Décimo Septima Parte.

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Las cosas pasan por algo, siempre lo he dicho. Después de escuchar a Frank disculparse, me molesté, yo no quería dejarlo morir, no quería. Yo realmente lo amaba, y era todo lo que tenía.

- Frank, te amo y no importa nada. - Susurré mientras le plantaba un beso en los labios.

Él sólo sonrió, y dejando a un lado su tristeza. Esa tarde la pasamos platicando sobre estupideces, planeando nuestro futuro juntos.

- Cuando salgas de este estúpido hospital, iremos a comer a tu restaurante favorito. - Le sonreí.

Él me miró con cierta lástima.

- Claro que sí, Gerard.

Después él se recostó y cerró sus ojos, quedándose dormido. Yo salí del cuarto, silenciosamente un poco más tranquilo al ver mejor a Frank. Pero como dicen por ahí; después de la calma, viene la tempestad.

Cuando salí me dirigí a las mismas bancas en donde había dejado a Lindsey, ella seguía ahí sentada, las piernas cruzadas y su teléfono en manos.

- Hola - Saludé, más que nada para que ella se diera que cuenta que yo estaba ahí.

- Hola, Gee - Dijo amablemente con su dulce voz.

Estúpidos pensamientos, cuando pensaba en Lindsey sentía como mil dagas en el estómago por la culpa.

- Iré directo al grano, ¿Qué te ha dicho Frank?

- Que me aleje de ti - Soltó ella.

- ¿Qué? - Balbucee mientras sentía que mi boca se abría.

- Frank no me quiere cerca de ti, quiere que me aleje porqué cree que estás enamorado de mí.

- No, no, no puede ser - Murmuré - Yo no estoy enamorado de ti.

- Lo sé, Gerard - Ella suspiró - Dile eso a Frank.

Yo no estaba enamorado de Lindsey, pero siendo honesto ella siempre me gustó como mujer, no como amiga. Y no podía perder a los dos, esto era demasiado egoísta pero a los dos los quería demasiado.

- Lindsey, gracias por estar aquí - Suspiré.

- No hay problema, Gee. Ahora me retiró porqué tengo cosas que hacer, cualquier cosa me llamas al celular - Sonrió.

Después ella se levantó de la silla, y empezó a caminar hacía la puerta de salida, yo tuve una sensación de calor en el estómago, tuve un presentimiento que me decía que si la dejaba ir ahora, no la vería nunca más.

Así que corrí detrás de ella, cuando la alcancé, tomé su muñeca, ella me miró y sonrió, yo tomé su cara con mis dos manos y la besé.

La besé.

La besé.

En ese momento no me importó Frank, no me importó traicionarlo y no me importó si él estaba muriendo.

Ella me miró sorprendida, y después me sonrió, se dio la media vuelta y se fue. Dejandome a media calle, con la culpa que empezaba a matarme.

Rápidamente entré al hospital, el doctor me alcanzó y me miró con cara de preocupación.

- Gerard, las noticias que tengo no son buenas, Frank tiene un trauma en el cráneo y cualquier altercado puede hacer que entre en coma. Así que sugerimos que él se quede en el hospital, mientras se recupera. Por cierto, ya está despierto y pregunta por ti. - dijo el doctor.

Dios, esto no podía ser verdad, tenía que ser una mentira, no podía perder a Frank, no, no, mi vida era una mierda.

Cuando entré a la habitación de Frank, él me miró y sonrió, pero cuando me acerqué más a él su sonrisa, desapareció.

- Tan siquiera debiste de quitarte el lápiz labial de los labios - Su entrecejo esta fruncido.

Mierda, mierda, mierda.

Pasé mi mano rápidamente por mis labios, y lo miré.

- Gerard, estoy aquí en el hospital, en un estado crítico y tú, estás besando a esa maldita perra - Gritó Frank.

- No te alteres, te puede hacer mal. - Susurré.

- ¿NO TE ALTERES?, ERES UN ESTÚPIDO. ¡LARGATE DE AQUÍ! - Frank alzaba la voz cada vez más.

Yo no sabía que decir, así que sólo me acerqué a abrazarlo y a pedirle perdón, pero él fue más rápido y me tiró el vaso de cristal que se encontraba en su mesita, aquél vaso fue a dar a mi cara, quebrándose en mil pedazos y uno de ellos, me rompió la ceja, la sangre chorreaba y Frank me miró.

Después de aquello, su pulso se aceleró y aquellas máquinas empezaron a sonar estrepitosamente, yo corrí a ver al doctor y él vino corriendo con varios paramédicos detrás.

Una enfermera me miro y me llevo a un lugar para costurarme la ceja, tenía miedo, pero por la aguja. Le tenía y tengo pánico a las agujas.

Después de una larga lucha con mi ceja y la aguja, la enfermera me dejó ir. Yo corrí con el doctor y el me miró con resignación.

- Está en coma - Él soltó la información.

¿Qué?, ¿Qué pasaba?, ¿Frank en coma?

No.

No.

No.

NO.

Frank estaba en coma y todo por mi culpa, por mi estupidez.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, y aquellas empezaron a recorrer mi rostro, sacando el dolor de mi corazón.

Something About You | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora