Something About You | Frerard

Séptima Parte.

Cuando desperté vi a Frank a un lado de mí, todavía seguía durmiendo, sus párpados caídos, tapando la belleza de sus ojos, las pestañas tupidas y negras. Yo lo observaba, era tan hermoso, era tan frágil, yo necesitaba protegerlo, necesitaba cuidar su pequeño corazón para que nadie lo rompiera...

Él abrió sus ojos y me miró, sonreía.

- ¿Qué tanto observas? - Cuestionó.

Yo solté una pequeña carcajada, yo le había preguntado lo mismo días antes y él me lo había devuelto, me lo merecía.

- Nada, es que creo que me gustas, Frank. - Le contesté de la misma forma en la que él lo hizo.

Sim embargo, él como siempre me dejó sin palabras.

- Eso ya lo sabía, bebé - sonrió - lo noto en tus ojos, y no sólo te gusto, te estás enamorando.

Yo sólo sonreí, divertido, este chico tenía un gran ego. Yo no estaba enamorado de él, claro que no.

- Como sea - Susurré.

Me levanté de la cama y fui al baño, me lave la cara y los dientes, me miré al espejo, mi cabello ya estaba largo y las raíces negras empezaban a notarse, necesitaba pintarme de nuevo el cabello, más tarde pasaría al supermercado por mi tinte color rojo, las ojeras debajo de mis ojos, como siempre, estaba más pálido de lo normal.

Después salí del baño y fui a la cocina, tomé un tazón, saqué la leche del enfriador y tomé el cereal, verti todo en el tazón, tomé una cuchara y empecé a comer. Escuché unos pasos, era Frank que venía a la cocina, me miró e hizo lo mismo, se sirvió cereal y comió junto conmigo.

- Mi cereal favorito es... - Susurró.

- ¿Es?... - Dije con curiosidad.

Él rompió en risa, escupió la leche y se pasó a ahogar, yo avente mi tazón y comencé a ayudarle a respirar.

- Lo siento, es que no tengo cereal favorito - dijo él - me causo gracia.

- Eres un tonto, casi te mueres - dije con molestia.

Era viernes y además era un día festivo, así que no tenía que ir a la mendiga escuela, lo único bueno es que este ya era mi último año, terminando este curso ya tendría mi licenciatura en Artes Visuales.

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- Gerard, ¿Qué quieres ser de Grande? - Preguntó mi abuela.

- Yo quiero ser artista, quiero dibujar.

Mi madre estaba ahí por desgracia y me miró con decepción y enojo.

- Sabes Gerard, vas a ser un mediocre cuando seas grande - dijo Donna.

Yo sólo me puse a llorar, dejando salir aquellas gotas saladas de mis ojos, Elena me vio y corrió a abrazarme.

- Tranquilo, amor. Cuando seas grande serás el mejor artista del mundo.

Elena acariciaba mi cabello, y me daba palmaditas en la espalda, cuando deje de llorar, mi abuela me dio un beso en la frente.

- Donna, debes de ahorrarte tus comentarios de mal gusto. Porqué si hablamos de mediocridad tú eres la reina de eso.

Mi madre miró a Elena con odio, pero bajo la cabeza y se calló. Esa fue la última visita que le hice a Donna, ya nunca la quisé volver a ver.

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¿Se supone que cuando te enamoras sientes mariposas y ves todo de color de rosa, no? Bueno, pues eso me pasaba cada vez que estaba con Frank.

Como era viernes, decidí ver una película, así que prendí la tele y la vídeo, tomé la primera película que vi y la puse dentro del aparato. Frank se estaba bañando y supuse que después se iba a dormir, pero no fue así, cuando salió de bañarse, fue directo a la sala, se sentó a lado de mí y apoyó su cabeza en mi hombro.

- Gerard - habló.

- ¿Ujum? - Hice ese sonido en respuesta.

- Te quiero.

Mi estómago exploto en mariposas, la adrenalina corrió por toda mi sangre, haciendo mi corazón latir rápidamente, mis oídos zumbaron y todo se volvió felicidad.

- Y yo a ti, pequeño - respondí.

Él se movió, quedando encima de mí, tomo mi cara con las dos manos y me besó, aquél beso fue el primero en donde metió su lengua en mi boca, yo le permití el paso, él buscó mi lengua y la hizo danzar junto con la suya.

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"Frank, aquella noche te mentí. Yo no te quería, yo ya te amaba".