Juro Quererte [Jeonghan]

21

—¿Hablas en serio? —sus ojos estaban llenos de ilusión.

—Yo.... —suspiró. —No puedo hacer esto. —dicho esto, salió del departamento del mayor..

Sejeong se encontraba confundida, ¿qué había hecho?

—Oh, Sejeong que bueno que te encuentro. —era Dino. —¿Todo en orden? —la examinó con la mirada.

—Sí, sólo.... necesitaba algo de aire. —dijo ella.

—¿Estás segura? ¿Quieres que llame a un doctor? —la miró preocupado.

—Todo en orden, ¿querías decirme algo? —acomodó su ropa.

—Hansol me llamó desde la empresa, dijo que no atendías tu celular; tiene unas cosas que hacer y no podrá llamarte porque olvidó su celular. Me pidió avisarte que no llegaría temprano. —explicó.

—Oh, ya veo... —intentó parecer sorprendida.

—¿Segura que te sientes bien? —alzó una ceja.

—Sí, sólo..... —comenzó a decir.

—Sejeong. —Jeonghan salió del departamento, logró ver a Dino. —Buenos días. —le dijo.

—Buenos días Hyung. —dijo el más joven. —Creo que deberíamos llamar a un doctor, Sejeong no se siente bien. —le susurró.

—Ya te dije que estoy bien. —suspiró.

—Anda, vayamos al departamento. —dijo Jeonghan sonriendo.

—Voy en un momento. —dijo sin mirarlo.

—Como digas. —levantó sus manos.

—Debo irme, que pasen lindo día. —dijo Chan haciendo una reverencia, dicho esto se fue.

—Vamos al departamento, linda. —dijo Jeonghan.

—¡No me llames así! —se quejó en voz baja. —¡Podrían escucharnos! —dijo molesta.

—Linda, deberías calmarte, podrían escucharnos. —dijo sonriendo.

Sejeong le dio un golpe en el brazo.

—¡Basta! —lo regañó.

—¡Oye! ¡Eso duele! —se quejó.

—No vuelvas a llamarme así. —advirtió.

—¿Cómo, linda? —le dio una sonrisa.

—¡Jeonghan! —se quejó.

—Anda, deberíamos entrar, alguien puede escucharnos. —dijo riendo.

—Hablo en serio Yoon Jeonghan. —advirtió.

Ambos se adentraron al departamento.

—Somos adultos, así que te diré lo que pienso, no estás enamorada de Vernon. —dijo sentandose en el sofá. —Por lo menos ya no.

—¿Disculpa? —cruzó sus brazos

—Crees que le debes algo, y es entendible, ayudó a tu mamá y obviamente a ti. Incluso, gracias a su bocota e insistencia, trabajas aquí. Sientes que le debes algo, y como no encuentras cosa material para pagarle, crees que lo debes amar, así que lo haces. —explicó. —Al principio fue amor, pero ahora sólo es costumbre y, aparentemente, obligación.