𝐗𝐈𝐈𝐈

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𝐇𝐞𝐥𝐞𝐧𝐚

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𝐇𝐞𝐥𝐞𝐧𝐚

Sinceramente, no sabía que hacer ni con mi propia vida, nunca me había sentido tan perdida, ni siquiera cuando había decidido escapar de un hogar roto debido al asesinato que yo había cometido hace tantos años.

Me mantenía en la enfermería, acostada en una de las camillas siendo cuidada por los hijos de Apolo y prácticamente toda la cabaña de Atenea, que me pedían contar lo que había sucedido, pero al mismo tiempo descansar, quería reír, pero me sentía drenada y tan muerta que apenas me era posible sonreír.

Quirón pareció notarlo, mandando a mis hermanos a su cabaña, asegurando que el me cuidaría. Will decidió quedarse unos momentos más, para verificar que no estaba empeorando.

- Helena... - Las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta, como si por primera vez no supiera como afrontar algo - No te mentiré, estás demasiado grave, tienes varios huesos rotos, dos hemorragias internas, contusiones y miles de cosas más, y aun así me falta decirte como te ves.

Yo asentí - Tengo que ir al hospital.

Will asintió.

Di un suspiro, mirando mi cuerpo vendado y enyesado, parecía una momia, y estaba seguro de que en verdad lo hacía - Estaré bien.

El rostro de Will negó de inmediato - Necesitas ir a un hospital, Helena, no me importa lo que digas, iras al hospital.

Más yo no le respondí.

Will miró a Quirón, el cual asentía a lo dicho por el capitán de la cabaña de Apolo - ¿ves? Debes ir a un hospital, y es urgente, no aceptaré una negativa, me importa una mierda lo que digas.

Solté una carcajada - Supongo que me veo peor de lo que me siento... - Will pareció preocuparse ante aquel hecho, más no dijo nada, mire a Quirón - Necesito mi celular, Quirón.

Él no me cuestionó, yendo por mi bolso en donde tenía mi celular, el cual me entregó, agradecí por no tener, aunque sea el brazo roto. El marcador rápido apareció, sin dudarlo llame al primer contacto que me apareció, haciendo aparecer aquella tonada de espera que en aquel momento me desespero.

Will se levantó, yendo a la puerta, en donde se recargo, como si me vigilará ante cualquier cosa que dijera y contradiga sus órdenes de ir a un hospital y permanecer aquí, supongo que debido a aquella personalidad me caía bien.

- ¿Bueno? - Se escucho una suave voz de mujer, parecía haber estado llorado recientemente ya que sonaba un poco ronca, no supe cuán aliviada estaba hasta que escuché aquella voz.

- Sally... - Sin desearlo, mi voz se quebró.

Quirón miró a Will, quien comprendió que debían salir, en cuanto se fueron pude hablar por fin.

- ¿Helena? Oh, mi niña - Aquel apodo me hizo temblar, mis lágrimas salieron más rápido de lo que pensé, por fin liberando un poco del incesante dolor que había mantenido oculto la última semana que me consumía, al escucharme llorar, Sally soltó un suspiro tembloroso, como si se intuyera de lo que le hablaría - Puedes venir cuando quieras, aquí estoy, querida.

𝐌𝐨𝐨𝐫𝐥𝐚𝐧𝐝; Percy Jackson [#3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora