Capitulo 24

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Lydia tenía al pequeño Cedric en sus brazos, la muerte de Dumbledore había sido reportada en todas partes, no había ido al funeral ya que Molly le pidió quedarse y no poner en riesgo al pequeño, ahora su mayor prioridad era cuidar de su hijo aunque de arriesgar su vida se tratara, la rubia comenzaba a entender todo el amor que un padre podría tener por su hijo.

Mientras tanto la mayoría de los Weasley irían en ayuda de Harry para llevarlo a la madriguera, Lydia estaba preocupada por su prometido más que nada temía que algo le sucediera en el camino de regreso, se culpaba de no poder acompañarlo pero tenía que cuidar de Cedric y Molly no la dejaría ir tan fácilmente.

—¿Como crees que le esté yendo?—Lydia le pasó a Molly el bebé.

—Espero que no hayan cometido ninguna locura.—Suspiró comenzando a acurrucar a su nieto.

No tenían ni idea de lo que estaban haciendo o cómo transportarían a Harry con ellos sin que se den cuenta.

—Tranquila, Lydia.—Ginny se acercó a su cuñada.—Todo irá bien... Son más fuertes de lo que crees.

—Lo sé.—Mordió sus nudillos.

—Vamos sonríe un poco, de acerca tu boda y no queremos una novia arrugada.—Bromeó la pelirroja.

—¿Escuchaste eso?—Lydia dirigió su vista a la puerta.

—Llegaron.—Ginny aseguró.

Al escuchar aquellas pisadas resonar, Lydia y Ginny salieron encontrándose con Harry y Hagrid los cuales lucían severamente agitados.

—¡Harry!—La rubia corrió al azabache abrazándolo.—¿Estás bien? ¿Te lastimaron?

—Calma, estoy bien.—Sonrió como pudo.

—¿Donde está Fred?—Preguntó curiosa.

—¿Somos los primeros en llegar?—Preguntó Hagrid a Ginny.

Pocos minutos después George llegó, en una de sus orejas había sangre parecía que la había perdido por lo que Lydia apurada fue a socorrerlo.

—Ginny, tráeme esa botella... Leí sobre esto algunas veces.—Miró a George el cual reposaba en un mueble.

—¿Nunca haz curado una oreja?—El pelirrojo la miró enternecido.

—¿Cuantas personas crees que pierden a diario las suyas?—Le sonrió comenzando ah echarle un líquido sobre la herida.

—Más de la que te puedes imaginar.—Murmuró.

De poco a poco la madriguera se llenó con los demás hasta que finalmente llegó Fred a ver a su gemelo el cual estaba siendo acariciado por una preocupada Lydia.

—Estará bien.—Aseguró la rubia a su prometido.

—Tiene que estarlo, no me pienso quedar sin padrino para la boda.—Molestó haciéndolo sonreír.—¿Como te sientes Georgie?

—Como queso...

—¿Como dices?—Frunció el ceño.

—Como queso... Tengo agujeros Fred.—Señaló su herida sonriendo.

—Hay un mundo de chistes sobre orejas y dices como queso... Eres patético.—Fred rio.

—Sigo siendo más guapo que tú.

Luego del anuncio de la muerte de ojo loco, Lydia fue por su hijo cargándolo, Harry miró a la rubia sorprendido era la primera vez que veía al bebé.

—¿Cuando nació? Quiero decir... La última vez aún estabas embarazada.—Habló incoherente.

—Tiene apenas un par de meses.—Lo meció.

—¿Como se llama?—Miró enternecido al bebé.

—Cedric, Cedric Gael.—Habló, la mirada de Harry entristeció al recordar al Hufflepuff.

—Cedric... Le queda bien.—Aseguró haciéndola sonreír nuevamente.

—¿Como está mi pequeño?—Fred se acercó a los amigos dispuesto a ver a su hijo.

—Estuvo todo el tiempo tranquilo, parece que solo quiere jugar cuando tú estás.—Sonrió la rubia.

—Deben ir a descansar.—Arthur propuso.

—Es cierto.—Apoyó Lydia y dirigió su mirada a Fred.—Lo hicieron bien, necesitan dormir.

Cada uno se repartió entre las habitaciones, otros se marcharon a sus casa transportándose, Fred y Lydia miraban a su bebé al medio de ellos, su pecho subir y bajar con delicadeza.

—Es hermoso.—Susurró Lydia sonriente.

—Claro que lo es, es un Weasley.—Habló Fred.

Ambos se dieron un beso casto recostándose con cuidado de no despertar a Cedric, pronto sería su boda y necesitaban estar bien descansados para ella.

Grindelwald |Fred Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora