Capitulo 11

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Lydia no había vuelto a hablar con Fred desde lo que ocurrió esa noche, con George apenas cruzaba palabras cuando estaba lejos de su gemelo, la rubia sentía demasiada vergüenza al mirarlo, en el tren se la pasó con Cedric y Cho en un vagón.

Al llegar al castillo se anunció la entrada de una nueva maestra, al principio no parecía mala, el rosa nunca significaba maldad pero en este caso sería diferente.

—¿No vamos a usar magia?—Cedric preguntó, Lydia se había sentado junto a él evitando por completo la mirada de los Weasley.

—No hay razón alguna para usarla, señor...

—Diggory.—Respondió.

—Pero profesora.—Lydia intervino.—Si no usamos magia ¿Cómo nos defenderemos de lo que esta afuera?

—¿Quien tendría la intención de atacarlos?—Intentó fingir amabilidad.

—Voldemort.—Habló obvia.

—Cierto mago no a regresado, son mentiras... simples inventos de una busca fama.

—¿Busca fama?—Lydia la miró disgustada.—¿Usted cree que yo misma me ocasione esas lesiones para inventar algo tan grave como su regreso?

—Tan solo se golpeó la cabeza y tuvo un problema al transportarse, la mente a veces nos juega malas...

—¡No fue un accidente! Yo misma defendí a Harry antes de que lo mataran.—Se quejó.

—Parece que la mala educación viene de familia.—Sonrió el sapo rosa.—No me sorprendería si algún día toma las mismas decisiones que su abuelo.

—¡Todo lo que está diciendo es pura basura!

Al notar lo que había dicho se silenció, algunos murmullos iniciaron al ver a la tímida Lydia gritarle así a una maestra.

—La espero esta tarde en mi despacho señorita Grindelwald.—Dolores la miró con desagrado para iniciar su clase.

Cedric le mostró una sonrisa a Lydia intentando calmarla;—Yo si te creo.—Aseguró.

Por un momento la rubia miró a los gemelos, George le mostró una sonrisa chueca mientras Fred la miraba como si quisiera decirle algo en ese momento.

* * *

—Pase...—Habló Umbridge cuando Lydia tocó la puerta.—Es un gusto volver a verla.

—A ninguna de las dos nos da gusto el vernos, seamos sinceras.—Interrumpió.—¿Cual es mi castigo?

—Escribe lo que te voy a dictar.—Le enseño una pluma.—Y no te preocupes por la tinta, pronto la tendrá.

Lydia sin entender que intentaba hacerle Umbridge tan solo siguió sus órdenes.

—"Tengo que controlar mi boca"

Cuando comenzó a escribir sintió la palma de su mano contraria arder, la miró al instante notando que las palabras se estaban escribiendo sobre esta;—¿Acaso esta loca?

—Todos merecen un castigo cuando son maleducados, continúe.

—No.—Se levantó lanzando la pluma.—Si quiere odiar a alguien usted es la mejor opción.

—Termine su castigo.—Gruñó.—No quiere verme enojada.

—¿Ah si? La que no creo que le gustaría verme enojado sería usted.—Intentó salir del lugar pero Umbridge se interpuso.

—Lo sabia... Eres igual a tu abuelo.

—Si intenta algo en contra de mi, créame que seré peor que el.—Sacó su varita furiosa.

La maestra asustada se hizo a un lado dándole el espacio para salir, ya estando fuera de ese lugar suspiró caminando hasta su sala común.

—¡Lydia! ¿Que sucedió?—Cedric la alcanzó antes de que entrara.

—No se que hice... Creo que amenacé a la profesora.—Habló de forma muy aguda.

—¿Que hiciste que?—Diggory se quedó estático al escucharla.

—¿T-Te puedo abrazar? Siento que me desmayaré en algún momento.—Lo nerviosa y asustada que estaba se podía notar a kilómetros.

Cuando se enojaba era como ser otra persona totalmente diferente a la que conocían y al calmarse se asustaba notando todo lo que había hecho o dicho.

—Hmm, claro.—El castaño la abrazó intentando tranquilizarla.

Lo que la rubia no se esperaba es que cierto pelirrojo la había observado en ese momento, al verlos se marchó del lugar en busca de su hermano.

Grindelwald |Fred Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora