Lydia cantaba una dulce tonada mientras su padre terminaba de colocarse su chaqueta;-Cariño, es hora de irnos al mundial.-Anunció.-¿Tenemos que?-Murmuró triste.-No quiero ir, van a estar muchos estudiantes de Durmstrang y todos me odian.
-No te odian.-Se acercó con una mueca.-Tan solo son inmaduros.
-¿Por qué tengo que llevar este apellido? ¿Porque el abuelo tuvo que hacerle tanto daño a los antepasados de esos idiotas?
-Lo que el abuelo haya hecho no tiene porque recaer sobre ti, no eres culpable de nada.-Su padre habló enternecido.
-Odio tener sus ojos.-Miró de reojo su espejo.
Era la única en la familia con los ojos bi color, uno era como la miel y el otro azul aquella rareza la odiaba y despreciaba porque al verla los abuelos de muchos alumnos en Durmstrang se asustaban por el pareció que tenían en la mirada.
-Son los ojos más bellos que pueden existir.-Besó las lágrimas de su hija.-Ahora vamos, te tengo una sorpresa.
-¿Sorpresa?-Sonrió por primera vez.
-Entre más rápido nos vayamos más rápido te la daré.-Habló saliendo del cuarto.
Lydia no tardó en arreglar su dorado cabello lista para ir, la sorpresa era mucho más grande de lo que se podría imaginar.
* * *
-Es maravilloso, mejoraste tu hechizo de expansión.-Felicito su padre mirando el interior de la carpa.
-Es más fácil de lo que parece.-Sonrió quitándose el abrigo.
-Vamos, nos pueden ganar los mejores puestos.-Salió apresurado ignorando lo que su hija había dicho.
Su padre adelantándose tomó unos buenos lugares para los dos, ellos se consideraban una familia promedio no eran pobres pero tampoco tenían una mansión así que eligieron unos puestos baratos hasta arriba. Lydia escuchó a un hombre insultar a la familia del otro por lo que por inercia intervino.
-Por Dios, Arthur ¿Qué has tenido que vender para comprar entradas en la tribuna principal? Me imagino que no te ha sido suficiente solo con la casa...
-¿Por qué no se mete en sus asuntos? Que poca educación debe tener para insultar a otros, bien dicen que el dinero hace más idiotas a los que ya lo eran.
-¿Y tú quien te crees que eres mocosa?-Gruñó Lucius.
-Grindelwald, Lydia Grindelwald.-Habló con superioridad sabía que con tan solo decir su apellido asustaría a cualquiera.
Pero siendo sinceros, Lydia no mataba ni a un bicho era una persona amable que era incapaz de lastimar a alguien pero con ese apellido aterraba a cualquiera que conociera a su abuelo.
El hombre se marchó junto a su hijo en un semblante serio, la familia de pelirrojos le mostraron una sonrisa de gratitud y antes de poder agradecerle con palabras fue junto a su padre.
-¿Porqué tardaste? Está por comenzar.-Habló terminando de pintar su cara de un color rojo.
-Hablaba con unos idiotas.-Sonrió de lado.-Por cierto... ¿Cual era la sorpresa?
Su padre rebuscó en sus bolsillos y le extendió algo que parecía un boleto de tren y lo miró curiosa hasta que pudo leer "Expreso Hogwarts"
-¿Es real?-Murmuró con una sonrisa.
-Claro que lo es.-Aseguró sonriente.-Lamentó la demora, pero al menos disfrutarás tus últimos años en un colegio donde nadie te molestará.
-Gracias papá.-Lo abrazó manchando levemente su mejilla de rojo.
Volteó un poco la mirada al sentirse observada, cerca de su fila uno de los pelirrojos la estaba mirando curioso y al notar que lo habían descubierto regreso a su postura normal. El partido comenzó haciendo gritar a todo el mundo, aquella noche parecía marchar de buena manera pero al regresar a sus carpas todo tomaría otro rumbo.
-¡Eso fue genial!-Lydia daba un par de saltos de alegría.
A los pocos minutos los gritos de personas llamaron su atención, Lydia y su padre corrieron a ver que atormentaba a fuera pero se toparon con una estampida de personas que los obligaron a separarse.
-¡Papá!-Gritó intentando encontrarlo pero por accidente se topó con tres personas.-Lo siento.-Se disculpó.
-Ven con nosotros.-La chica tomó su muñeca con delicadeza llevándosela así hasta el bosque.
-¿Qué sucede?-Miró a los tres que miraban serios como aparecía fuego de algunos lados.
-No tengo idea... Pero pasará pronto, tan solo manténganse juntos.-Uno de los chicos habló.
-Miren el cielo.-Lydia levantó la mirada.
Al poco tiempo la familia de quienes la habían llevado a un lugar seguro apareció;-¡Fred, George, Ginny!-Una rechoncha mujer intentó abrazar a los tres.
-¿Y Harry?-Una castaña preguntó.
El azabache llegó junto a un hombre mayor y un chico de su edad ambos pelirrojos como el resto. La mujer se acercó a su marido comenzando a discutir sobre lo que había sucedido.
-¿Y tú eres?-Ron la vio curioso.-¿No asistes a Hogwarts cierto?
-Lydia.-Se presentó con timidez.-Creo que no nos presentamos bien hace un par de horas.
-Te agradezco por defender a mi familia, pero no era necesario.-La tal Ginny sonrió.
-Nunca está demás plantarle cara a unos idiotas.-Sonrió.-¿Y ustedes como se llaman?
-Ellos son mis hermanos, Ron, Fred y George.-Ginny presentó a cada uno.
Uno de los gemelos no podía quitarle la mirada de encima, las chicas en Hogwarts eran lindas pero ella parecía ser diferente.
-¡Lydia!
-¡Papá!-Se acercó a él con una sonrisa.
Al poco tiempo el mayor les agradecí el haber cuidado de su hija y se marcharon del lugar.
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Grindelwald |Fred Weasley
FanfictionLydia Grindelwald, nieta de aquel mago tan conocido como el apellido que lleva, al llegar a Hogwarts conoce a Fred Weasley el único que no temía de ella y su historia familiar.