Las clases habían comenzado, el trío de oro de había marchado mientras Lydia ordenaba a un elfo doméstico el limpiar la casa que hace meses había dejado.—Te lo agradezco, Franky.—Le sonrió al elfo el cual hizo una reverencia.
—Hermione te mataría si supiera que tienes un elfo.—Aseguró Fred.
Lydia sonrió levemente antes de que Fred continuará hablando;—George me ayudo a decorar su cuarto.—Habló refiriéndose a su hijo.
—Tengo que verlo.—Fue casi corriendo por las escaleras en dirección al cuarto.
Los colores eran pastel, amarillos y crema para ser más específicos, habían decidido usar colores neutros al no saber el sexo del bebé.
—Es hermoso.—Los ojos de Lydia se llenaron de orgullo al verlo.
—No llores, rubia.—George termino de colgar unas pequeñas luces con magia.—Fue en gran parte mi gusto... Fred no tiene ese estilo.
—No le creas.—Cubrió los oídos de su novia.
La rubia rió a lo bajo al verlos, George le había permitido a su gemelo ausentarse al trabajo unos días para terminar de organizar la casa.
—Nos vemos luego.—Los miró antes de marcharse.
Fred se despidió y se acercó a tocar la cuna de su bebé, estaba más ansioso que nadie por tenerlo en sus brazos incluso parecía que más estaba más emocionado que Lydia.
—Desde aquí me estoy quedando ciega con la felicidad que irradia.—Lydia bromeó acariciando su apenas abultado vientre.
Ya tenía tres meses de embarazo y se le había comenzado a notar, por lo general Fleur y Bill los visitaban bajo las órdenes de Molly cuando no podían ir a alguna cena, Lydia se sentía más feliz que nunca, era joven y quería tener ese bebé a pesar de tener la opción de no tenerlo.
—Te amo, Lydia.—Se acercó a la ahora mujer.—Te amo más que a nada en este mundo.
La rubia tomó los labios de su novio con dulzura, este le correspondió alegre, pronto tendría su propia familia. Fueron interrumpidos por una lechuza que picoteó la ventana.
—¿Hedwig?—Lydia le abrió la ventana permitiéndole pasar.—Es una carta de Harry.
La rubia sonrió mientras Fred alimentaba a la lechuza, Lydia abrió con cuidado la carta notando lo bien que le estaba yendo gracias a un cuaderno que de casualidad encontró.
—Harry si que sabe como tener suerte.—Suspiró buscando algún bolígrafo.—A mi lo único interesante que me sucedió fue cuando entré al torneo.
—Vamos, hiciste que Malfoy se hiciera en los pantalones, eres grandiosa.—Sonrió el Weasley.
Rápidamente Lydia comenzó a escribirle una respuesta a Harry, quería contarle como iba su embarazo y que esperaba verlo para navidad.
—De acuerdo, también eso pero solo por mi abuelo.—Recordó.—¿Te gustaría visitarlo?—Bromeó.
Fred se estremeció;—Si no te molesta, prefiero no hacerlo.—Rascón su nuca.
Lydia sonrió y besó su mejilla entregándole la nueva carta a la lechuza acariciando levemente su cabeza, el aleteo de sus alas comenzó marchándose del lugar.
—Ahora, necesitas descansar.—Lydia tomó la mano de su novio dirigiéndose a la habitación.
—Pero aún es temprano.—Se quejaba Fred siendo arrastrado.
—No quiero quejas.—Al llegar al cuarto retiró la coleta que tenía hecha en su cabello.—Necesitas dormir, no sabes cuanto tiempo más George te dejará descansar.
Lydia se acercó a besarlo haciendo que Fred al instante cayera rendido a los pies de su novia;—Tú ganas, pero necesito abrazarte para poder dormir.
—Creí que abrazar algo para dormir era de bebés.—Miró a Fred cruzarse de brazos como un niño.—Solo bromeo.
Sonrió acostándose en la grande cama que compartía con el, Fred al instante comenzó a tararearle una canción mientras se acostaba a su lado apegándose a su cuerpo.
—Lydia...—Murmuró adormecido.—Se mi esposa.
La rubia miró al pelirrojo y sonrió asintiendo, lo amaba y aunque no fue la manera más especial de pedírselo estaba segura de que lo hacía con total sinceridad, después de todo con el regreso de Voldemort el futuro se complicaría, sin darse cuenta ambos cayeron en brazos de morfeo.
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Grindelwald |Fred Weasley
FanficLydia Grindelwald, nieta de aquel mago tan conocido como el apellido que lleva, al llegar a Hogwarts conoce a Fred Weasley el único que no temía de ella y su historia familiar.