Capítulo 18: Un casino

17 4 1
                                    


Cósimo estaba pálido, no temblaba de miedo, parecía tratar de retenerlo. Sus ojos no se apartaban de la fotografía. No soltaba ni una palabra. Helado como el helado.

Yo observaba y trataba de sacar algo de todo esto. Tratando de conectar las pistas, aunque sea tratar de entender más la situación y de que iba todo eso.

Puso la foto de nuevo dentro de la caja.

-Alex, ¿estás seguro de lo que estás diciendo?

-No tengo porque mentirte.

Respiró profundamente, se cubrió la cara con ambas manos. Se tomaba su claro y desordenado cabello a la vez.

-Tengo que ir a hablar con él -dijo antes de levantarse del mueble.

-¿Estás loco?

No dijo más nada, agarró su chaqueta. Yo me le crucé antes de que llegara a la puerta.

Sabía que lo que había hecho no fue lo mejor. Nunca más volvería a tomar una decisión tan estúpida como esa. Sin embargo, si Cósimo decía una sola palabra podría meterme en problemas.

-Quítate, Alex -ordenó a centímetros de mi cara.

-No puedes hacer eso.

Me veía directo a los ojos, su mirada era intensa. Emanaba algo de rabia con confusión. Él era varios centímetros más bajo que yo (medía como 1,70m.), tenía que ver hacia arriba.

-¿Qué no puedo hacer qué?

-¿Qué le vas a decir?

-Lo que pasó, lo que me dijiste.

-No sabes nada, no tienes ni puta idea.

Pareció haber recapacitado, se apoyó de la pared.

-Él no va a creer una mierda.

-No, no creo. Nadie lo haría -recalqué.

-¿No parece una sentencia de muerte o algo peligroso?

Sentencia de muerte, no sonaba lindo.

-No. Aunque no lo sé. La verdad no sé en que pensaba.

-No puedes hacer cosas así y fingir que nada pasó.

-Sólo pasó. No haré más nada por eso.

Se acercó a mi de nuevo, me miró de frente.

-Alex, lo que mínimo que puedes hacer es ayudarme. Tal vez él sabe algo sobre eso.

-Es que la manera con que fue entregado todo, fue muy extraña.

-Piensa que no es sólo por mí, sino también por tu maldita seguridad. ¿No prefieres ir a dónde la policía?

Definitivamente no me sentía seguro, en cualquier momento podía meterme en problemas. Esos hombres que el describió no se me hacían nada familiares.

-Vamos -dije en voz baja.

-Bro, esto es lo mejor.

Bajamos los dos con la caja. El elevador estaba polvoriento como de costumbre. Sonaba como lavadora industrial.

Cósimo vestía su chaqueta negra. Ambos uno al lado del otro sin decir una palabra, para él debe ser raro todo esto. Posiblemente no me creía del todo.

-Mira.

-¿Sí? -inquirió serio, era raro verlo así.

-No te lo dije antes porque parecía una locura.

Her NameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora