Capítulo 10: Un "Cerdipollipez"

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Era el último día del festival en Santa Ana, y quería ver si hoy tenía más suerte que el primer día. Estaba nublado, casi por completo. Ese gris aunque podía resultar aburrido para algunos, para mí siempre fue diferente. No todos lo comprendían, pero una suave llovizna en un día gris, se me tornaba agradable. Posiblemente aunado al hecho de que son menos comunes que cualquier otro estado del clima por aquí.

Era de tarde, y había mucha gente. El último día siempre era el mejor. El alcalde, organizaba una presentación musical con el Sistema de Orquesta. Todos lo admiran a él, un hombre grande y con la cabeza cubierta de canas. Fue elegido de aquí hace unos años, pero no recordaba su nombre. Este año habían elecciones de nuevo, aunque la verdad, nunca fui amante de la política. Pensaba que todos los políticos eran unos ladrones, y que sólo podías votar por el que robase menos.

Se acercaban dos personas, al fin tendría al primer cliente del día. O eso parecía.

—Hola, ¿Nos podrías dibujar?, queremos un lindo recuerdo de esta primera cita.

—Por supuesto, páguenme y lo hago.

—Fantástico, gracias —me pagó, y se iba a sentar a posar.

—Son catorce, amigo.

—Pero ahí dice siete.

—Es siete por persona —expliqué aunque no estaba muy seguro de que fuera así.

—Oh... Bueno, excelente, no hay problema.

Cuando comencé me di cuenta de algo. Este chico era el mismo del otro día, él que tuvo un pleito de parejas. Aunque no se veía triste con esta.

—Oye, nos hemos visto antes, ¿no? ­—inquirí.

—Sí, seguro recuerdas. Qué pésimo día.

Estaba seguro de que ella era Karol, la que habían mencionado, y por donde empezó la pelea. ¿Qué cómo lo sabía?, obviamente no por lo que dijeron la otra vez de "la de tetas enormes", para nada... o bueno, a lo mejor sí. Por cierto, Karol en verdad tenía una nariz normal.

No fue fácil con las distracciones que proporcionaba el ambiente, pero terminé en unos pocos minutos. Esperaba que esta vez no se molestaran y los rompieran.

—Muchas gracias, está genial —expresó con una gran sonrisa.

—No hay de qué, el arte es algo que...

—Mira, vamos a comer un helado —se vieron y salieron correteando de ahí.

Al cabo que ni quería que escucharan mi explicación, era algo muy profundo para ellos.

Llegaron más personas, y más, y más. Al ver cómo trabajaba se motivaron más a ser mis clientes. Y a todos se les veían contentos. Creo que no era una mala decisión después de todo. Finalicé más de diez dibujos. Ya casi ni me quedaba lápiz para otro más.

Estaba revisando mi celular, y logré detallar a otro cliente con la vista periférica.

—Hola —pronunció esa voz femenina que ya había escuchado antes.

—Buenas... —Levanté la mirada —Emily... hola.

Le sonreía, y ella a mí. Su cabello estaba hermoso ese día. La otra vez no lo vi bien, con el apuro. Esas californianas rosa le quedaban muy kawaii. Vestía una camisa negra de botones y con el logo de un restaurant. Era realmente creativo. Un cerdo tratando de comer a un pollo, que trataba de comer un pez. Y el nombre era genial, "Cerdipollipez Restaurant". Definitivamente tenía que ir un día.

Her NameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora