Décimo Quinta Parte.

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Cuando desperté de aquel desmayo, estaba recostado en una camilla, la habitación estaba completamente blanca y olía a látex y medicamentos. Asqueroso.

Mikey estaba sentado a mi lado, se estaba quedando dormido.

- Mikey, Mikey. Despierta. - medio grité.

Mi hermano reaccionó de inmediato, levantando su cabeza que poco a poco iba quedando cabizabaja, abrió los ojos y se los talló por debajo de los lentes.

- ¿Qué pasó con Frank? - Escuchar la respuesta me daba miedo.

- Está estable.

Mi corazón se tranquilizó, al menos ahora estaba estable y supose que pronto estaría bien.

- ¿Qué sucedió? - Tenía que sabe que había dejado a mi prometido en esas condiciones.

Mikey me miró con lástima, suspiró y después pasó la mano por su cabello.

- Un trailer arrolló el auto en donde venía, al parecer el conductor se quedó dormido y se pasó el alto. Y Frank iba en el lado derecho del auto, justo en donde se impactó el tráiler. Gerard, por ahora el doctor dijo que está estable, pero que Frank no tiene esperanzas de vivir.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, la vida me estaba quitando lo que más quería, lo único que tenía. Entonces si había un Dios, quería que él supiera que lo odiaba, por hacerme sufrir toda mi vida. Dios no existe, al menos no para .

La puerta sonó y después se abrió, dejando ver al doctor.

- Veo que ya despertaste muchachito, voy a revisarte.

Yo fruncí el ceño, sólo había sido un pequeño desmayo, nada mayor. Al que debería de estar revisando es a Frank, a mi Frank. El doctor se acercó a mí, tomó mi temperatura y mi presión, todo estaba bien.

- Por cierto, hay una chica que quiere verte. - Comentó el doctor.

Mikey abrió los ojos por la sorpresa, yo sabía de quién se trataba. Era Lindsey.

- Déjela pasar, doctor. - Respondí.

- Bueno, me retiro, Gerard todo esta en orden; pero recomiendo que te quedes un poco más de tiempo en reposo y si es posible que duermas. - Agregó el médico mientras abría la puerta de nuevo.

Segundos después salió y la puerta se cerró sola, minutos después se abrió dejando ver a Lindsey.

Ahí estaba ella con su blancura extrema, su cabello negro y su vestimenta como siempre, su playera de alguna banda y aquella falda que dejaba ver sus piernas bien formadas, una de ellas tenía un tatuaje. Hermosa como siempre.

La pulsada de culpa llegó de nuevo, desde hace años notaba lo bella que era Lindsey, pero siempre me negué ante ese sentimiento yo amaba a Frank. No podía permitirme hacer algún tipo de torpeza que me hiciera perderlo.

Lindsey se acercó a mi camilla, y se sentó en un banquito, me miró y sonrió.

- ¿Cómo estás, Gee? - Cuestionó, dejando ver una sonrisa en su pálido rostro.

- Yo voy por un café, ¿Quieren uno? - Preguntó Mikey, Lindsey asintió y yo también, entonces mi hermano salió de aquella habitación.

- De salud bien, de los sentimientos estoy hecho mierda. - Suspiré.

- Yo sé que Frank se va a recuperar, sólo confía en eso. - Ella tomó mi mano con la suya, y me acarició.

Se sintió bien, era como un tranquilizante.

Yo le sonreí y después de eso cerré los ojos, cayendo en un profundo sueño.

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Elena estaba ahí, en su cama, últimamente se sentía mal, le dolía su cabeza y le costaba mucho respirar.

- Yo creo que debemos llevarla a un hospital, Mikey. - Le comente a mi hermano.

- Ella no quiere, Gerard.

- No me importa si quiere o no, no voy a dejarla morir. Llama a la ambulancia.

Mikey dio la media vuelva y se dirigió hacia la sala donde estaba el teléfono.

La ambulancia tardó en llegar, aún recuerdo como tuvieron que llevar a Elena, esos meses me los viví en aquel hospital. El mismo en donde ahora está Frank.

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Cuando desperté vi a Lindsey recostada en aquel sillón que estaba ubicado en la esquina de la habitación, al parecer estaba durmiendo. Como pude me senté en la cama, tratando de no hacer mucho ruido, pero al parecer no lo logré, ya que Lindsey se despertó.

- ¿Necesitas algo, Gee? - Cuestionó.

- Ir al baño, no te preocupes. Sigue durmiendo.

- Te espero.

Me levanté y me dirigí al baño, después de hacer mis necesidades, lavarme las manos y la cara, decidí ir a ver al doctor, necesitaba saber como estaba Frank.

- Lynz, voy a pedir noticias de Frank, ¿Me acompañas?

- Claro, claro. Vamos. - Ella sonrió.

Después de 10 habitaciones e infinitos pasillos, llegamos con la enfermera que da la información general y preguntamos por el doctor de Frank. Ella lo voceó y en pocos minutos estuvo frente a nosotros.

- ¿Ustedes son familiares del joven Iero?

- Soy su prometido.

- Bueno chico, Frank por ahora esta estable. Pero no creo que viva mucho tiempo.

Mi corazón se estrujó.

- ¿Puedo verlo?

- Sólo unos minutos.

Me despedí de Lindsey, y quedé de verla en unos minutos. El doctor me guió por los pasillos blancuscos y llenos de olor a medicina. Entonces llegamos, vi desde la ventana a Frank, tenía moretones en toda su hermosa cara, una ceja rota y su labio partido.

Entonces lo miré fijamente y Frank abrió los ojos.

Frank había despertado.

Something About You | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora