12|Ella me salvó

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Lu

Rápido vuelvo a la realidad y asomo la cabeza, ahora sí los veo, y la imagen me lanza escalosfríos por la espalda.

Una chica un poco más baja que yo, llorando y arrinconada contra una pared a unos pocos metros de donde estoy. Un hombre no tan alto, tampoco se le nota fuerte, solo que sí corpulento. Lo que al ser ella más baja y flaquita, le impide poder salirse de su agarre.

Este la tiene arrinconada contra la pared. Con una mano en sus piernas le apreta las suyas dejándola inmovilizada, mientras que con la otra le roza la cara y el cabello lentamente. Cuando termina con su recorrido baja su mano y le aprieta el cuello. Lo único que siento es asco, muchísimo asco y repulsión.

Sin perder ni un segundo, busco por el suelo algo para poder pegarle. Entre un poco de pasto que hay ahí veo una botella de vidrio cortada, no dudo y la agarro. Doy la vuelta a la esquina y voy hacia ellos. Él está de espaldas por lo que no me vé, pero ella sí.

Camino hacia ellos despacio, cuando estoy cerca logra verme bien y disimuladamente niega con la cabeza, diciéndome que no lo haga. Pongo un dedo sobre mis labios indicándole silencio y haciendo un moviento para que entienda que corra su cabeza lejos de la de él. Ella lo entiende y asiente levemente, él está muy ocupado besando su cuello para nortarlo. Al ver eso mis ganas de estamparle la botella aumentan.

Cuando ya estoy casi pisando sus talones, lo hago, le doy con la botella cortada en la cabeza. Este cae al suelo, pareciendo lo más asemejado a muerto. Ella lo mira asustada, yo la agarro del brazo y la saco de ahí.

Rápidamente busco con la mirada un lugar más seguro, dentro de lo que "seguro" se le puede llamar en este lugar. A lo que será menos de dos cuadras veo un cartel con letras encendidas, lo que debe de ser una tienda de algo. Sin perder tiempo, la tomo de los hombros a la chica para que me mire. Parece un poco mareada aún, pero logro que enfoque su vista en mi.

- Que...

- Corre. -sentencio, a lo que la chica asiente, la tomo de la mano y corremos hacia la tienda.

Entramos a lo que parece ser un lugar de comida rápida. La conduzco hacia el baño para que se lave un poco la cara y se tranquilice, este por suerte está vacio. Una vez se lavó la cara y las manos veo que sigue un poco angustiada. Por impulso y dejando de lado el no conocernos, la tomo de los hombros y la atraigo hacia mi dándole un fuerte abrazo, el cual ella no tarda en devolverme.

Luego de unos minutos así me separo. Le corro de la cara algunos mechones de pelo y tomo un poco de papel para luego pasarselo.

- ¿Te encuentras mejor?

- Si, en serio muchisímas gracias.

- No por favor, me alegra haber podido estar ahí justo a tiempo. -le doy una sonrisa que parece tranquilizarla-. Bueno, no te voy a preguntar sobre lo que pasó porque no creo que aún sea el momento de hablarlo y quiero darte tu espacio. Pero dime una cosa, ¿cómo te llamas?

- No la verdad es que no, gracias. Y me llamo Riley.

- Que nombre bonito, ¿te cuento algo?

- A ver

- Hubo una época entre los trece/catorce en que ese nombre me gustaba tanto que empecé a pedirle a mi padre si no podía cambiarmelo -ella sonríe

- ¿Querías llamarte Riley? -inquiere y yo asiento-, ¿tan feo es tu nombre?

- No es feo, pero en una serie que estaba mirando la mala se llamaba como yo, y la detestaba tanto que ni soportaba llamarme igual. -río

- A ver, dime tu tan horrendo nombre

Una vez cae el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora