Capítulo 6

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"Sé que esto arruinará todo, pero..." El chorrudo se fue acercando lentamente a Libardo y este sorprendentemente no se movió, ni para alejarse ni menos acercarse, poco a poco se fueron perdiendo más en la atmósfera pero justamente cuando ya estaban a escasos centímetros el uno del otro un ruido los sorprendió, el sonido provenía del celular del mayor, este trato de ignorarlo y seguir con lo suyo pero quien sea que fuera no desistia y seguía timbrando.

—Joder... -Finalmente se digno a tomar el celular y una voz masculina pudo acerce notar, bueno, una voz de chico pero algo delicada.

—Hola, cariñ-

El chorrudo corto la llamada como si de eso dependiera su vida, tiro el celular a un lado apartado en el asiento y miro a el pelicastaño soltando pequeñas risitas nerviosas.

—Bueno! Hay que ver cuantas personas tienen un número parecido al mío, número equivocado, nada en que fijarse. -El celular volvio a sonar y esta vez sí miro quien era, volvio a cortar la llamada y apago su celular con una mueca algo disgustado "Este tipo... Sólo lo hicimos una vez, deja de molestar..."

El pelicastaño se sintió algo curioso pero trato de ignorarlo, tal vez eran cosas privadas, toco su hombro y el mayor inmediatamente lo miro topandose con la sonrisa del chico.

—¿Pasa algo? Me podría ir ahora si tienes co-

Fue interrumpido por el pelinegro-azul que lo nego algo nervioso.

—¡No! No pasa nada... Eh, yo te dije que te invitaría algo de vino. -Mencionó sacando una botella de un cajón que se encontraba debajo de su asiento, de paso saco dos copas y una la puso en las manos del menor ya estando llena.

—Gracias pero, ¿No tienes que conducir? -Agarro con delicadeza la muñeca del contrario haciendo que la copa llena no llegara su boca.

—Oh no te preocupes, me llevaras a tu casa y dormiré acurrucado contigo. -Dijo en tono coqueto el chorrudo guiñandole al contrario... Aunque eso no funcionara ya que apenas podía abrir su otro ojo, más bien parecía estar parpadeando.

Aún así las palabras bastaban para hacer que el contrario comenzara a jugar con su copa algo nervioso. —O-oh pero qué cosas dices? Además, vivo con unos amigos y mi habitación también es compartid-

El chorrudo acorralo a Libardo en su asiento con algo de enojo reflejado en su rostro. —El tipo con el que estabas antes, con él compartes habitación?

—¿Eh? -Las mejillas del menor se ruborizaron de manera violenta pero puso una mano sobre el pecho de quien lo acorralaba y lo alejo haciéndolo sentat de nuevo en el otro asiento. —N-no, bueno sí, digo...no! Antes, ahora no.

El mayor se quedo en silencio observado a el pelicastaño, no estaba contento con esa respuesta, quería más y no iba a cambiar de tema hasta que el contrario revelara más.

—Bueno pues... Antes compartíamos habitación pero ya no, el ahora esta compartiendo una habitación con su novia.

Eso relajo al chorrudo, suponía que con el otro teniendo pareja no se animaría a hacer otra cosa más que mirarlo de lejos e insultarlo una y otta, hasta mil veces pero en su mente.

"Asi que daño su oportunidad sin saberlo..." No soporto las risitas y Libardo lo miraba extrañado pero antes de poder decirle algo tocaron la puerta del carro, como si fuera la puerta de una cosa.

—Uh, quién será?... -El pelinegro-azul cambio de asiento con el pelicastaño para abrir la puerta, se arrepintió al instante.

¡¡Honeeeey!! -Un chico pelirosa se lanzo hacia el interior del carro, más específicamente a los brazos del mayor, este puso una mueca de enojo pero no seria el único, cuando el pelirosa vio a Libardo también hizo una mueca y se arrodillo en el asiento en medio de las piernas abiertas del mayor aputando a el pelicastaño.

—¿Quién es él? Cuando nos acostamos no dijiste que habías terminado con t-

Antes de que pudiera decir algo más fue callado y sacado del auto por el mayor que cerro la puerta rápidamente para luego girar a el menor quien tenía una mirada de confusión.

—... Oh, los chicos de hoy y las cosas que ingieren en los antros, no se preocupan por su bienestar.

El chico comenzo a golpear, no tan fuerte, la puerta del auto mientras se podia escuchar la voz desde adentro.

"—Luka! ¡Luka! ¡Abreme! ¡Giovanni!

Libardo solto unas pequeñas risitas y dio algunas palmadas en el hombro del mayor para luego salir del carro.

Después de un rato llego a la mansión ya que los demás se habían ido de el antro un poco después de que sucediera lo del golpe y demás.

—¡Libardo! -Jean se encontraba esperandome en una esquina de la habitación, se apresuro a llegar a mi y me puso un oso de peluche en las manos, no voy a mentir, su rostro daba ternura. —Rápido, no tengas miedo, señala en el osos los lugares en los que te toco.

El pelicastaño no pudo evitar carcajearse hasta sentir que le faltaba el aire, Jean se veía un poco molesto y avergonzado, recién se acababa de dar cuenta como había dicho las cosas.

Ahg...

¿¡Por qué?! | LieanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora