𝐕𝐈𝐈

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𝐕𝐈𝐈

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𝐕𝐈𝐈

𝐉𝐚𝐬𝐨𝐧

Teeht / 5SOS

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Jason soñó que estaba envuelto en cadenas y que colgaba boca abajo como un pedazo de carne. Le dolía todo: los brazos, las piernas, el pecho y la cabeza.

Sobre todo, la cabeza. Parecía un globo de agua demasiado inflado.

—Si estoy muerto —murmuró—, ¿por qué duele tanto?

—No estás muerto, mi héroe —dijo una voz de mujer—. Todavía no ha llegado tu momento. Ven, habla conmigo.

Los pensamientos de Jason abandonaron su cuerpo. Oía chillidos de monstruos, gritos de sus amigos con algunas burlas e insultos y explosiones de fuego, pero todo parecía estar pasando en otro plano de la existencia que quedaba cada vez más lejos.

Se vio en una jaula de tierra. Zarcillos de raíces y de piedra se arremolinaban entre ellos, encarcelándolo. Al otro lado de los barrotes, vio el fondo de un estanque seco, con otra espiral de tierra que crecía en el otro extremo, y encima, las maltrechas piedras rojas de una casa incendiada.

Junto a él en la jaula, había una mujer con ropa negra sentada de piernas cruzadas, con la cabeza cubierta por un manto. Apartó el velo y dejó a la vista una cara orgullosa y hermosa…, pero también endurecida por el sufrimiento.

—Hera —dijo Jason.

—Bienvenido a mi cárcel —dijo la diosa—. Hoy no morirás, Jason. Tus amigos te ayudarán… de momento.

—¿De momento? —preguntó él.

Hera señaló los zarcillos de su jaula.

—Quedan peores padecimientos — Mascullo — La tierra se agita contra nosotros.

—Sois una diosa —dijo Jason—. ¿No podéis escapar?

Hera sonrió tristemente. Su silueta empezó a brillar hasta que su resplandor llenó la jaula de una luz dolorosa. La electricidad zumbaba en el aire mientras las moléculas se desintegraban como una explosión nuclear. Jason sospechaba que si realmente hubiera estado allí en carne y hueso, se habría evaporado.

La jaula debería haber estallado en pedazos. El suelo debería haberse agrietado y la casa en ruinas debería haber quedado arrasada. Pero cuando el brillo se apagó, la celda seguía igual. Nada había cambiado fuera de los barrotes. Solo Hera parecía distinta: un poco más encorvada y cansada.

—Algunas fuerzas son superiores a los dioses —dijo—. No es fácil encerrarme. Puedo estar en muchos sitios al mismo tiempo. Pero cuando la mayor parte de mi esencia queda atrapada, se puede decir que es como un pie en una trampa para osos. No puedo escapar, y los otros dioses no pueden verme. Solo tú puedes encontrarme, y cada día que pasa me debilito más.

𝐌𝐨𝐨𝐫𝐥𝐚𝐧𝐝; Percy Jackson [#3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora