Capítulo 3

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Ya habían pasado algunos días desde que me mude al cuarto de Orson, no les voy a mentir... ¡Es horrible! Patea cuando duerme o sólo basta estar fuera de cama por unos minutos para que se adueñe de esta y la única solución es levantarlo para pedirle que se mueva a su lado o acostarse e irlo empujando para hacerme espacio y poder dormir, hasta la cama de antes se me hacía más grande... Por otro lado, Jean no parecía quejarse, siempre salía con una sonrisa acompañado de Darían, la misma que tenía una guerra eterna con Nicole, era un horror hacer videos con todo el Team Privé Crew, Darían no le gustaba ni que Nicole le sonriera a Jean, ella lo proclamaba totalmente suyo... Y yo envidiaba eso. No sé si los últimos días pude superar al menos un poco a Jean o sólo me estuve torturando a mi mismo.

Todas las mañanas en la mesa eran extrañas, Orson trataba de llevarse bien con Nicole, pero esta no parecía darle la luz verde. Darían miraba de reojo a Nicole ni siquiera permitiéndole a esta posar sus ojos en Jean, Ralf miraba la escena entretenido por los intentos fallidos de Orson y una que otra vez, pude sentir la mirada de Jean en mi.

-Ya sé, chicos. -La voz de Ralf se hizo notar y todos dirigimos la atención a este. Él se limpio la boca y señalo a Nicole, se paró y camino a ella tomándola de los hombros.

-No le dimos exactamente una buena bienvenida a Nicole, qué tal si esta noche salimos a un antro para celebrar su entrada al Team Privé Crew?

En realidad a todos nos pareció una buena idea, a mi me pareció una ocasión para distraer mi mente y dejar de pensar en aquel pelinegro, de piel pálida... Labios rosas... Excelente cuer- ¡Basta, Libardo! Negué con la cabeza y luego sonreír mirando a Ralf, estaba clavado en su celular buscando un buen antro.

Terminamos de comer e inevitablemente las chicas se fueron desde ahora a buscar lo mejor de su guardarropa para ponerse, no eran las únicas. Ralf, Orson y... Jean, también fueron. Yo fuí a sentarme en el borde de la piscina perdiendo me entre mis pensamientos. El día era muy bello, el cielo azul era hermoso, las nubes blancas que lo invadían viéndose tan esponjosas como siempre tampoco se quedaban atrás... Era algo que anhelaba tocar y hasta llevarme un pedazo conmigo, aunque sabía que era imposible... Era algo parecido con Jean, deseo tocarlo y llevarlo conmigo ¡Pero eso se siente peor! Porque se que lo podría intentarlo, pero ¿Qué carajos? Envés de eso estoy mirando nubes en el cielo.

Solté un suspiro y me pare comenzando a adentrarme a la mansión, en la habitación habían prendas volando y cayendo por todos lados,Orson estaba buscando su "Outfit" perfecto para la ocasión, trate de salvarme de esa pila de ropa pero el me tomo del brazo y cerro la puerta, tomo camisas y las comenzó a probar por encima de la que ya tenía.

-¡Libardo! Ven, déjame ayudarte, escogeré tu outfit para esta noche.
-Realmente se lo miraba tan torpe pero feliz como siempre, en realidad no trate de forcejear mucho, me gustaba el estilo que el contrario manejaba y también él entendía el mío.

¡Wow! -Me encantaba, me había dejado muy poco cargado, pero aún así se veía genial, eran unos vaqueros negros y una chaqueta, el torso era negro y las mangas blancas, tenía cierre y abajo se podía ver una camisa blanca con un collar colgando de mi cuello, el cual tenía un lindo adorno de luna. El contrario me había puesto un "arete" que en realidad eran dos pequeños imanes.

—Lo sé, no digas nada, sé que creo combinaciones perfectas!... Oh -Se asomó repentinamente desde la puerta de la habitación tomando aire. ¡Nicole, ¿te ayudo con tu outfit!?

—¡Jodete! -Se escucho por parte de la chica. Eso me hizo reír, me estuve viendo al espejo un rato para luego mirar la hora, entre yo perdido en mis pensamientos, los chicos arreglándose y luego Orson arreglando me a mi, se habían hecho las 4 de la tarde, no podía creerlo. Terminamos comiendo a esa hora, aunque si que había pasado la hora de la comida ya.

Después sólo estuvimos mirando videos en Youtube y haciendo nuestras cosas hasta que dieran las 8. No tuvimos ganas de comer, sólo habían pasado cuatro horas desde que habíamos comido.

En fin, recogimos nuestras cosas y tomamos dos Ubers para ir todos en dos grupos y encontrarnos allá, aunque los carros siempre se mantuvieron uno al lado de otro, lo que hizo que bastara sólo bajar las ventanas para poder vernos.

¿¡Por qué?! | LieanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora