Décimo Octava Parte.

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Definitivamente era un estúpido, no sabía como sentirme al respecto sobre Frank y su reciente coma, era mi culpa, mi puta culpa. No estaba enamorado de Lindsey, no podía estarlo, o tal vez si lo estaba pero siempre lo negué, primero estaba Frank y después estaba yo y mis sentimientos hacía Lindsey.

Frank siempre estuvo primero en mi vida, haciéndome feliz y yo tratando de devolverle aquél sentimiento, y si estaba enamorado de Lindsey, definitivamente amaba más a Frank, pero... entonces, ¿Por qué besé a Lindsey? No lo sé.

Pero ahora que las cosas estaban en la balanza, preferia perder a Lindsey que perder a Frank, porqué Frank es la persona que yo amo y es con la que quiero compartir mi vida, y ahora no podía hacer nada, no podía decírselo, porqué el amor de mi vida estaba en coma y no sabía si despertaría algún día.

No importaba cuánto tiempo tardará Frank en despertar, yo lo esperaría siempre, lo visitaría todos los días hasta que él despertará, no importaba cuanto tiempo llevará, yo estaría ahí con él.

Como pude tomé mi teléfono y hablé al número de Mikey, los segundos que pasaban se sentían como dagas en mi corazón, eran segundos, que se convertían en minutos y minutos que se iban a convertir en horas, y en todo ese tiempo, Frank no estaba consciente; al cuarto timbre mi hermano contestó su teléfono.

- ¿Qué pasa, Gerard? - Mi hermano se escuchaba preocupado, pero tenía la voz pesada así que supuse, estaba durmiendo, miré la hora y efectivamente debía de estar durmiendo. Eran las 2:30 de la mañana.

- Es Frank, está mal. Mikey, te necesito aquí conmigo, en serio, Frank está mal por mi maldita culpa. - Mi corazón latía demasiado fuerte, como si me fuera a explotar y ojalá así fuera, los oídos comenzaron a zumbar, haciendo que contrabajo escuchara a Mikey.

- ¿Qué tiene Frank? Lindsey me mandó un mensaje diciendo que había despertado, ¿Qué pasó?

- Está en coma.

- ¿Qué mierda dices, Gerard?, ¿Cómo que está en coma? Dime, ¡DIME! - Mikey me gritaba a través del teléfono, escuché como se levantaba de la cama - Voy para allá, no te muevas.

- Está bien, te necesito aquí - Susurré y después colgué el teléfono.

La culpa me invadía, no debí de haber besado a Lindsey, no debí, sabía que estaba mal, pero aún así me gusto haberlo hecho.

Pero para cada reacción hay una consecuencia.

Entonces recordé lo que mi abuela me decía: no se pueden tener dos glorias al mismo tiempo.

Y tenía razón, no puedo tener a Frank y a Lindsey, porqué los estaría lastimando a ambos y todo por un acto egoísta.

Mi querida Elena me había enseñado principios y sobre todo, valores. Valores que ahora tenía que demostrar y tenía que poner en práctica.

Mikey llegó después de una hora, haciendo acto de presencia enfrente de las bancas donde estaba sentado, él me miró y después agacho la cabeza mientras suspiraba.

- ¿Qué pasa?, ¿Qué pasó con Frank?, ¿Y por qué tienes la ceja costurada? - Yo no tenía cara para responderle con la verdad, pero aún así tuve que hacerlo.

- Frank tenía un trauma en el cráneo y no debía alterarse, pero antes de que me enterará de aquello, besé a Lindsey, y su lápiz labial se quedo en mi boca, Frank lo vio y armo un escándalo, me lanzó un vaso, eso explica mi ceja, y después tuvo un ataque, haciendo que caiga en coma, ¿Te das cuenta Mikey?, ¡ES MI CULPA QUE ESTE EN COMA!

Mi voz sonaba rota, y es que yo estaba así por dentro, roto. Y nadie podía arreglarlo, sólo Frank, sólo el perdón de Frank volvería a arreglarme de nuevo, pero ahora él no estaba consciente para poder hacerlo. Mi hermano me miró con designación y después se sentó a un lado de mi, rodeandome con su brazo flacucho.

Something About You | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora