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Mientras observaba a Nicole terminar de vestirse Ance luchaba por recuperar el aliento. Habían transcurrido varios días desde que enviaron la información a Lonny y aún permanecían en silencio.
Podía significar que la conspiración estaba mejor oculta de lo que pensaron. O que subestimaron el líder de la organización.

Pero Ance no tenía cabeza para pensar en ello. Menos en ese momento, que yacía desnudo en el lecho de Nicole.

Nunca cayó en la cuenta de cuantos años habían pasado, ahora le era inevitable reconocer que se estaba haciendo viejo. Lo que no comprendía era cómo Nicole permanecía tan energético. Sabía que el sujeto era mayor que él, y sin embargo, podía joderlo toda la noche y regresar renovado en la mañana.

Rió por lo bajo, pensando en cómo Morgan se burlaría si supiese que uno de sus compañeros de cama podía sobrepasarlo. Por supuesto que también se encabronaría cuando entendiera que Ance estaba drogado. Y aunque ahora el efecto era menos fuerte, para Morgan aquello implicaba una violación.

Aquel era uno de los rasgos que admiraba de su amigo. A pesar de que Morgan venía de una familia mafiosa, se imponía ciertas pautas. Sus hombres tenían prohibidas las violaciones, así como el asesinato de menores. Lamentablemente, al haber tenido una hermana, para Morgan las mujeres podían ser unas hijas de puta. Así que ellas fácilmente terminarían con un tiro en la cabeza si lo juzgaba pertinente.

Ance tomó una última inspiración. Giró el rostro hacia el costado, donde Nicole se acomodaba la corbata frente al espejo de pata. Para Ance resultaba gracioso como el hombre seguía siendo torpe con tales cosas. Incluso en su juventud, nunca logró atarlas adecuadamente.

Ance suspiró, buscó su ropa interior y se la puso antes de salir de la cama.

- Pensé que habías dejado de usarlas. – le dijo al sujeto llegando a su lado.
Nicole sonrió, observándole a través del espejo.

- Las dejé. – contestó girándose para verle – pero sé que no soportas las cosas mal hechas. Así que decidí aprovecharme. –
Ance rodó los ojos. “Tenía que habérmelo imaginado”pensó.

Le dio una palmada en las manos a Nicole y el sujeto soltó el agarre de la corbata. Ance la tomó en sus manos. Había hecho aquello tantas veces que sus manos se movían automáticamente. Pero la mirada de Nicole sobre sus manos le pesaba. Lo peor, era que no le molestaba ni la mitad de lo que debería. Y aunque se criticaba inmensamente, siempre se excusaba con la droga que tenía en el sistema, o con los beneficios que obtenía por aquellas pequeñas acciones.

Por ejemplo, Nicole le había regresado su teléfono. Inicialmente fue con la excusa de encubrir sus acciones frente a Morgan. Pero nunca se lo pidió de regreso. Así que Ance lo conservó.

- ¿Comenzarás hoy a entrenar a Lucio? – preguntó Nicole.
Aquel era otro de los favores que estaba dispuesto a hacerle a Nicole. Aunque el tipo pensaba que tendría un impacto positivo en su hijo, Ance lo veía como una forma de obtener información.

Estaba claro que Lucio era inestable, lo que no quitaba que seguía siendo el mejor asesino de aquella familia. Entrenarlo le daría una idea clara de sus habilidades, sus debilidades y sus manías. Información que resultaría muy útil en el futuro próximo. 

- No vengas llorando luego de que le dé una paliza.  – le advirtió. – Mi especialidad es enderezar a los mocosos malcriados. –

- Pues ese que tienes en casa de Morgan se ve muy mimado. – se burló Nicole. - ¿Cómo se llama? –

- Lonny. – contestó Ance, terminando de amarrar la corbata. – Sería interesante ver cuál de los dos es mejor.  –

- ¿Crees que tu cachorro pude con el mío? – preguntó Nicole, la curiosidad brillando en sus ojos.

La Tortura de LonnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora