su amigo.
-Ya veo-. Dice Saint desanimado.
-Debes hablar con él. Tienen que resolver esto-.
Mean intenta animar a su amigo, pero no resulta.
-La verdad es que no creo que sirva de mucho. Lo amo, pero primero debo pensar en mí. Y necesito darme un tiempo-.
Estuvieron mucho tiempo conversando hasta que la luz del sol se fue. Era momento de marcharse. Saint levanta la mano para pedir la cuenta y se acerca un joven de tez blanca, pelo negro, y muy atractivo. Tenía una peculiaridad que llamó la atención de Saint; sus cejas eran un tanto gruesas. Aún así, lo hacía ver muy bien. Por su aspecto, se podría calcular que era un poco mayor a los tres chicos en la mesa.
-Disculpa, la mesera que te atendió fue a tomar otro pedido, así que te traigo la cuenta yo. Espero no te moleste-.
-No, para nada, P'...-.
-Zee. Me llamo, Zee-. Dijo el chico.
Cuando terminaron de pagar la cuenta. El chico le pasó la boleta a Saint en su mano. Se despidieron agradeciendo la comida y se fueron.
Gun, llegó a casa a eso de las nueve de la noche, después de haber llevado a sus amigos a sus respectivos hogares.
-¡Mark! ¡Amor, ya llegué!-. Gritó Gun.
No hubo ninguna respuesta. Buscó por todos lados pero no encontró a Mark. Tomó su celular y lo llamó.
-¿Aló?-.
-¿Dónde estás? Yo ya estoy en casa-.
-Estoy con Perth, llego en un par de horas-.
-Está bien. Cuídate-.
Gun supuso que Perth estaría contándole a Mark la misma historia que Saint le había contado a él. No había razón para preocuparse, simplemente se cambió el uniforme y se acostó porque estaba demasiado cansado. En un par de minutos, se había quedado completamente dormido.
Mark llegó a eso de las doce de la noche. Se imaginaba que Gun estaría completamente dormido, por lo que maldijo a su mejor amigo por haberlo retrasado.
Dejó su mochila en el sillón y se apresuró al cuarto. Se acercó a Gun y lo besó tiernamente en la frente.
-Bebé, ya llegué-. Le susurró en el oído.
Con pereza, Gun abre los ojos.
-Hmmm... ¿qué hora es?-.
-Las doce. Lamento la demora-. Le dijo depositando un beso en los labios.
-No te preocupes. Ve a ducharte para que te acuestes-.
-Prefiero hacer otra cosa-.
Se acercó al oído de Gun mordiendo el lóbulo, despertando un poco las emociones del chico mayor, pero había algo que molestó un poco a Gun.
-Estuviste tomando. Sabes que no me gusta hacerlo cuando estás bebido. Mejor ve a bañarte-.
-Sólo me siento un poco mareado, pero nada más. Además, ayer no lo hicimos-.
-Ve a bañarte, quiero seguir durmiendo-. Gun le respondió mientras se volteaba dándole la espalda a su novio.
-Está bien-.
Se levantó y se dirigió al baño, y en tiempo récord ya estaba al lado de su chico.
Cuando Gun lo sintió acostarse a su lado, se giró para buscar su pecho y acomodar su cabeza. En ese momento, levantó su vista y con voz muy baja dijo:
-Prometo que mañana haremos lo que quieras-.
-¿Promesa?-. Dijo Mark
-Sí, es una promesa. Ahora duerme-.
Luego de esa pequeña conversación, Gun se acomodó y se quedó completamente dormido.
A la mañana siguiente, Mark despertó primero gracias a la alarma de su celular. Saca su brazo de la cintura de Gun para voltearse y apagarla.
Cuando se disponía a levantarse, Gun se gira y lo atrapa rodeando la cintura del chico menor.
-Quédate un rato más-. Dice Gun con tono de súplica.
-Tengo clases-.
-¿Es importante?-.
Mark lo mira para darle una respuesta.
-La verdad es que no, puedo faltar, pero...-, en cosa de segundos, Mark estaba encima de Gun buscando sus labios, -sólo si me dejas hacer lo que me prometiste-.
-Pero es muy temprano. Aún tengo sueño-.
-Conque tienes sueño, ¿eh?-. Dijo con una sonrisa perversa en sus labios.
La lujuria y el deseo en Mark habían despertado, por lo que inició una estrategia para despertar a su novio.
Deslizó su mano derecha hacia la entrepierna de Gun y comenzó a acariciarla suavemente.
Gun no pudo evitar soltar un gemido mientras cerraba los ojos, dejándose llevar por las caricias de Mark, mientras este besaba su delgado cuello.
Inconscientemente, Gun mordió sus labios en señal de satisfacción. Su miembro estaba despertando lentamente anhelando las caricias de su dueño.
Gun sentía todo tipo de sentimientos en su interior que lo llenaba, como si fueran una tormenta que arrasaba cada parte de su ser.
Mark seguía acariciando su miembro, mientras que el hombre que tenía bajo su cuerpo, se retorcía de placer.
-Mark.. Ya voy a...-.
-No, aún no, bebé-.
-Mark, por favor...-. Dijo con su voz entrecortada y con tono de súplica.
En ese instante, Mark reemplazó su mano por su boca.
Era un juego que le encantaba hacer. Después de dos años, para él era una acción erótica saborear el líquido de su hombre, por lo que no le causaba ni asco, ni vergüenza.
Gun lo sabía, así que dejaba que hiciera lo que quisiera. Aunque también hay ocasiones en que el chico mayor saboreaba una parte de su novio.
-Mark... No...Ahh... no resisto...-. Dijo con voz jadeante.
Sin respuesta, su novio siguió con su acción hasta lograr el cometido.
Luego, levantó su cabeza hasta llegar a los labios de Gun para besarlo suavemente, al mismo tiempo que comenzó a quitar los bóxers de su novio. Por su parte, Gun se quitó la sudadera y quedó completamente desnudo, a merced de Mark.
Normalmente, Mark duerme sólo con bóxers, así que no demoró en desnudarse para comenzar con su segundo asalto.
Mientras se conectaban con un beso, Gun lentamente abrió sus piernas para que Mark pudiera acomodarse.
Los roces de ambos miembros hicieron que Gun volviera a despertar, por lo que su cuerpo necesitaba con urgencia ser poseído.
-Ya... quiero...-. Dijo entre gemidos.
-Sabía que me lo pedirías-.
Estiró su brazo para alcanzar un lubricante del velador. Derramó un poco en su palma y envolvió su miembro. Acto siguiente, abrió un poco más las piernas de Gun y comenzó a penetrarlo lentamente.
Gun comenzó a sentir el miembro caliente de su novio en su interior y el placer aumentó rápidamente en su cuerpo.
Aferrado al cuerpo de su novio, Gun comenzó a sentir las embestidas, soltando gemidos entrecortados que luego serían aprisionados por la boca de Mark.
Mark amaba escuchar los gemidos de su novio mientras lo llenaba con placer y adrenalina. Era una droga que se inyectaba a través de sus venas recorriendo centímetro a centímetro su interior.
De un momento a otro, sus embestidas comenzaron a ser un poco más rudas, pero Gun estaba tan hundido en el placer que le propinaba Mark que no pudo percibirlo, hasta que sintió un líquido caliente en su trasero, pero no era semen.
-¡Ay!-. Exclamó Gun.
Mark no se percató del dolor de su novio y continúo dando sus embestidas hasta que llegaron juntos al clímax.
-Mark... duele...-. Dijo mientras soltaba una lágrima en sus ojos.
-¿Qué?-. Mark contestó erróneamente gracias a su respiración acelerada. Miró hacia la zona donde estaban conectados y se percató que las sábanas estaban manchadas con sangre.
Había hecho sangrar a Gun un par de veces, pero no al nivel que estaba viendo. Tampoco lo había hecho llorar de dolor, ni siquiera en la primera vez. Era algo que Mark procuraba no hacer.
Pero esta vez...
-P'Gun... yo..-. Dijo totalmente asombrado.
-Mark... duele...-. Volvió a insistir.
-Espera, me retiraré-.
Al sacar su miembro del cuerpo de Gun, se acercó a él y besó su frente mientras le hablaba.
-Lo siento, cariño... lo siento mucho...-.
Lo abrazó con fuerza mientras se disculpaba continuamente.
-No me muevas. Me duele mucho-.
-Tengo que llevarte al hospital, ¿puedes caminar?-. Preguntó Mark con preocupación.
-Déjame un rato aquí-.
-Nos iremos a duchar y luego te llevo al hospital-.
Gun no dijo nada, simplemente dejó caer algunas lágrimas. El dolor era inmenso, no obstante eso no es lo que más le aquejaba, sino que el hecho de que era la primera vez que Mark actuaba así.
Era un hecho de que Mark había cambiado. Algo pasó con él.
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