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Todos jadearon sorprendidos a lo dicho por San, no creían que sería capaz de decir eso. Wooyoung miraba a San, como si lo quisiera matar, mientras los chicos, no se movían de su lugar por miedo, a que el hombre disparara.

- ¿Qué? - El hombre creyó que había escuchado mal.

- ¿Quieres matarlo?, mátalo. - San, con cada palabra que decía trataba de recuperar aire, por lo que su voz soltaba pequeños jadeos. - Pero ten en cuenta, lo haces y te buscaré, te hare sufrir, te descuartizare y colgare tu maldita cabeza, en mi pared. Y si me preguntan, ¿Por qué?, simplemente les diré, se metió con quien no debía.

La sonrisa que apareció en el rostro de San, al terminar de hablar, estremeció a todos. Por algo, era el mafioso más temido, sus expresiones y las palabras que usa, le dan un toque de demencia, y eso hacía que fuera respetado por la mayoría. El hombre, con un poco de temor, por lo dicho por San, soltó a Wooyoung y se dirigió a paso lento hacia la entrada, dispuesto a irse, sin armar caos, pero todo eso se arruinó, cuando algunos de sus hombres ingresaron a la casa, recargando sus armas.

- ¡Cúbranse todos! - San se levantó del suelo, a la velocidad de la luz y corrió hacia Wooyoung, empujándolo hacia el otro lado del sofá, en el cual se encontraban sentados, antes de la invasión.

Cuando escucharon el grito de San, todos los presentes comenzaron a correr, tratando de cubrirse, ya que los hombres comenzaron a disparar. Yeosang fue empujado por Jongho, Mingi por Yunho, Hongjoong por Seonghwa y Jackson ayudó a la chica que había llegado junto a San, ya que, por su vestido, había tropezado en medio del salón. Wooyoung se encontraba recostado en el suelo, a un costado del sofá, con San sobre él, tratando de cubrirlo de las balas. El rubio, se encontraba tan nervioso, que se aferró al cuerpo sobre él.

Los demás chicos miraban nerviosos hacia todos lados, esperando ver a San y Wooyoung. De pronto, llegó un momento donde nadie se movía, los hombres habían dejado de disparar, pero seguían parados en la entrada. Cuando San trató de levantarse, Wooyoung se aferro aún más a él,haciendo que su rostro quedara en el hueco del cuello de Wooyoung.

- ¿Q- Qué haces? - San se golpeó mentalmente, por tartamudear.

- Sa- Sannie hyung, te- tengo miedo.

Algo dentro de San dolió, se sentía mal por causar ese sentimiento en el menor. San con todo el valor del mundo, levantó su cabeza del cuello de Wooyoung y se acercó a su rostro, rozando sus labios con los contrarios.

- Yo te protejo, pequeño.

San se soltó del agarre de Wooyoung, mirando por última vez al hermoso rubio, quien se encontraba sonrojado, con pequeñas gotas de sudor recorriendo su frente, su cabello pegado a su piel. Simplemente, hermoso.

- ¿A- A dónde vas? - Wooyoung aún estaba atónito, la cercanía de San lo había dejado en shock.

- Volveré, lo prometo. - Le dedico una leve sonrisa, que, en parte, calmo a Wooyoung, pero también no le daba tanta confianza.

Lo que hizo San, aumentó el pánico de Wooyoung. El pelinegro se había levantado del suelo, quedándose bajo la atenta mirada de los hombres, quienes, al verlo correr hacia algún lugar de la casa, comenzaron a dispararle. San hacia el mayor esfuerzo para evadir las balas, todos los objetos que estaban a su alrededor, ya sean, cuadros, vasos, copas, jarrones con flores, absolutamente todo, se destruía con tan solo ser tocado con una bala. Los demás presentes, miraban como San corría, evitando las balas y los pedazos de vidrio que saltaba, hasta que, al llegar a la mesa de la cocina, lo vieron caer.

[...]

- No, no, no. - Wooyoung se estaba desesperando.

Habían pasado aproximadamente cinco minutos, desde que San cayo y no había movimiento alguno. Algunos creían que una de las balas le había llegado, arrebatándole la vida, mientras que otros, no tenían un argumento lógico, pero simplemente se negaban a creer que San había muerto.

- Revínselo. - El primer hombre que había irrumpido la fiesta, hablo.

- Pero, ¿Para qué? Si está muerto es aún mejor.

- Solo revísenlo.

Los hombres que dispararon, se comenzaron a acercar a San. Muy mala idea. Cuando llegaron hacia el pelinegro, este se volteo, quitándole el seguro a su qbz 95 y comenzó a disparar. San se levantó del suelo, aun disparando y comenzó a caminar hacia el sofá donde se encontraba Wooyoung.

- Ven, pequeño. - Le tendió una mano, que Wooyoung no dudo en estrechar.

Algunos de los invasores se encontraban muertos en el suelo, con charcos de sangre a su alrededor y otros simplemente, habían huido como cobardes. Cuando San le tendió la mano, Wooyoung se abalanzó contra él, siendo atrapado por el pelinegro, antes de que cayera nuevamente al suelo, ambos brazos del mayor se encontraban alrededor de su cintura y los brazos de Wooyoung, alrededor del cuello del contrario.

Se comenzaron a acercar al contrario y estaban a punto de besarse, si no hubiera sido por el grito de los chicos, que los hizo separarse inmediatamente.

- ¡"S. Young"! - Yeosang llegó corriendo, abrazando a Wooyoung con fuerza.

San se alejó un poco, ya que todos los demás comenzaron a abrazar a Wooyoung, comprobando que estuviera a salvo. Por un momento, San se sintió mal de haberlos abandonado, pero a la vez, recordaba las razones y se repetía que lo hecho, fue por el bien de los chicos.

Recordaba cómo los chicos se preocupaban por él, de la misma forma como lo hacen con Wooyoung. Sin saber porque, una opresión en su pecho se hizo presente, al igual que el nudo en su garganta, sintió como sus ojos se cristalizaron, solo con ver todo el cariño que se tenían, las personas que alguna vez, lo consideraron parte de la familia.

Cuando Wooyoung lo nombro, los chicos se giraron hacia él y San desvió la mirada rápidamente, para que no vieran sus ojos cristalizados. Los chicos sentían que algo les faltaba, se preguntaban porque San no se acercó a ellos, como solía hacerlo en un abrazo grupal. También, se preguntaban porque San se alejó de ellos, ¿Qué habían hecho mal?, ¿Por qué la persona que juro protegerlos, los dejo a su propia suerte?

Jackson como el mayor del grupo, había decidido integrar a San nuevamente junto a ellos, pero se vio interrumpido por la chica pelinegra que llegó junto al chico, ya que esta llegó corriendo y se abalanzó sobre el pelinegro, estrechándolo con fuerza, siendo correspondida al instante.

- ¡Sannie!, me asustaste. No vuelvas a hacer eso, ¿Sí?, no quiero perderte. - Por sus mejillas comenzaron a caer pequeñas lágrimas.

- Hyuna, tranquila. Estoy bien, no lo volveré a hacer, te lo prometo. - Dejo un pequeño beso en la frente de la chica, antes de que llegara Dawn y lo abrazara.

- Eres un maldito hijo de puta, un valiente y maldito hijo de puta. - Rio aliviado, de saber que San había salido ileso, o eso era lo que creían.

- Dawn, no apretes tanto, duele.

Al escuchar eso, el rubio se separó inmediatamente, San mantenía sus manos haciendo presión en su abdomen, se había puesto más pálido de lo normal, su respiración era más pausada y soltaba pequeños quejidos. Cerraba sus ojos con fuerza, pero hubo un momento en el que los abrió de manera desmesurada, con lentitud, quito una de sus manos y esta estaba cubierta de sangre, su camisa al ser negra, no permitía ver exactamente lo ocurrido. Los chicos se habían acercado a San, preocupados por su estado.

- ¿San? - Dawn sabía que el trabajo de San es peligroso, pero cada vez que le decía, el pelinegro simplemente lo ignoraba.

- Creo que... - La voz del pelinegro sonaba débil. - Moriré...

𝐖𝐡𝐨 𝐚𝐫𝐞 𝐲𝐨𝐮?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora