Capítulo 19: El día

18 5 2
                                    


Dos años antes...
(Jazmín)

—Están muy cool todos —confesé sobre sus dibujos.

Él sonrió amablemente, pero no soltó otra palabra. Aunque sentí que estaba un poco apenado o sonrojado por eso. Se le veía en sus ojos. Lo que decía no era mentira, en verdad me parecían geniales.

Él parecía ser muy tierno, parecía alguien en que podías confiar. No lo suficiente como para decirle: "Hola, me llamo Jazmín y vine desde lejos a buscar a mi madre que nunca conocí... también toco el piano". No.

Continuó en lo suyo, genial. Chico agradable, un poco misterioso. ¿Debía presentarme?, ¿No sería raro? Bueno, ya, tenía que dejar de molestar. La historia estaba muy buena para seguir hablando con extraños.

¿Qué si me parecía lindo?, sí. No me mataba, pero era bien, había visto peores. Mucho peores, y no tenían gafas. Los chicos con gafas son lo mejor. Este además tenía un cabello oscuro brillante muy interesante.

—Soy Jazmín, por cierto.

—¿Jazmín? —apartando la mirada de lo que hacía.

—Sí, como el té —expliqué medio sonriendo.

—Lindo, prefiero el café —esa línea era mía —Alex o Alexander, como quieras.

Su voz era profunda y bastante grave, no exagerado, pero lo suficiente para considerarla así. Sí era Alex, mi visión milimétrica nunca fallaba. Era como una bendición, eso de ser muy visual o detallista.

—¿Vienes de visita? —inquirió sin más.

No quería llegar a ese punto. Lo mejor hubiera sido no hablar, pero de todos modos lo hice.

—¿Tanto se nota que no soy de allá? —Desvié el tema.

—Bueno, es que nos conocemos entre bastantes.

—Quieres decir que si me hubieras visto antes, no me habrías olvidado, ¿no? —le dije riendo.

Él poco a poco fue sacando a la luz una pequeña sonrisa, hasta que tiró al aire unas carcajadas. Se cubría un poco la cara para hacerlo. Era un poco tierno.

—Eso no fue exactamente lo que dije —comentó pelando el diente.

—Pero era lo que querías decir —lo miré pícaramente en broma.

El que se encontraba al comienzo completamente pegado al asiento y con las piernas juntas, ahora su actitud había cambiado un poco, su cuerpo se había inclinado más hacia mí. Su gélida presencia se hacía más cálida, sólo era hielo por fuera para ocultar una llama de emociones. La psicóloga de gente extraña en lugares públicos, también era yo.

—¿Qué lees? —preguntó señalando levemente con su dedo hacia el libro que aún tenía en la mano.

—Un libro —obvio — "El amor en los tiempos del cólera".

Se lo pasé para que le echara un ojo. Se veía bastante viejo, la cubierta era gruesa y azul. El nombre estaba escrito en el centro.

—¿Te gusta? —sonsacó mientras pasaba sus dedos por todos lados.

—Lo acabo de empezar, pero sí, está bien. ¿Lees?

—No, la verdad me cuesta simplemente pensar en leer.

—Vaya...

—Sí. Lo siento —suspiraba.

—No, no, no... está bien. Hay algo para todos.

—Lo más largo que he leído es el menú de un restaurante.

—Ja, ja, ja... ¿Sí?

—Bueno, tal vez. ¿Dirías que me pierdo de mucho?

Her NameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora