Martina
Tocó la puerta de la casa de Mateo, digamos que en la última semana nos unimos mucho más.
— Ñerita— sonrió cuando abrió la puerta.
— hola chinito— sonreí.
— vení pasá— dijo haciéndose a un lado.
Fuimos hacía el sillón, yo me senté y el se acostó acostó poniendo su cabeza en mis piernas
— vemos una película?— jugo con mi pelo.
— bueno.
—vamos a comprar algo pa' morfar— se paró.
— oh, me camine hasta tu casa, y apenas llego tengo que volver a caminar, toy cansada che— rezonge.
— dale no seas vaga— tomo mi mano intentando levantarme.
— anda vos, y yo te espero— sonreí inocente.
— no dale— río— levántate y vamos.
Bufé y me levanté, el me agarró de la mano llevándome hacía afuera.
— vayamos a un negocio cerca eh.— lo señale.
— si, deja de quejarte— largo una carcajada.
— bueno perdón por ser tan vaga— rodé los ojos.
— que estúpida— volvió a reír.
— viste que Malena y Camilo no nos dan bola— me cruze de brazos.
— andan re enamorados.
— son re trolos— reí.
— así vamos a estar nosotros no te quejes— hizo una sonrisa ladeada y entro al negocio.
Quedé parada sin entender y luego entré.
— que vas a llevar vos?— preguntó Mateo.
— doritos— saque un paquete del estante.
Mateo agarró una coca y unos chocolates.
Agarre dos chupetines azules y fuimos a pagar todo.
Salimos tomados de la mano ¿Que tiene? Tomamos confianza.
— igual hubiese preferido quedarme— volví a reprochar.
El bufo y me tomo de la cintura para luego alzarme como un bebé.
—¿Que haces?— pregunté riendo.
— a ver si así dejas de quejarte— sonrió.
— bájame boludo, te vas a cansar.
— na, no pesas nada.
— nos vamos a caer— moví mis pies.
— no, vos confía— me miró a los ojos.
No me mires así que te como la boca enano hijo de puta
No, basta Martina comportate.
— llegamos— me bajo.
Entramos y subimos a su pieza. Nos acostamos y él puso Netflix.
—toma— me quería dar un chocolate en la boca.
Me lo dió y me robó un pico.
— apa, ¿Que hacemos?— lo miré con el ceño fruncido.
— que cosa?— se hizo el boludo.