Capítulo 16

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Percy solo sonreía mientras escuchaba como Hermione le hacía preguntas, pero no se detenía a escuchar la respuesta. Se notaba que estaba demasiado nerviosa y bueno, nadie podría culparla.

Fueron guiados por una sirena y Hermione estuvo de acuerdo con que no se parecían en nada a una mujer hermosa, posiblemente los hombres habrían de estar totalmente alcoholizados como para siquiera pensar en eso.

Hermione cada vez que se acercaban más y más al hermoso palacio (a palabras de ella) se ponía nerviosa, realmente nerviosa. Estaba por conocer un mundo que era distinto al de ella, el mundo donde habitan los dioses. Si hace un par de años le dijeran que los dioses eran reales probablemente hubiera investigado y después de una ardua investigación se hubiese reído de quien habría dicho eso.

"Hermione, tranquilizate"-. Percy intentó calmar a la bruja de cabello tupido, pero fue en vano.

"N-no puedo"-. Replicó la bruja dejándose llevar por las corrientes.

Ella se sostenía de la mano de Percy con fuerza ya que temía ser arrastrada y perderse, quedando a la deriva en el fondo del mar, desconocía si podía respirar debajo del agua por siempre, pero realmente no tenía deseos de ponerlo a prueba.

"No es como si mi padre nada más verte quisiera convertirte en un delfín o algo así. Debo agregar que tiene sus momentos de bipolaridad, pero puedes estar tranquila"-. Eso no tranquilizó a Hermione, sino que la asustó pues su mente comenzó a maquinar ciertos eventos donde hacía enfadar al dios y terminaba convertida en una criatura marina condenada a vivir por toda la eternidad en el océano.

El interior del palacio era enorme además de hermoso. Hermione había visto los hogares de los magos y brujas de "sangre limpia", pero ninguna se podía comparar siquiera con todo lo que veía en esos momentos. La atención de Hermione se centró en algunos escombros y algún que otro lugar que parecía estar en construcción.

"¿Sucedió algo?"-. Hermione quiso saber, aunque no sabía si realmente debía estar preguntando eso. Percy sonrió.

"Bueno, mi padre tuvo una guerra contra un Titán llamado Océano cuando los demás dioses lidiaban contra otro Titán en tierra llamado Tifón, pero convencí a mi padre que dejará el palacio y ayudará a los demás dioses y pues... El resultado fue que el palacio quedó destruído y aún continúan los esfuerzos por reconstruirlo a la antigua gloria que gozaba"-. Percy explicó de manera breve.

Hermione se quedó en silencio unos momentos, Percy podía hablar de dioses y titanes como si no fueran nada. Los problemas que ella y sus amigos desde hace años parecen de broma, el chico a su lado había enfrentado todo tipo de amenazas arriesgando su vida a un nivel mayor. Por lo que le contaba, sino hubiera sido por él y sus amigos posiblemente todos habrían muerto desde hace ya tiempo sin poder hacer nada.

"No te mortifiques por todo lo que te he contado, Hermione"-. La voz de Percy sacó a Hermione de sus pensamientos y se dio cuenta de que estaban pasando un enorme jardín con hermosos arrecifes.

"Tú has tenido tus aventuras y yo he tenido las mías. Ambas hemos sacrificado muchas cosas y también hemos sufrido, el peligro nos ha acechado a los dos. No dejes que todo lo que te conté dañe tu manera de verlo todo"-. Habló Percy tranquilamente dándose la vuelta para darle una pequeña sonrisa a la bruja de cabello tupido.

El interior de Hermione se estremeció por aquellas palabras y bajó la cabeza para que no pudieran ver su sonrojo. Quizá no tenía mucho tiempo de que había conocido a Percy, pero estaba claro que se estaba ganando su corazón con todo lo que hacía y decía por ella, era como si el destino hubiese entrelazado sus caminos y ella se alegraba de que había sido de esa manera.

Hermione no sabía qué decir, pero afortunadamente no tuvo que hacerlo ya que ambos se detuvieron junto a la sirena frente a un par de enormes puertas. La sirena se giró para verlos.

"El señor Poseidón y la señora Anfítrite los esperan dentro"-. Haciendo una reverencia a ambos, se retiró dejándolos solos frente a las puertas.

"¿Estás lista?"-. Percy preguntó a una muy nerviosa Hermione.

"N-no"-. Respondió sin siquiera mirar al semidiós quien nuevamente sonrió.

"Te entiendo, la primera vez que conocí a mi padre fue cuando tenía doce años y no sabía cómo comportarme con él, pero te aseguró que es genial. De hecho, es de los más tranquilos y alegres de todos los dioses además creo que te llevarás bien con mi madrastra"-. Agregó Percy mientras se refería a Anfítrite como madrastra. Ambos habían tenido sus roces en el pasado, pero ahora Anfítrite veía a Percy como un hijo y Percy la veía como una madre.

La bruja de cabello tupido hizo hasta lo imposible para dejar de sentir nervios, pero Percy no le dio tiempo y abrió las enormes puertas con un ligero empujón. Hermione cerró los ojos al sentir leves corrientes cálidas pasar por su rostro y al abrirlos quedó aún más maravillada que antes.

Tanto el suelo, paredes y techo parecían estar hechos de mármol puro las columnas que habían parecían mostrar diseños de batallas, al ver dichos diseños sintió como si estuviera leyendo un libro de historia. Habían decoraciones marinas por todos lados haciendo que la belleza de la habitación resaltará aún más.

En el fondo de la habitación se podían ver dos figuras que estaban sentadas en sus tronos y Hermione no necesitó que nadie le dijera que esas dos figuras eran Poseidón y Anfítrite. Ambos parecían totalmente humanos tal como ella y Percy, quiso golpearse mentalmente al pensar que podrían haber tenido colas de pez, branquias o algo similar.

"Podemos tenerlas, pero creíamos que te resultaría más cómodo de esta manera"-. Una suave y melodiosa voz se extendió por la sala. Hermione se puso totalmente colorada ya que adivinaron sus pensamientos o básicamente leyeron su mente, se alarmó ante esta última posibilidad y trató de no pensar en nada que pudiera ofenderlos.

Poseidón se parecían enormemente a Percy. La misma sonrisa sarcástica, el mismo color de cabello y ojos e incluso una complexión bastante similar. Llevaba una camisa hawaiana con unos short color negros además de un sombrero de pescador.

Anfítrite por el contrario era una mujer sumamente hermosa. Mostraba un par de ojos oscuros de color moca, cabello negro recogido en lo que parecía ser una red de perlas y seda. Llevaba puesto un vestido simple de color blanco y su única joyería era un anillo de pulidas pinzas de cangrejo rojo en su frente.

"Bienvenida a mi palacio, Hermione Granger"-. Poseidón le sonrió con amabilidad y Hermione sentía que estaba por desmayarse al conocer al dios de los mares.


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Amor de una Bruja y un SemidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora