𝙴𝚙í𝚕𝚘𝚐𝚘

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Todo era oscuro, San caminaba sin rumbo, de pronto se encontraba en un bello valle de flores, con un aroma exquisito, un ambiente tranquilo, encontró la paz que estuvo buscando.

No había gente alrededor, pero tampoco le importaba. Se sentía en paz, calmado, no tenia preocupaciones, era el lugar perfecto para quedarse.

Vio una luz brillante a lo lejos, camino hacia ella, parecía que mientras más caminaba, más lejos se encontraba la luz, antes de que siguiera caminando, fue detenido.

- San. - Volteó hacia la voz y lo vio. Choi Siwon, lo miraba con tristeza. - No deberías estar aquí.

- ¿Qué?, al fin encontré la calma que siempre quise. - Vio como Siwon negaba. - Quiero quedarme.

- A ella no le gustará verte aquí.

- ¿De quién hablas?

- ¿Sanshine? - Esa voz.

- ¿M- Mamá? - Se giro.

Allí estaba la mujer más hermosa que sus ojos hayan visto alguna vez, con su pelo castaño, largo, liso, perfectamente peinado, con sus ojitos pequeños y cafés, su piel de porcelana, pálida, limpia, con brillos.

- Sanshine, mi pequeño. - La mujer se acercó a él y tomo sus manos. - Que guapo éstas.

- M- Mamá. - Se abalanzó a los brazos de su madre, como un niño pequeño buscando cariño.

- No deberías estar aquí. No perteneces aquí, no aún. - Sonrió, limpiando las lágrimas de su hijo.

- Pero, Mamá. Al fin puedo estar aquí, contigo.

- Tu no quieres eso. - San fruncio el ceño.

- Claro que sí.

- Sannie, este no es tu lugar. Tu lugar está allí abajo, junto a Wooyoung, junto a Jake y a Yul, mis nietos te necesitan, Wooyoung te necesita demasiado. - Su sonrisa se hizo más grande.

- Pero, los lastimé, mamá.

- Los lastimarás aún más, si decides quedarte aquí. - San bajo la cabeza. - Los niños no pueden crecer sin un padre, ¿Qué quieres que hagan cuando les pregunten por ti?, ¿Qué se larguen a llorar por haberte dejado morir o que hablen de ti como un héroe que volvió con su familia?

- Mamá... 

- ¿Qué hará Wooyoung?, si te quedas aquí, lo verás llorar de la misma forma que lloraste por mí. - San tenía un debate mental.

Al fin podría estar junto a su madre, como siempre quiso, podría tener paz y tranquilidad en los brazos de su progenitora, pero dejaría a Wooyoung, dejaría a sus amigos, a sus pequeños niños que tanto lo necesitan.

Imaginarse a sus hijos llorar por él, le rompía el corazón, ver a su hermoso novio llorar, hacia que quisiera morir, pero ya lo estaba, ¿No?

- Vuelve, San. - El peli negro fijo su mirada en su madre. - No lo hagas por mí, no lo hagas por Siwon, hazlo por ti. Hazlo por el amor que le tienes a Wooyoung y a los niños.

- Lo siento, Mamá. - La mujer comenzó a borrar su sonrisa. - Lo siento, Papá. - Siwon se acercó a ellos. - Mis hijos me necesitan, no dejaré al amor de mi vida solo.

Sus padres sonrieron cuando lo vieron devolverse por donde había llegado. Comenzó a correr hacia la oscuridad, pidiendo por favor que lo dejaran volver, que no sería un mal padre y que sería el mejor novio.

A medida que iba avanzando, los recuerdos llegaban a él, las veces que se quedaron hasta tarde viendo una película con los niños, las veces que le hizo el amor a Wooyoung, cuando Jake le enseñó a patinar sobre hielo, con ayuda de Sunghoon, cuando le enseñó a andar en bicicleta al pequeño Yul.

Recordó a toda su familia y las ganas de volver se hicieron más fuertes.

[...]

En el hospital reinaba el llanto, el dolor, la tristeza, San había muerto y nadie pudo evitarlo, los doctores se lamentaban por no poder salvar una vida.

Wooyoung solo quería morir, solo quería volver a ver la sonrisa de San, quería estar entre sus brazos, quería envejecer a su lado, pero ya no podría.

Se había quedado sin lágrimas, solo con dolor en su corazón, ¿Así se sentía perder al amor de tu vida?, era horrible.

Sujetaba la mano fría de San, le habían dado unos minutos para poder despedirse, pero no quería. No podía decirle adiós a la persona que le enseñó a amar, no había sido perfecto, pero sabía que no había nadie como San, nunca nadie se compararía con el peli negro.

Iría a ver a sus niños, por lo que soltó la mano de San, dispuesto a irse, sabía que debía ser fuerte por sus hermosos niños. Pero no pudo, trato de salir, pero la máquina que media los latidos del muerto corazón de San, comenzó a sonar, indicando pulso.

Un pulso lento, constante, que pronto tomó su ritmo original, se acercó a la camilla con miedo y su corazón se aceleró. San comenzó a abrir sus ojos, acostumbrándose a la luz blanca del hospital.

Sintió un peso a su lado y giró su cabeza, y se encontró con el rostro sorprendido de Wooyoung, las lagrimas secas fueron reemplazadas por lágrimas nuevas.

San hizo que Wooyoung se recostara junto a el y abrazará su cintura, teniendo cuidado de no tocar la herida.

El menor se aferró a él y rompió a llorar, nuevamente, la felicidad de saber que su novio había vuelto junto a él era indescriptible.

- ¿Cómo es posible qué aún con esas horribles lágrimas, seas la persona más hermosa del mundo? - La voz suave de San, lo saco de sus pensamientos.

- Creí... Que te había perdido, otra vez. - Levanto la cabeza y se encontró con los ojos oscuros de San, esos hermosos ojos que hacían que se perdiera en el brillo que poseían.

- Prometí quedarme junto a ti por toda la vida, no podía irme sabiendo que aún nos queda mucho por vivir. - Se fueron acercando, hasta el punto de rozar sus labios.

- No te vayas de mi lado, nunca. - Susurró Wooyoung, sobre los delicados labios de San.

- Lo prometo, solo si tu prometes, amar a este maldito imbécil hasta el fin de nuestros días. - San sonrió.

- Lo prometo.

Y ambos juntaron sus labios, en un hermoso beso que los hizo suspirar. Era un beso tranquilo, suave y dulce, ambos transmitiéndose el amor que sentían por el otro y la pena de sólo pensar en separarse.

- Wooyoung, es hora de.... - Yeosang se vio interrumpido al ver la mas hermosa escena, justo frente a sus ojos.

Los demás llegaron, encontrándose con San abrazando a Wooyoung sobre la camilla, ambos chicos les sonrieron y supieron que todo había acabado.

Jake y Dong-Yul corrieron hacia sus padres abrazandolos, quienes con gusto los recibieron con todo el amor que pudieran ofrecerles.

- Desde ahora, seremos una familia normal. - San les sonrió a los tres menores. - Los amo, con todo mi corazón.

- Te amamos, papá San. - Dijeron los tres al unísono.

Y así termina esta historia, llena de lágrimas, risas, tristezas, alegrías, amor, odio, engaños, reconciliaciones, todo llega a su fin con este momento en familia, una familia que seguirá unida hasta el final de los tiempos.

𝐖𝐡𝐨 𝐚𝐫𝐞 𝐲𝐨𝐮?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora