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Jackson Corner ríe un poco en tono burlesco, le fascinaba pensar que los demás eran decididamente inferiores a él, y entonces, sólo él estaba cuerdo.

—¡Está usted demente, detective! ¡Yo no puedo ayudarle a descubrir quién es el asesino! ¡No es posible! —Exclama Jackson.

—Sí es posible, señor Corner. Usted puede ayudarme, usted más que cualquier otra persona. —Le aclara William—, Si el caso Blair fuera una historia detectivesca como la de los libros de Agatha Christie, entonces todos los personajes se caracterizarían por poseer demasiadas relaciones amorosas, amistosas, y sentimentales entre ellos.

—No entiendo a lo que usted se refiere. —Comenta Jackson Corner, enarcando una ceja.

—Brahms Windom. —Murmura William.

—¿Qué pasa con él? —Pregunta el señor Corner.

—Brahms Windom es un tipo, discúlpeme que lo diga, un poco petulante y engreído. Sin embargo, desconozco totalmente la razón, pero Brahms Windom es increíblemente bueno para hacer amistades con otros hombres. —Explica William—, Brahms y usted tienen una buena amistad, diría que son casi mejores amigos. Brahms y Henry Bastor también mantienen cierta amistad e ideales comunes. Y, si mis sospechas son ciertas, Brahms Windom es también amigo íntimo del padre Antoine Rashford, ¿O me equivoco? ¿Podría confirmarmelo con su veraz palabra?

—Así es, detective Pennington. —Asiente Jackson—, Brahms tiene muchas amistades, tiene una gran habilidad para las relaciones sociales, aunque siempre me ha recalcado que yo soy su mayor cómplice y compañero, tenemos una amistad bastante grande desde hace muchos años, una amistad que rebaza cualquier otra. Y, para responder a su pregunta, sí.

—¿Sí qué? —William frunce el ceño.

—Brahms y el padre Rashford tienen una amistad muy íntima, es más, comparten la misma perspectiva del mundo. —Confiesa Jackson Corner.

—De acuerdo, ¿Y usted también es amigo del padre Rashford? —Pregunta el detective.

—No, no. A penas hemos charlado algunas pocas veces, pero no mantenemos ningún tipo de relación amistosa. —Niega Jackson.

—Muy bien, entonces todo resulta como yo esperaba. —Murmura William.

—¿Podría ir al grano, detective?

—Si usted promete ayudarme con lo que yo le pediré, entonces yo le prometo no revelar a nadie su relación amorosa con Joanna Simnet, para que de esa forma, ambos mantengan su buena opinión pública.

—Dígame que debo hacer para ayudarle y que así me deje en paz.

—¿Puedo confiar en usted? ¿No va a mentirme?

—Por supuesto que no, sólo quiero sacarmelo de encima a usted y a sus irritantes interrogatorios sin aviso previo. Y si debo cumplir al pie de la letra lo que me pida, entonces lo haré. —Jackson Corner ahora toma un cigarrillo y se dispone a encenderlo.

Suelta humo sobre el blanco rostro de William Pennington, y luego este le propone:

—Necesito que usted le saque información a Brahms Windom. El padre Rashford sabe quién guió a Christina a la muerte porque Emily lo vió y se lo confesó por teléfono. El padre Rashford prometió no revelar nada, a mí no quiso decirme nada, pero... Probablemente sí lo habrá revelado a su amigo íntimo y charlatán Brahms Windom.

—¿Y qué le hace a usted pensar que el padre Rashford reveló semejante información a Brahms? —Jackson ahora sube ambas cejas con rostro extrañado.

—Porque... El 90% de las personas no pueden mantener un secreto tan grande sin revelarlo por lo menos a alguien más. —Dice el detective—, Y, si lo revelan a alguien, es entonces, lógicamente, a alguien de extrema confianza. Es sólo una arriesgada y pequeña técnica que se usa para liberar tensión acumulada al no poder retener por más tiempo una información tan enorme que implica un gran asunto.

—¿Entonces qué debo hacer? ¿Pedirle a Brahms que me revele lo que le ha dicho el padre Rashford a cerca del asesinato?

—Sí, dígale que sólo quiere usted saber acerca del tema porque la curiosidad le está matando. Ya que, Christina era su esposa, y desea usted saber quién la asesinó.

—Muy bien. Pero, ¿Por qué no le pregunta usted directamente a Brahms? Digo, así sería más rápido el proceso.

—Porque no confío en él ni siquiera un poco. —Afirma William—, Mirarle a los ojos a ese sujeto es como mirar a la maldad personificada, y su siniestra sonrisa no me inspira mucha confianza que digamos.

—Bien, comprendo.

—¿Entonces cuento con usted? Brahms sin duda le dirá a usted todo lo que quiera saber, o todo lo que pretenda que quiera saber... Así que por favor no revele nada de nuestra conversación y nuestro trato a nadie.

Al salir del auto, Joanna Simnet se venía acercando.

—¿Lo sabe usted? ¿Sabe sobre mi amorío con Jackson? —Le pregunta la jóven mujer, con semblante preocupado.

—Lo sé, pero de no haberlo sabido antes ya usted me hubiese informado plácidamente. —Dice William—, No se preocupe, no diré nada.

Al continuar caminando, el detective llega nuevamente a la funeraria.

—¿Dónde había estado usted? Se tardó mucho. —Le dice Anastasia.

—Estaba conversando con alguien, nada de interés. —Responde este fríamente.

—¿Vió lo que nos dijo ese oficial Rutt? —Le dice Henry.

—No, ¿Qué pasó? —Pregunta William.

Pedro se acerca despacio a él, y le informa:
—El oficial Álex Rutt nos ha dicho, con cierto regocijo, que mañana temprano enviarán a Charlie Blair a la prisión del condado, y lo retendrán allí hasta que se descubra algo más.

—Es tan injusto. —Murmura Anastasia sollozando, apoyándose en Henry.

—Tranquila, todo estará bien. —Le dice Henry acariciando su largo cabello rubio.

—No se preocupe, Anastasia. Estoy cerca de averiguar este caso, y cuando lo haga, sacarán a su hermano de allí. —Le dice William—, Lo prometo.

Anastasia se aleja de Henry y abraza ahora al detective. Henry los mira a ambos con celos y desdén.

El Caso Blair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora