Something About You | Frerard

Décimo Segunda Parte.

Aquella tarde, fue la primera vez que Frank y yo hicimos el amor, a veces aún puedo sentir su cálida piel rosando con la mía. Recuerdo que lo besé de pies a cabeza, mientras el gemía, yo lo toqué, lo acaricie... Y después cuando llegó el momento de penetrarlo, lo hice delicadamente.

El gimió, y eso fue música para mis oídos.

- G-Gerard - dijo entre gemidos Frank.

- ¿Qué pasa, pequeño?

- Puedes hacerlo más duro, no me voy a quebrar - Susurró Frank.

Yo sonreí, y lo obedecí.

Ambos llegamos al éxtasis al mismo tiempo.

Cuando terminamos, nos recostamos en la cama, él me abrazo y se rió calidamente.

- Te amo, Gerard.

- Y yo a ti, pequeño...

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Las semanas pasaban rápidamente, entre la escuela, Frank, mi hermano y ahora Lindsey. A veces salía con Lindsey, como amigos, claro. Hasta que un día Frank me pidió que se la presentase y eso hice, invité a Lindsey a salir conmigo y con Frank, ella accedió, como siempre.

El día que salí con Lindsey y con Frank, fue maravilloso, fuimos al cine y después a cenar, como siempre Frank fue muy amable y Lindsey también lo fue. En el restaurante fue cuando Frank habló más con Lynz.

-¿Y qué estudías Lindsey? - Cuestionó Frank.

- Oh, estoy estudiando Artes Plasticas.

- Vaya, eso es genial - Frank sonrió.

- Lo siento, necesito ir al baño - Interrumpí.

- No importa - Dijo Frank.

Me alejé de la mesa y me dirigí hacía el baño, después de hacer mis necesidades, lavar mis manos con agua y con jabón, y secarlas, salí de aquél lugar y noté que Lindsey le asentía a Frank, después tomó su bolsa y se fue. Yo me quede parado viendo la escena, ¿Qué había pasado? Si Frank había sido amable con ella y ella con él, caminé hacia la mesa que ahora solo estaba ocupada por mi novio.

- ¿Por qué se fue Lindsey? - cuestioné.

- Tenía algo que hacer - sonrió Frank.

Yo sólo sonreí tristemente, realmente esperaba que Lynz se quedara con nosotros. Frank y yo terminamos de cenar, pagamos la cuenta y nos fuimos al departamento, cuando llegamos a nuestro hogar; Mikey estaba sentado en la sala y tenía una sonrisa que abarcaba todo su rostro, Frank se le quedó viendo y yo me senté enfrente de él.

- Gerard, tengo algo que decirte.

- ¿Qué pasa? - pregunté.

- ¿Recuerdas aquella pintura que odiaste porque no salió como querías?

- Sí, como no recordarla. Elena me dijo que era una obra de arte y la colgó en la pared de su habitación. - Susurré.

Frank miró a Mikey, entonces mi hermano sonrió y mi novio asintió con su cabeza. Se miraban con ¿complicidad?, ¿Qué rayos pasaba aquí? Ya sentía que mi presión empezaba a bajar, cuando mi hermano volvió a hablar.

- Bueno, pues Frank un día la descubrió en el pequeño ático y me dijo que era extraordinaria, yo le conté la historia y él me pidió permiso para tomarla.

- Ajá - Ya no soportaba los malditos nervios.

- Bueno, entonces él la tomó y se la dio a uno de los amigos de su madre, él es gran admirador del arte y está decidido a meterla en una subasta de cuadros, claro sólo necesita que tú le firmes el permiso y pide conocer al "gran artista" que está detrás de ella.

- ¿CÓMO? - Grité.

Miré a Frank y él sólo sonrió, yo me acerqué a él y lo abracé, lo abracé con todas la fuerzas y con todo el amor que le tenía. Después planté un pequeño beso en su nariz y lo miré directamente a los ojos.

- Gracias, Frankie. - Susurré - Y también gracias a ti, Mikey.

Me despegue de mi novio para abrazar a mi querido hermano. Mikey me dio palmaditas en la espalda y sonrió. Mi cuadro en una subasta de arte, no podía creerlo, Elena tenía razón, bueno ella siempre tenía razón.

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- Gerard, no debes desanimarte de esa manera, recuerda que la práctica hace al maestro - Elena siempre me apoyaba hasta en la más mínima cosa.

- Abuela, debemos de aceptar los hechos. No soy bueno para estás cosas, por más que me gusten.

Mikey entró a la casa, saludó a mi abuela y después me saludó a mí; miró atentamente mi cuadro y sonrió.

- Eso es arte, Gerard. - comentó.

Estaba harto de que siempre tratarán de consolarme como a un niño chiquito, de que me dijeran mentiras. Eso no era arte.

- ¡ESTO NO ES ARTE, ES MIERDA! - tomé el cuadro y lo tiré del estante.

Después miré a Elena y a Mikey, ambos me miraban seriamente, me sentí culpable, ellos no tenían culpa alguna de que fuera una mierda, mis ojos se llenaron de lágrimas y empecé a subir las escaleras para dirigirme a mi habitación.

- Ese cuadro algún día estará en una galería y la gente se morirá por comprarlo - gritó Elena.

- Ese cuadro debe de estar en la basura - susurré - cuando baje no quiero verlo ahí, Mikey encargate de tirarlo, por favor.

Y entonces subí a mi cuarto, me tendí en la cama y lloré de frustración, los sollozos eran acallados por mi almohada y sin darme cuenta me quedé dormido. Al despertar, bajé a la sala, mi cuadro ya no se encontraba, miré a Elena que estaba tejiendo.

- ¿Qué paso con mi cuadro? - pregunté.

- Mikey se deshizo de él, ¿Era lo que querías, no?

Después de aquello jamás supe de ese cuadro, hasta que Elena murió, en aquel entonces revisamos sus pertenencias y cuando revisé el ático, encontré aquel cuadro, tapado con un pedazo de tela blanca, estaba empolvado pero seguía tan nítido como el día que lo pinté.

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Esa noche Mikey, Frank y yo decidimos celebrar, compramos una botella de champán y después la servimos en las 3 copas de vidrio.

- Por el éxito de Gerard - dijo Frank.

- Por el éxito de Gerard - contestó Mikey.

Sólo sonreí y por primera vez en mi vida, sentí aquella cálida sensación que te hace sentir como si estuvieras en casa. Por primera vez me sentí amado y querido, y en aquél entonces me di cuenta que no quería que Frank se fuera de mi lado nunca, porque él era mi hogar, con él me sentía seguro, en aquellos ojos miel verdoso que me hacían sentir mariposas, me di cuenta de que realmente estaba enamorado de él y que no importaba lo que pasase, siempre lo iba a amar.

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"Y entonces hay días en los que me haces falta, tu mirada cálida como el sol de verano que me hacía sentir en casa".