Quinta Parte.

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Pasaron 8 días desde que Frank me besó, y 7 desde que lo vi... ¿Nunca has tenido esa sensación de que algo malo va a pasar? Yo la tenía, sentía que ya no volvería a ver a Frank y bueno, no quería preguntarle a Mikey por él, me daba pena; aunque creo que sabía todo. Al final es su mejor amigo.

Suspiré.

- ¿Por qué suspiras, Gee? - Preguntó Mikey.

- Nada más.

- ¿No será porqué no has visto a Frank? - mi hermano alzó una ceja.

Definitivamente lo sabía.

- Eh, eh, yo creo que mejor voy a ver si el cielo ya dejó de ser azul.

Michael sonrío, después me miró con ¿Desaprobación?.

- Él está mal, Gerard. Y no quiere que lo veas así, si te soy sincero jamás había visto que Frank se preocupará por como lo ven los demás. De todas maneras, me preguntó como estabas y yo le dije que estabas raro, y que suponía era porque no lo habías visto.

¿Frank estaba mal? Mi presión sanguínea bajó.

- ¿Qué tiene, Frank? - Pregunté con miedo.

- Gerard, no te enamores de Frank, no te conviene.

"No te enamores"

"No te enamores"

"No te enamores"

Esas palabras resonaron en mi cabeza, esas tres palabras seguían en mi mente.

Por supuesto que no estaba enamorado. Y menos de Frank.

- ¿Qué tiene, Frank? - Cuestioné de nuevo.

Después de segundos de silencio, y de un largo suspiro de Mikey, respondió mi pregunta.

- Intentó suicidarse - Mikey me miró - Está en el hospital desde hace una semana.

Sentí como mi mundo se cayó a pedacitos, ¿Frank había intentado suicidarse, por qué?... Y como si Mikey hubiera leído mis pensamientos, contestó.

- Porqué a él no le gusta vivir.

- ¿Por qué? - Pregunté.

- Él es así, Gerard. A él no le gusta vivir, sólo se ha quedado por su madre... Pero ella falleció hace un mes. Ya no tienes motivos para vivir.

Yo me sentí mal, no sabía porque pero me sentia mal al saber que el avellana había intendado suicidarse. Mi cara quedo pálida y mis manos comenzaron a temblar.

-Uh, ya veo - dije mientras mordía mi labio.

- Gerard, tú eres la única persona que puede salvarlo.

- ¿Y cómo se supone que haga eso? - Pregunté.

- Quierelo. - mi hermano respondió a secas.

- Tú sabes que soy incapaz de querer a alguien que no seas tú y Elena...

- Gerard, ya es hora que superes ese trauma. Tú eres el único que puede salvar a mi mejor amigo, escucha, a él nunca le habían brillado los ojos, hasta que te vio, vi como sus ojos reflejaban alegría, Gee, eres el único que ha logrado eso.

- ¿En qué hospital se está quedando? - Susurré.

Después de que Mikey me diera la dirección salí directo a verlo. Corrí y corrí, el hospital estaba cerca, y sabía perfectamente como llegar.

††††††††††††††††††††††††††

Elena estaba mal, se había enfermado y ahora tenía un estado critico. Yo sabía que había llegado a su fin, pero aún así, tenía ese pequeño hilo de esperanza que me decía que ella iba a vivir.

Pero no fue así.

Ella murió, ella ya había cumplido su misión, ella nos había crecido y criado con amor, Elena fue mi madre, ella me había enseñado todo lo que sé. Aún recuerdo las últimas palabras, la última charla que tuve con ella.

- Gerard, quiero que me prometas que serás un muchachito de bien, cariño.

- Abuela, yo te prometo lo que quieras pero por favor, quédate conmigo...

Las lágrimas empezaban a empañar mi vista.

- Ay, Gerard... Yo haría todo lo que fuera por quedarme pero, ya llegué a mi fin. No hagas nada imprudente, Mikey te necesita...

Ella tomó mi mano, la acarició y después yo me acerqué para darle un beso en la frente, ella me dió un beso en la mejilla y sus ojos se cerraron.

La máquina que contaba los latidos de su corazón, dejo de hacerlo, y un sonido molesto salió de ella.

Elena había muerto, y una gran parte de mí, también.

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Cuando llegué a la recepción pregunté por Frank, tuve que dar su descripción porqué no me sabía sus apellidos.

Estúpido.

La enfermera me miró, algo extrañada pero después me dirigió a la habitación de Frank, todo el hospital era color blanco y su olor desagradable, medicina, antibioticos, sangre y cloro, los olores eran asquerosos. La enfermera se detuvo enfrente de una puerta blanca, que tenía unos números pintados en color dorado, su habitación era la 230.

- Puedes pasar, el paciente se encuentra estable y ahora está despierto, trata de no darle problemas. - Dijo aquella mujer con fastidio.

Yo sólo asentí con la cabeza y después miré la puerta, acerqué mi mano y la golpee.

1 golpe.

2 golpes.

3 golpes.

Y pasé, cuando entré vi a Frank, estaba recostado mientras leía un libro, él alzó la vista y me vio, sonrió y yo sonreí, cuando lo vi ahí, en esa cama mi corazón se despedazo. Me acerqué y me senté en un banquito que estaba cerca de su cama.

- ¿Por qué? - Pregunté.

- ¿Por qué, qué? - Cuestionó.

- ¿Por qué lo hiciste? - Dije en un susurro.

- Porqué no quiero vivir, Gerard.

- Pero yo sí quiero que vivas, Frank.

Las últimas palabras se habían escapado de mi boca, me sorprendí, no sabía que me pasaba cuando estaba con Frank, era como si fuera otro, me sentía realmente bien, y no sabía porqué, no lo sabía. Entonces como si hubiera hablado en voz alta, él respondió.

- Es porqué te estás enamorando de mí.

Aquel comentario, me hizo reaccionar, sólo lo miré, sonreí y me acerqué a él para darle un pequeño beso en sus labios.

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"Gracias Frank, por demostrarme que el amor verdadero si existe, después de todo yo siempre te ame y te amaré".

Something About You | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora