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Mateo
Salimos de la pieza con Mar, para darle más espació a Camilo.
Se lo mal que está, me llamo llorando diciéndo que venga, y para que Camilo pida ayuda es porque la está pasando para el orto.
—no me gusta verlo así— suspiro.
— no a mí menos. Esta muy enganchado, nunca lo había visto así—hable sentandome en el sillón.
— Ella también está mal— hizo una mueca mientras se sentaba a mi lado.
Largue una risa seca— ella busco esto. Si no lo hubiera cagado estaríamos evitando toda esta situación.
— no justificó lo que hizo. Pero ella lo ama posta. La cagué a pedos también, y le hable— se recostó en el respaldar del sillón.
—¿Vos decís que se arreglan?— pregunté.
— si— asintió— los conozco, les va a costar pero van a arreglarse.
Observe como empezó a bostezar, se la notaba cansada. Ya era tarde por lo que era lógico que tuviera sueño.
— ¿Querés que vayamos a dormir? —le pregunté.
—porfa, no doy más del sueño.
— bueno, banca que le pido una colcha a Camilo— me pare.
Fui hasta la pieza de Camí, y abrí despacio la puerta por las dudas que este durmiendo. Pero estaban acostado mirando al techo.
— ey, te saco una colcha. Vamos a hacer el sillón cama, así dormimos— hable llendo hacia el ropero.
Saque la colcha y me dí vuelta, mientras me lo quedé observando. Hice una mueca y me senté en la cama.
— dale ey, a no decaer amigo— moví sus pies.
— Mar está enganchada— hablo sin despegar su vista del techo— así que te pido que le digas la verdad lo antes posible. Vos no sabes el dolor que se siente cuando la persona que amas te falla— se le quebró la voz— no la sigas lastimando por favor. Cuánto más tardas, más le va a doler— limpió una lágrima que recorría por su mejilla.
Yo mire mis manos y suspiré. Me levanté de la cama y me dirigí hacía la puerta. Me di vuelta a mirarlo. Hice una mueca y ví como me miró de reojo.
— anda que te espera— se dió vuelta acomodándose de costado para dormír.
Suspire y cerré la puerta, para luego ir hasta la sala. Ahí estaba ella, acostada en el sillón intentado no cerrar sus ojos. Sonreí inconscientemente al verla.
— ¿hay lugar para mí?— sonreí.
— si, vení— sonrió haciéndose a un lado.
— hagamos el sillón cama.
Se paró para que nos acomodáramos. Hice el sillón cama y tire la colcha arriba. Nos sacamos las zapatillas y me acosté primero, ella hizo lo mismo. Nos tapamos y quedamos los dos mirando hacía arriba.
Fui moviendo mi mano de a poco, hasta encontrar la suya, despacito y con algo de miedo tome su mano para entrelazarla con la mía. Apreté fuerte y sonreí inconscientemente.
Giré mi cabeza a mirarla y ella hizo lo mismo. Me miró sonriendo y yo acerqué mi cuerpo más.
Con mi otra mano corrí un mechón de su pelo y acaricié su mejilla. Comencé a acercarme de a poco. Roce nuestros labios y un con un poco de miedo los uni.
No entendía porque comenzaba a tener miedo o ser más tímido cuando estoy con ella.
Moví un poco mis labios y ella hizo lo mismo. Nos separamos un poco y nos sonreímos.
Sin emitir ninguna palabra la atraje hacia a mí, y se acurrucó en mi pecho. Acaricié su espalda, y cerré mis ojos para intentar dormir.
Pero las palabras de Camí retumbaban por mi cabeza. Mar ya está enganchada.
