The Wolf [Lukadrien] +18

27.-Mimar

Acaricié los mechones desordenados de mi omega mientras admiraba su belleza al estar dormido, esbocé una sonrisa sin darme cuenta al ver su preciosa marca que yo le había hecho junto con varios chupetones que decoraban su preciosa piel pálida. Mi alfa se estremeció de placer al ver aquello, ahora este precioso ser era mío y yo suyo.

Sonreí dulcemente y dejé diversos besitos alrededor de su precioso rostro, observé que frunció el ceño, era una imagen tierna y graciosa. Me dio la vuelta mientras se acomodaba más entre las sábanas, aproveché en olfatear su cuello oliendo la deliciosa esencia mezclada por sus feromonas y las mías.

Mío.

Lo abracé por detrás besando su cuello con delicadeza, lamiendo su nuca dejando varias muestras de cariño en su nuca. Me sentía jodidamente feliz tener a mi omega en brazos, incluso el momento  en que lo marqué mientras me corría dentro de él me hizo saber lo mucho que me amaba, sentimientos de amor, lujuria y ternura surgieron cuando mis dientes se clavaron en su piel suave y blanca.

—Bebé, despierta.—lamí el lóbulo de su oreja, adormilado se removió entre mis brazos y volteó frente a mí aún con los ojos cerrados.—Tenemos un largo día por ver.

—Unos minutos más.—sus brazos rodearon mi pecho desnudo y olisqueó mi piel.—Quiero estar así por un poco de más de tiempo.

Sus pequeños ronroneos hicieron que mi animal interno quisiera tenerlo sólo para mí, era tan tierno que producía que mi corazón latiera a mil cuando me demostraba hermosos recuerdos y expresiones que sólo hacía conmigo.

La piel desnuda del omega chocaba contra la mía, deslicé una de mis manos por la curvatura de su cintura hacia sus caderas y acaricié con delicadeza ese lugar. Adrien seguía ronroneando dejando su instinto de omega entre sueños.

Después de todo era normal que cuando una pareja se enlazaba ambos querían pasar demasiado tiempo juntos, los cuerpos de alfa y omega se deseaban y buscaban ser mimados y protegidos por sus compañeros de vida.

—Mi omega, al menos deberíamos ir más tarde por una pastilla del día de siguiente.—le recomendé acariciando sus hebras de cabello con una mano.—Aún estamos jóvenes para tener bendiciones.

—Más tarde.—gruñó entre sueños.—Aunque seas un alfa dominante no creo que tu espermatozoide sea rápido como flash para embarazarme.

Suspiré divertido por el pequeño chiste de mi omega, bajé mis manos hacia su trasero y empecé a amasarlo con ganas disfrutando la firmeza y la suavidad de este. Besé su cabello con cariño entre sonrisas.

—Adrien eres tan tierno.—reí alegre sosteniendo sus preciosas nalgas.—Soy tan afortunado de tenerte como mi omega.

—Tendría el alfa perfecto si este no me manoseara tanto el trasero.—el blondo gimió de placer cuando ingresé un dedo dentro de su cavidad húmeda, me lanzó una mala mirada.—Todavía es temprano y tú solo piensas en el frutifantástico.

—Es que mi omega es tan hermoso que quiero probarlo a cada rato.

Sonreí pícaro ante su ceño fruncido y besé sus labios  con suavidad callando los gemidos que salían de su preciosa boca. Metí otro dedo en su estrecho agujero donde sentí que tocaba un líquido blanco salir de este.

—Sí, pero la próxima no te corras dentro de mí, todavía no quiero tener cachorros.—jadeó sintiendo ese par de dedos que ingresaban dentro de él.—O al menos usa condón, Luka, eres un alfa irresponsable, luego cuando te diga que estoy embarazado no vayas corriendo por cigarrillos.

Reí feliz por el humor de mi bebé, la conexión del lazo se sentía tan especial que sólo quería pasarla desnudo en la cama junto con mi omega todo el día, llenándole de mimos y atenciones para su placer.