“No me ilusiones con algo que no sentís”
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Mateo
— cuando se lo vas a decir Mateo?— preguntó Camilo.
— vos solo dame mi tiempo— suspire.
— Mateo, tu tiempo. En serio me decís? —largo una risa seca— entre más tiempo te tomas más la vas a lastimar pelotudo.
— bueno Camilo, pero no hace falta que me lo estés recordando cada un segundo
— y si pedazo de virgo!— elevó un poco la voz— mira Mateo, no quiero volver a pelear con vos— suspiro— mejor me voy.
Salió de mi casa y yo en tire al sillón suspirando.
Camilo ha estado recordándome cada un segundo que le tengo que decir a Martina sobre la apuesta.
Pero no puedo.
Pase mis manos por mi cara y tire mi cabeza para atrás.
Sonreí mirando a un punto fijo recordando cuando la besé y esa extraña sensación que sentí.
Me revolvió todo el estómago, pero... Era una sensación linda.
— apa, y esa sonrisa?— apareció mi viejo.
— eh? Nada.
— alguna chica por ahí?— preguntó.
Yo negué, pero después lo miré sonriendo
— buen, de echo si hay una chica.
— como se llama?— se sentó a mi lado.
— Martina— sonreí.
El asintió mientras subía y bajaba las cejas.
— dale boludo— le dí un leve empujón riendo.
— hoy viene tu abuela a comer, hago asado — se levantó mientras se dirigía a la cosina.
— pa— lo llame.
El se giro a mirarme.
— puede venir?— pregunté.
El me miró y asintió riendo, se dió vuelta y entro a la cosina.
Saque mi celular y marque el número de Martina, luego de tres tonadas atendió.
—si?— hablo del otro lado de la línea.
— Hola ñerita.
— que haces chino?— dijo amable.
—nada acá tirado en el sillón. Cuchame que tenés que hacer a la noche?
—nada por?
—listo, venite a mi casa.
—eh? Por?— preguntó riendo.
— viene mi abuela, mi viejo va a hacer un asado, venite— sonreí, aunque ella no me viera.
— que vergüenza— río— bueno dale, te caigo a las 8.
— dale, te espero— corté.
Me acomodé un poco en el sillón y me puse a ver las redes.
(...)
— Mateo, tan tocando— hablo mi viejo desde el patio.