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Los dos niños pequeños continuaron jugando, y Rubius dijo al detective:

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Los dos niños pequeños continuaron jugando, y Rubius dijo al detective:

—Sí, le mencioné a alguien acerca del comentario de Lucy, acerca de la actitud de Emily, y sí. Emily sabía quién asesinó a mi madre. Ella lo vió todo.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —Pregunta William, muy inquieto.

—Sólo lo sé. Eso me dió a entender Lucy, y yo lo manifesté.

—¿Con quién? ¿A quién le dijiste que Emily sabía algo? ¡¿A quién!? —El detective alza mucho la voz, y ni siquiera se da cuenta que lo ha hecho.

Anastasia se acerca en seguida a ambos, y le dice a William:

—Ya basta. Es sólo un niño.

William se aleja ahora precipitadamente, con semblante muy serio.

Anastasia lo sigue detrás, y le dice:

—Tiene a penas doce años, por favor déjelo en paz.

—Usted no entiende nada, Anastasia Blair. —Le dice el detective—, Ese niño, Rubius, sabe algo. Dijo ayer a alguien que Emily sabía acerca del asesinato de Christina, y ese alguien debió intimidar a Emily para contar la verdad, y entonces, cuando le sacó la verdad, se dió cuenta que debía matarla.

—Usted lee muchas novelas, ¿Cierto? —Anastasia frunce el ceño.

—Nunca en mi vida he leído ni una sola novela policíaca, razón por la cuál no tuve mucha conversación con la señora Agatha Christie sobre sus obras. —Dice el detective Pennington—, Dígame, Anastasia Blair, ¿Rubius se vió ayer con alguien? ¿Salió de la casa?

—Sí, Charlie los llevó a los tres con el señor Corner ayer, antes de que sucediera lo de Emily. Yo me fuí a trabajar, y Emily quedó sola. —Explica esta.

—¿Emily era muy asustadiza? ¿Siempre estaba nerviosa?

—No, no se confunda usted. —Le pide Anastasia—, Ella no se comportó nerviosa con usted ayer porque supiera algo sobre el asesinato de mi hermana.

—¿Entonces cuál es la razón por la que se puso tan nerviosa? —Le pregunta William acercándose más a ella.

—Porque usted le parecía excesivamente guapo. Decía que era usted muy atractivo y que le ponía los pelos de punta. —Dice Anastasia, también acercándose más al detective—, Decía que cuando lo veía sólo sentía ganas de atraerlo hacia ella y besarlo.

William ahora baja la mirada.

—¿Ve lo que le digo? Sus hipótesis carecen de sentido. Emily se puso nerviosa porque usted le gustaba, y además, ella no vió nada sobre la muerte de Christina, ella estaba durmiendo en su cama con la televisión encendida y la ventana abierta.

—¿Por qué lo afirma usted? ¿Cómo lo sabe? —El detective Pennington frunce el ceño. Sin notarlo, su rostro y el de Anastasia estaban demasiado cerca.

Ella no le contesta a las preguntas, sólo se aleja.

Y, cuando el detective Pennington se acercaba ahora a su auto, a punto de irse, notó cómo dos oficiales tomaban fuertemente a Charlie por ambos brazos.

—Queda usted detenido por el asesinato de Emily Rutt, tendrá que venir a declarar a la comisaría. —Le dice uno de los oficiales a Charlie.

—¿Qué? ¡Yo no hice nada! ¡Lo juro! ¡No hice nada! —Exclamaba Charlie con desespero.

Los tres niños miraban serios desde lejos, el señor Corner estaba junto a ellos.

El señor Bastor intentaba aminorar la situación, diciendo a los oficiales:

—Tranquilos. No malinterpreten el asunto. Charlie es un buen tipo, él no hizo nada.

El detective Pennington se acerca hacia ellos, y pregunta:

—¿Qué está pasando? ¿Por qué desean llevárselo?

Anastasia también se acerca ahora, manifestando sus constantes quejas.

—Encontramos el arma homicida, bajo la cama de Charlie Blair, es un bate de béisbol, el cual es de su propiedad. —Explica el oficial.

Acto seguido, dos de ellos se llevan a Charlie en un auto.

—¡No! ¡No puede ser! —Grita Anastasia desesperada—, No pueden llevarse a mi hermano, él no ha hecho nada. Henry, ¡Ayúdame! ¡Debemos decirles que Charlie no es el culpable!

—Lo siento Ana, pero, tal vez sí lo sea. El arma homicida estaba bajo su cama, es muy sospechoso. —Comenta Henry.

—¿Qué? ¿Tú piensas que fue él? —Pregunta Anastasia sollozando.

William permanece en medio de ambos, mirando y escuchando cada palabra.

—¡Haz algo ahora si no quieres que...! —Anastasia se corta, no dice nada más, se calla de inmediato y baja la mirada.

—¿Qué cosa? ¿Qué ibas a decir, Anastasia Blair? —Le pregunta el detective.

Pedro ahora se acerca a ellos también, al mirar las manos de Anastasia nota que están temblando demasiado, su rostro está pálido y ésta muerde nuevamente su labio inferior.

—Nada, no iba a decir nada. —Dice Anastasia, mirando hacia el suelo y mordiendo su labio fuertemente, hasta sentir sangre recorrerle la mandíbula.

William alza el rostro de Anastasia con sus manos, mira los labios de esta y la sangre carmesí.

—Tú lo sabes, Anastasia Blair. Sabes quién asesinó a Emily Rutt, y sabes quién asesinó a Christina Blair, lo sabes. Sé que lo sabes.

Anastasia se queda callada, y empieza a llorar, luego se retira corriendo de allí. 

Henry Bastor sólo mantiene una fría mirada.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora