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Jackson Corner no sabía a quién pertenecía esa voz, era un total misterio

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Jackson Corner no sabía a quién pertenecía esa voz, era un total misterio. Pero él, él era un hombre que no le agradaba andar con rodeos, y las bromas nunca calificaban como algo divertido o al menos entretenido para él.

—¿Quién carajos eres? —Pregunta con tono muy tranquilo.

—Te ví hoy golpeando a tu esposa. —Dice la grave voz, en tono frío.

—¿Y? ¿Tienes algún problema con ello? —Jackson ya comenzaba a hartarse.

—En absoluto. —Hace una pausa—, Pero, en caso de que desees algo mayor o un poco más favorable para tí, contacta al señor.

—¿El señor? ¿Cuál señor? —Al Jackson preguntar esto, la voz tras el teléfono cuelga la llamada.

<<Malditos locos>> se susurraba Jackson a sí mismo.

~~~

A la mañana siguiente, Anastasia había salido temprano al trabajo. Era cocinera en un puesto inferior dentro de un restaurante de poco renombre.

Pasó allí algunas cuantas horas, y, al culminar, ya siendo de noche, Anastasia fue la última en quedarse a recojer unas cosas en la amplia cocina, cuando, repentinamente, el teléfono del pasillo principal comenzó a sonar.

Al contestar, era Joanna Simnet.

—Hola, querida. Supuse que seguirías en tu trabajo hasta estas horas de la noche. Y, se me ocurrió que podríamos salir a beber algo al Cornal Spoob, si gustas, nos podemos ver allí en media hora. Quisiera comentarte algunas cosas sobre tu desdichada hermana.

—¡Oh! De acuerdo, nos vemos allí.

Al colgar, Anastasia toma su abrigo, y, en cuestión de minutos, sale del lugar.

Ambas jóvenes estaban sentadas en una pequeña mesa de aquél lugar, servirían buenas bebidas, había buena música en vivo, y, el ambiente lucía agradable.

—Me temo que fue muy desafortunado la forma en que encontré a la pobre e indefensa de Christina ayer por la tarde. —Comenta Joanna.

—Sí, ya nos habías comentado eso cuando llamaste. —Dice Anastasia casi secamente.

—Pero, hubo algo que no les dije. La pobre mujer me dijo que alguien la había golpeado y escupido en el rostro, creo que la jalaron por los cabellos o algo así. —Explica Joanna—, Con muy poca conciencia logró acordarse al instante, pero casi podría asegurar que es una alta probabilidad que se le haya olvidado lo acontecido minutos más tarde.

Anastasia al instante piensa en Charlie, así que, decide cambiar un poco el tema, preguntando lo siguiente:

—¿Y, desde cuando te preocupas tanto por Christina?

—¡Oh, querida! Tu pregunta me resulta un tanto desagradable, incita a la idea de que yo soy una mujer desalmada y carente de bondad alguna. —Expresa Joanna.

—Oh, no. Lo lamento. Es que, —Anastasia piensa un poco más, y luego continúa—, Yo sé muy bien lo que sucedió entre ustedes dos hace algunos años.

Segundos después, Joanna pregunta con significativo desdén:
—¿Te refieres a Jackson?

—En efecto. —Asiente Anastasia—, Tú y Jackson estaban profundamente enamorados, hasta que conoció a Christina, y, fue como arrebatarle una cosa para obtener otra mejor. Él te dejó por ella, y tú sufriste tanto que me atrevo a recordar que, comentaste que jamás perdonarías el cruel y desalmado comportamiento de mi hermana, y el cómo ella careció de empatía hacia tu persona.

Joanna ríe entre dientes, y luego contesta:
—Estás confundida. Yo sólo dije que quizás me tomaría algo de tiempo perdonar tan grave traición por parte de tu hermana... Eso es todo.

No, Anastasia no recordaba las cosas así. Le parecía particularmente extraño que ahora Joanna simulara sentir al menos una pequeña preocupación por el severo estado de Christina.

Joanna era una mujer bastante rencorosa, pero una cosa era cierta, su astucia era incluso tan grande como cualquier otra cosa.

—Pues, sí tú lo dices, quizás recuerdo un tanto distorsionado el pasado asunto. —Murmura Anastasia.

—Créeme, ahora me preocupo por el estado de tu hermana. Tiene tres pequeños hijos, inocentes ante todo acto o situación. Ella necesita atención urgente, probablemente de carácter médico.

—Sí, me figuro que sí.

Al pasar algunos minutos más, alguien invita a Anastasia a cantar al pequeño escenario. A ella le fascinaba el arte de la música, así que como carecía de vergüenza alguna, se dispuso a cantar una linda composición muy popular de los años 40.

Muchas personas la veían, la mayoría hombres, con aires encantados, con miradas perdidas hacia aquella mujer de bonito abrigo.

Anastasia era, singularmente hermosa, atractiva, de aire muy fresco y juvenil. Y, Joanna tenía razón, ella llamaba la atención de cualquier hombre al rededor, y esto, francamente, era una virtud muy grande que, más probablemente, ella no sabía muy bien como manejar a su favor.

Al culminar de encantar a todo el público con su dulce y tenue voz, Anastasia bajó del estrecho escenario, y, se encontró con un hombre que la había estado observando.

—Cantas maravillosamente. —Le dijo aquél hombre—, Nunca me había deleitado tanto desde hacía tiempo, y creo que muchos aquí han de pensar de esta forma justo ahora.

—Muchas gracias, es usted muy amable al alagarme de tal forma. —Anastasia no puede evitar sonreír, aquél hombre es muy atractivo a su parecer, y su comportamiento para con ella es un tanto dulce.

Ambos parecían de edades muy cercanas. Puesto que Anastasia tenía veintiséis años, aquél hombre debía tener quizás uno o dos más que ella.

—¿Me concedería el placer de sentarse un rato a platicar conmigo? —Le pregunta aquél hombre.

Anastasia voltea hacia su amiga, y esta se encuentra cómodamente charlando con un tipo de no tan buen aspecto como el que la acompañaba ahora a ella, así que acepta sentarse a charlar con él.

—Anastasia es un muy lindo nombre, ¿Eres de por aquí?

—Yo nací en Londres, pero, desde muy pequeña viví con mi familia aquí en Hunsford. —Comenta ella verazmente.

—Entiendo. Tiene usted un aire muy jovial y pasivo, eso me agrada. ¡Oh! Se me ha olvidado presentarme, disculpe mi escasa cordialidad, me ha dejado usted perplejo desde hacía rato. Mi nombre es Henry Bastor.

—¿Henry Bastor? Creo que he tenido la oportunidad de leer ese nombre en una ocasión en el periódico del Central Hood.

—Probablemente haya sucedido.

—¿Y eso por qué?

—Porque trabajo para una prestigiosa familia en Londres, la familia Black.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora