Capitulo 37.

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-¡Estas demente!

-¡Mira lo que le hizo con tan solo un mes de embarazo!¿¡Que crees que va a pasar en los otro ocho que le quedan!?.- gritó ella furiosa.

-No me trates como idiota.- espetó él acercandose a ella a paso apresurado, sus pupilas se dilataron y ella no pudo moverse cuando él alzó su blusa y le quito la banda.- Cuando tu tomas el control sus heridas se vuelven nada. Ella no podría soportar el embarazo, pero tu sí.- apuntó su abdomen ahora libre de moretones.

-No pienso dejar que ella de a luz a un Monstruo.- prometió con voz segura.- Esto le hace daño.

Jack la miró incredulo ante sus palabras. Era solo un bebé, uno que no tenía la culpa de nada, un bebé que Elizabeth añoraba tener.

-¿Como puedes ser tan egoísta?.- preguntó mirandola a los ojos.- Elizabeth desea tener a ese bebé. Lo ama, incluso ahora que debería ser un feto, esta creciendo muy rapido. Está empezando a tener vida, a tener un corazón. Es vida, Frost. Hay vida creciendo aquí.- comentó colocando suavemente una mano sobre su vientre un tanto pronunciado.

Frost desvío la mirada ante aquella verdad, su mirada bajo a su vientre. No iba a mentir, el saber que tendrían un bebé le alegraba, ser madre era un deseo que Elizabeth guardaba celosamente dentro de sí.

-Le hace daño.- musitó.- No sabemos lo que es. No soy del todo humana y su padre es un vampiro. ¿Que tan loco es eso?.- cuestionó mirando a Jack, quien sonrió.

-Sigue siendo su hijo. Tu hijo.

Frost soltó una risa por lo bajo.

-Si que eres persuasivo.

***

Edward suspiró mirando por el balcón la gran ciudad de New York. Ya era hora. Liam se combiaba en el cuarto de la habitación que habían rentado, ya tenían la dirección exacta de donde Elizabeth se estaba quedando, con el tal Jack del que Liam le había hablado anoche.

-¿Estas listo?.- escuchó la voz del castaño a sus espaldas.

Giró su rostro y asintió seguro. Salieron de la habitación después de que Edward tomara las llaves de un auto que Liam había rentado. Tomaron el ascensor en silencio presionando el botón que daba al estacionamiento, cuando el ascensor se detuvo ambos salieron al mismo tiempo encaminandose a un lujoso auto de color rojo.

-Pudiste elegir un color menos llamativo, ¿No crees?.- inquirió el vampiro.

-¡Vamos! Solo lo usaremos una vez.- comentó divertido.

Edward resopló burlón mientras presionaba un botón en el llavero quitándole los seguros al auto.

-Bien, pero yo manejo.- dijo sonriendo sancarronamente.

-Tks. Ya me lo esperaba.- se quejó Liam subiendo al auto del lado del copiloto.

Al estar ambos adentro, Edward no perdió tiempo en echar a andar el auto a una velocidad impresionante, tanto que el castaño se sobre salto un poco, abriendo sorprendido los ojos al no poder enfocar nada en la carretera.

-¡Lo sabía! Sabía que no era buena idea que conducieras.- exclamó el castaño colocandose temblorosamente el cinturon de seguridad.- ¡Es una trampa!¿¡No es cierto!? Estaba arreglado, me vas a matar.

Edward soltó una carcajada ante los gritos dramáticos del castaño, acelerando mas el auto, solo para molestarlo.

-Deja de ser tan dramático.

Liam rió temblorosamente agarrandose a los bordes del asiento, el vampiro realmente manejaba como un loco.

Zigzagueaba entre los autos de la carretera y daba vuelta de pronto, el castaño emoezaba a sentir muchas nauseas, de vez en cuando, en cada vuelta su cabeza se golpeaba con la ventana. Hasta que finalmente dio una ultima vuelta y se detuvo frente a un enorme edificio abandonado, mas sin embargo, no estaba en mal estado. Apagó el motor y ambos bajaron del auto, acercandose a las puertas dobles del edificio.

Monstruo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora