Capitulo 15

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Era el momento de regresar a Hogwarts, Lydia estaba en la madriguera sin noticia alguna de su padre.

—Vamos querida.—Molly la llamó.

Todos hablan y reían, Fred tenía a su novia de la cintura besando su mejilla, desde lo que había pasado noches atrás se hicieron más cariñosos que nunca. Pero la felicidad no duraría mucho para Lydia porque pronto un Patronus Incorpóreo molestó en la sala, todos miraban esperando la voz de cualquier persona de la orden del fénix y así fue Dumbledore lo había mandado.

—El cuerpo de Gael Grindelwald fue encontrado, Gael Grindelwald a muerto.—Concluyó desvaneciendo así la luz del hechizo.

Los Weasley voltearon sus cabezas a la rubia quien solo se limitó agachar la cabeza, no lloraba ni temblaba incluso parecía muerta, al instante Fred habló intentando llamar su atención.

—¿Lydia?—Murmuró.

Aturdida, apenas podía procesar la información. Trató de mantener la compostura, pero las lágrimas amenazaban con desbordarse en cualquier momento.

—¿P-Podemos irnos al expreso a Hogwarts?—Respondió, tratando de mantener la voz firme.

Fred sin importarle nada, la tomó suavemente de la mano atrayéndola a él para abrazarla con fuerza, sintiendo el peso de su dolor.

—Lo siento mucho, Lydia.

Ella se aferró a él, dejando que las lágrimas fluyeran libremente, odiaba que la vean de aquella manera tan vulnerable. A penas se recuperó los demás le dieron espacio para ir a la estación, nadie decía nada entendían que la rubia necesitaba estar sola un tiempo, incluso al regresar a clases Lydia estaba devastada, no hablaba con nadie más que con Harry o Fred, su amigo Hufflepuff intentaba darle apoyo que la rubia no quería hablar, en los entrenamientos del E.D se la pasaba abrazada a Fred o George en silencio, solo silencio.

—Muy bien Ron.—Felicitó Harry, el cual caminaba por todo el lugar viendo el avancé de todos.

Más luces iluminaban la sala algunos eran patronus corpóreos y otros no lo eran, después de un tiempo una pequeña liebre corría por el lugar perteneciente a Luna.

—Mira Lydia.—Fred le murmuró a su decaída novia.

Ella sonrió levemente viendo los animales correr de un lado al otro, Harry se acercó a la pareja, Fred ya había logrado conjurar su patronus solo faltaba la rubia.

—Tu puedes Lydia, inténtalo.—Alentó el azabache.

Lydia se separó de su novio y cerró sus ojos, la voz de Harry la llamó "Tu recuerdo más feliz." Pero realmente no podía conseguirlo, sus recuerdos más preciados eran con su padre quien ahora estaba muerto, intento pensar en sus recuerdos con Fred pero su corazón estaba demasiado roto provocando que incluso esos los viera con tristeza.

—Tranquila Lydia, ya lo conseguirás.—Harry miró con una sonrisa de lado a su amiga.

Fred la trajo hacia el por la cintura entendiendo su pesar, un fuerte estruendo resonó llamando la atención de todos hasta que una gran explosión hizo ver la luz del lugar, ahi estaba la profesora Umbridge junto la brigada inquisitorial que traían a Cho del brazo. La rubia miró de reojo a Cedric el cual apretó los puños al ver a su novia.

—¡Lo sabia! ¡Sabia que el tener a un Grindelwald aquí tan solo traería problemas!—Chilló Umbridge.

—Usted es el problema.—Habló fuerte por primera vez la rubia.

—Todos los Grindelwald deberían ser exterminados, como lo hicieron con su padre.—Sonrió con victoria al ver el rostro de la chica.

—Tranquila.—Fred abrazo a su novia besando su cabeza.

Los chicos de Slytherin al verlos fingieron querer vomitar para luego reír llevándose una mala mirada por parte de Harry y George.

—¿Qué esperan? ¡Atrápenlos!—El sapo rosa ordenó.

Pansy Parkinson la sostuvo con fuerza del brazo sintiéndose superior, miró preocupada a su novio el cual la miraba de la misma forma. Todos recibieron un castigo por lo sucedido, su mano marcada ahora estaba siendo sanada por Diggory.

—¿Te sientes bien?—Murmuró un igualmente adolorido Cedric.

—Supongo que si...—Aclaró su garganta mirando su mano.—Gracias.

—Quería decirte que... lamento lo que sucedió.—Se sinceró.—Nunca creí que Cho sería capaz de delatarnos.

—No te disculpes.—Sonrió con falsedad.—Nadie lo quería creer.

Cedric sonrió de lado mirándola enternecido, ambos se habían encariñado lo suficiente.

—Y lamentó lo de tu padre... Se que debe ser duro perder a un familiar.—Tragó saliva intentando no temblar.

—Supongo quien se mete a cosas malas termina mal.—Hizo una mueca.—Mi padre era un buen hombre, la persona más generosa y graciosa que pude haber conocido... Espero que donde quiera que este continúe siendo ese mismo hombre.

—Lo es.—Cedric le mostró una cálida sonrisa la cual le devolvió.

—Gracias, Cedric.—Una lagrima deslizó por su mejilla.

—No me lo agradezcas.—Alboroto el rubio cabello de su amiga.—Luego de la graduación te llevaré a algún restaurante Muggle y entonces te dejaré agradecerme.

—Es un trato.

Grindelwald |Fred Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora