(Cósimo)
Una de la mañana. Mis ojos enrojecidos, arden, esclerotizaban mis pocas horas de sueño. Rodaba y giraba sobre la cama. Mi mente inquieta, no dajaba de pensar y recordarlo de nuevo. Era mi padre. Su recuerdo vivía en mí, pero sólo quería callarlo. Su fantasma avivaba mi más profundo sentimiento de dolor y alivio. Sentía su aliento muerto en mi nuca. Susurraba una y otra vez: "¿dónde estoy?". Condenado a un limbo eterno donde sólo podía estar a mis espaldas, preguntando, existiendo.
Sí, yo no lo quise, y no hice nada por ello. Probablemente él tampoco a mí, al menos nunca llegó a mí lo que esperarías de un padre. Ese amor, si existió, era silente, sigiloso y no se mostraba. Como atrapado en una caja a dos metros bajo tierra. Qué irónico. No lo culpo, tenía cosas más importantes, por las que había luchado hasta antes de yo nacer. No es justificación, pero no lo culpo. Me preguntaba si él, de alguna manera, podría escuchar mis pensamientos; y si es así, que sepa cuanto duele no haberlo conocido. Era culpa, que a pesar de todo, tantos motivos que me dio y todas las veces que deseé no verlo nunca más, sentía que yo era el responsable.
Pensaba que, como cualquiera, era una persona a la que otros habían jodido. Las relaciones nos forjan; la relación con tu madre, padre, amigos, extraños, el panadero, con el ambiente, la familia, con los árboles, hasta con el aire. La vida es un constante intercambio de elementos. El ambiente te hace cambiar y tú como individuo haces un cambio en el ambiente mismo. Esa relación es la que nos mantiene existiendo. Así, te das cuenta que importas y como tratas a alguien o a algo puede afectar tu realidad y la de ellos. No me imagino cómo sería yo, si mi vida hubiera sido diferente. ¿Sería el mismo?, ¿ Cósimo exactamente igual? No lo creo. Así como no creía que mi padre fuera realmente un villano, que durante años lo vi así. Probablemente era otra víctima más del entorno, destino, o como quieras llamarle.
La situación te hace. La situación nos hizo desconocidos, y estaba cansado de no conocer a nadie, realmente conocer.
¡Mierda!, ¿qué estoy diciendo? La mayor mierda era no poder dejar de pensar; es increíble como nuestros propios pensamientos son los que más nos joden. Tenía que liberar, dejar ir todo lo que ha estado en mi cabeza, acechándome, desde ese día.
Me levanté de la cama y me puse los zapatos. Tal vez tenía que salir un rato, cualquier cosa sería mejor que esto. Bajé las escaleras tratando de no hacer mucho ruido. Los únicos que sabrían que me fui serían los vigilantes en la entrada, y nadie más. Mi madre no necesitaba más de qué preocuparse. Tomé las llaves del auto. Mustang salió de entre las sombras y me olió los pies. Se estaba quedando en la sala. Para él era como estar libre, claro, en un campo de cerámica, mármol y concreto.
No podía llevármelo, a pesar de que me veía de esa forma. Ni siquiera yo sabía adonde iría.
Entré a un club cercano, que ya había visitado hace un tiempo. Iba con una chaqueta oscura de cuero, jeans y una gorra. El plan era entrar, tomar unos tragos, tal vez conocer a alguien que llevar a otro lado. Mis planes de copas nunca fueron tan elaborados.
Las luces de neón iluminaban todo el salón. Los cuerpos moviéndose, rozándose. Bailaban frenéticamente al ritmo de la música, sobre la larga pista. Caminé a la barra. No tenía ganas de bailar, en ese momento no. Me senté en una de esas sillas altas, con asientos que giran. Un hombre delgado y con un arete colgando de su oreja, recostado al otro lado de la barra.
—Un tequila, por favor —pedí y fue a buscarlo.
A unos metros una chica con cabello oscuro y corto. Tenía un vestido negro, que dejaba descubierta la espalda. Quería ver su rostro. Parecía hablar con alguien que tenía enfrente.
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Her Name
HumorLa aparición de una misteriosa chica en los sueños de Alex, le da un cambio a su vida en el pueblo de Santa Ana. No puede dejar de cuestionar su existencia y la gran atracción que siente por ella.