1.-Extra.

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George y Lydia

Tres años después de la batalla y Lydia seguía llorando la muerte de Fred, Cedric ya había cumplido 4 años por lo que su cuidado cada vez era más y más pesado al hacerlo sola.

—Hola Luna.—Saludó desanimada, cada año iban al cementerio a ver la tumba de los fallecidos en la batalla.

—Lydia.—Sonrió mirando al pequeño en sus brazos.

Una lágrima se deslizó por la mejilla de la rubia, Luna al notarlo la miró con sorpresa;—¿Lloras porque alguien te hizo daño?—Pregunto triste.

—Lloro porque alguien me hizo muy feliz.—Sonrió con desánimo.

—Si alguien te hace feliz, sonríe.—Intento animarla.—Las personas que nos aman no quieren vernos llorar, estoy segura que le encantaría verte sonreír.

—Gracias, Luna.—Murmuró mientras un chico se acercaba a ellas.

—Tengo que irme, Rolf y yo estamos investigando algunas plantas muy curiosas.—Se despidió.

Con una ligera sonrisa se despidió, había llegado la hora de ir a la madriguera donde Molly la había invitado a pasar la tarde, sabia lo duro que estaba siendo para Lydia cuidar de Cedric sola y con el pesar de un corazón roto.

—Pasa querida, el almuerzo está casi listo.—Sonrió Molly.—Dame a Cedric, debes estar muy cansada.

—Gracias.—Tragó saliva intentado parecer alegre pero era imposible.—Iré un momento a la sala, necesito sentarme.

Al entrar al lugar por un momento sintió que estaba soñando al ver a Fred jugando con uno de sus inventos, pero al notar que aquel pelirrojo se había levantado con una sonrisa nostálgica se dio cuenta que solo era George.

—Lydia.—Saludó, la última vez que se habían visto había sido hace mucho ya que George casi no salía de la tienda.

Por inercia la rubia se acercó apretándolo contra ella, le dolía profundamente el que George sea tan parecido a Fred, el Weasley le acarició el cabello sintiendo ese aroma que años atrás le enloquecía pero ahora era diferente, ya no le causaba ningún sentimiento.

—También extrañe verte.—Habló George haciéndola sonreír.

—Lo siento, es solo que...

—Lo entiendo, no te disculpes.—La acompaño a sentarse en uno de los muebles.—¿Como está Cedric?

—Una vez que comenzó a hablar no se detuvo, es idéntico a Fred.—Susurró el nombre de su difunto esposo.—Pero cada vez es más difícil cuidarlo sola, es muy escurridizo.

—Típico Weasley.—Sonrió, Ginny entro a la sala con el pequeño en brazos.

George contuvo las lágrimas al verlo sonreír, quería sostenerlo y abrazarlo, después de todo era lo ultimo que tenía de su hermano. La descendencia de Fred Weasley.

—¡Ced!—Se levantó hasta llegar con su hermana y sobrino.—¿Como van esos dientes?

Comenzó a hacerle cosquillas al mismo tiempo que lo cargaba haciéndolo reír, Cedric detuvo la mano de George sosteniéndola con sus pequeñas manos mientras lo miraba con sorpresa, la sangre se les heló a todos los Weasley presentes incluso a Ron, Harry y Hermione que habían llegado hace a penas unos minutos.

—Papá.—Habló con una dulce voz el pequeño.

La mirada de los presentes se dirigió a George el cual borró su sonrisa tornando un rostro de melancolía, Arthur por suerte los sacó de ese momento incómodo.

—L-La comida está lista.—Aclaró su garganta.

Y casi como si les estuvieran lanzando un Avada Kedavra todos corrieron lejos de ellos por miedo a molestar la conversación que estaban por tener, George miraba con sus ojos cristalizados al pequeño Cedric.

—George... El no sabe, aún es muy pequeño y....—Lydia se acercó al Weasley que volteó a verla reflejando la tristeza que sentía.

—Casémonos.—Propuso sosteniendo con firmeza al bebé que miraba con admiración al que creía su padre.

Lydia lo miró con el ceño fruncido, por obvias razones iba a negarse pero al ver a su hijo lo pensó un poco: ¿Por qué no darle un padre a Cedric? ¿Por qué separarlo de la persona más cercana que tenía a Fred? Y también pensó un poco en su futuro, necesitaba ayuda para criarlo, el ver a George le hacía sentirse un poco menos triste. Sabia que no era Fred pero no quería pasar el resto de su vida sola o casada con alguien mintiendo sobre su amor.

—Pero, no te amo.—Habló intentando quitarle de los brazos a Cedric.—No quiero herirte.

—Lydia, tampoco te amo... Pero quiero casarme contigo, quiero cuidar y proteger a las únicas personas que mi hermano amó, si les llega a pasar algo a ustedes no creo poder con tanto.—Dio unos pasos atrás evitando que le quitaran al pequeño.—Por favor Lydia, déjame estar con ustedes, déjame ser la persona que estará para ustedes en los peores momentos.

Lydia miró un momento abajo pensándolo hasta que finalmente lo decidió, George no la amaba y ella tampoco lo amaba a él, no le mentirían el uno al otro con promesas de amor falsos tan solo se tendrían el uno al otro apoyándose.

—De acuerdo, George.—Aceptó con la mirada decaída.

Grindelwald |Fred Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora