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Morgan no durmió esa noche. Permaneció junto a Lonny mientras se calmaba. De alguna forma habían terminado en su habitación. Y mientras le veía dormir en su cama, no podía evitar recordar cómo había llorado hasta quedarse dormido entre sus brazos.

Tras dispararle a Clay, Lonny perdió la fuerza en sus piernas. Si Morgan no hubiese estado allí se hubiese golpeado contra el suelo. Por más que intentó consolarlo no consiguió que se detuviese. Así que le arrastró hasta sus aposentos.

Si lo pensaba adecuadamente, era la primera vez desde el ataque que ambos estaban en la habitación de Morgan sin que alguno tuviese segundas intenciones.

Lonny estaba triste y Morgan no quería aprovecharse de su debilidad.

Solo podía pensar en que le gustaba el lado frágil de Lonny. En lo agradable que resultaría su fuese un poco más sumiso. Sin embargo, de ser así, no sería a Lonny quien tuviese a su lado. El protegido de Ance era salvaje y certero. Un muchacho inteligente y correcto. Calculador, que sabía dónde estaba su lugar y nunca pedía nada.

Ahora estaba reclamando de Morgan más de lo que pensó que podía dar.

Que quería dar.

Y ahí estaba. Pasándole la mano por la espalda mientras le observaba respirar pausadamente. Ansioso de que despertase y temeroso de que llorase de nuevo.

Le apartó el cabello del rostro, viéndole acomodarse contra la calidez de su mano. Y mientras se le aceleraba el corazón, Morgan decidió que necesitaría algo para comer cuando decidiera levantarse.

Le seguía molestando la idea de que le dejase más temprano a causa de un caballo. Pero al ver su reacción tras el disparo no pudo más que dejarlo pasar.

Puede que Lonny no fuese una pequeña e indefensa criatura. Pero a ojos de Morgan, en ese momento era lindo.

Así que levantó el teléfono y ordenó a quien estaba en la cocina en ese momento que le subiese una bandeja grande con comida. Y mientras esperaba, le quitó los zapatos y cubrió el cuerpo de Lonny con mantas. Permitiéndole estar lo más cómodo posible en su cama.

Comenzó a desvestirse. Se dio un baño. Cuando regresó recibió la bandeja que pidió. Dejó la comida cubierta sobre la mesa de noche y se acomodó en el lecho junto a Lonny. Una vez más comprobó como aquella espalda ancha se ajustaba perfectamente en su pecho. Viendo dulcemente como el chico buscaba hambriento su calor.

Así cayó rendido. Escuchándole murmurar su nombre.

Ance no podía creer lo que estaba escuchando

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Ance no podía creer lo que estaba escuchando. No solo era bastante malo que estuviesen en contacto con el enemigo a espaldas de Morgan. Ahora encima estaban cumpliendo obedientemente sus demandas.

Pero lo que más le intrigaba era como Nicole había pedido específicamente por el.

"Ese viejo zorro" pensó apretando los dientes "Busca cualquier excusa"

La Tortura de LonnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora