Lu
Siento lamidas en mi rostro.
Al principio sigo adormilada y no me doy cuenta, luego persisten y ahí le tomo sentido a lo que está pasando.
- ¡Chico! -grito, y este en vez de asustarse y alejarse, parece como si se emocionara al ver que desperté y se tira encima mío.
- Ya, ya, tranquilo -acaricio su cabeza y reparto besitos sobre su cabeza.
Luego veo en la puerta una bola negra, no me doy cuenta hasta que estiro mi cuello y la veo, Luna.
Está estirandose en el umbral de la puerta de mi habitación. La miro y sonrío, pero no pasan ni cinco segundos, que Chico se da la vuelta al darse cuenta que lo dejé de acariciar. Como si se diera cuenta sigue la dirección de mis ojos
Ay no, para qué
Luna lo mira con los ojos bien abiertos y en alerta dando pasos hacia atrás, pero Chico no tarda en saltar de la cama y perseguirla, lo mismo de siempre.
Cuando estos dos se van corriendo yo aprieto mis puños y me desperezo en la cama. Cuando hago esto, algo me pincha la mano y suelto un quejido, miro lo que hay en mi mano y mi cara de enojo cambia rotundamente y sonrío. Es el pin de la mariposa, gracias a esto logré dormime, como casi nunca pasa, pero pur suerte anoche fué una de suerte.
Miro hacia la ventana y la luz del día, frunzo el ceño cuando me doy cuenta
Mierda
Mierda
Mierda.
Son más de la una de la tarde, ya me perdí las primeras dos clases.
Se preguntarán que como sé la hora sin ni siquiera mirar el reloj. Bueno, pues díganme loca, pero soy tan fan y le presto tanta atención al cielo que dependiendo de la mínima luz de sol que entra por la ventana, sé que hora es, aproximadamente claro.
Me levanto de la cama como un resorte, me doy una ducha rápida y le mando mensajes a Addie -que es una de mis compañera de clase-. Ella también asiste a las virtuales.
Addie
(en línea)- Addie por favor dime qu siguen en clase
- Si si, métete, aún no pasaron lista.
- Oka, gracias
- De nadaa.
Tiro el telefono a mi cama y me voy al baño a desenrredarme el pelo. Por un momento pensé en maquillarme, pero primero que no tengo tiempo, y segundo que a través de la pantalla ni siquiera se nota. Asíque no.
Luego de que termino, corro hacia mi escritorio, agarro los papeles y mi computadora. La enciendo y rápidamente entro a la clase.
- Señorita Ross
- Profesora -asiento, disculpándome
- Hasta que se digna a llegar. ¿A qué se debe su tardanza?
- Lo sé, perdón. No le voy a mentir, asíque la verdad es que literalmente me había quedado dormida.
- Está bien, no le voy a decir nada porque debemos seguir con la clase, pero trate de que no se vuelva a repetir porfavor.
- Gracias profesora, prometo que no.
Asiente con la cabeza y sigue con la clase.
Y en eso se basa mi tarde. Números, calcular, resolver y bla bla bla.
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Una vez cae el sol
Roman pour Adolescents(Actualizando) Lucero, la bonita castaña llena de pecas y sueños. Con mariposas azules revoloteándole y recordándole a una de sus personas favoritas, que ahora ya no vive en la tierra, mas sí en su corazón. Su estado de salud no es de los mejores y...